sábado, octubre 27, 2012

¿Dónde está el arte ecuatoriano? - Amalina Bomnin


N.E.: A continuación se transcribe el texto de la conferencia ofrecida por la crítica de arte cubana (radicada en Guayaquil) Amalina Bomnim el 26 de octubre de 2012 en la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas.


¿Dónde está el arte ecuatoriano?

                                                                       He nacido agujereado, Henri Michaux

    El título de esta charla, me han comentado, acarrea lecturas encontradas. Pudiera parecer axioma de un acto de prestidigitación. Cierta es una realidad: en la escena internacional apenas se conoce lo que sucede en la escena artística local. Y no es desmedro de los artistas sino del escaso interés institucional y gubernamental por dar a conocer lo que acontece en el arte. Lo que intentaré es escudriñar dos líneas reflexivas: ¿se debe hablar de un arte esencialmente ecuatoriano en el siglo XXI?; ¿dónde podemos apreciar el arte que la mayoría del público da por sentado es ecuatoriano? Mi primera inquietud está anclada en la idea de que la mayoría de los salones en Ecuador benefician por encima del resto de las manifestaciones artísticas a la pintura, criterio demodé, que muchas veces esconde sinrazones de índole cultural. Por otra parte quisiera contribuir a desterrar la idea de que el llamado arte ecuatoriano debe responder a determinados clichés y camisas de fuerza que desvirtúan, en muchas ocasiones, la dinámica de las propuestas contemporáneas. Más bien pretendo cuestionar cómo y dónde es que ese arte -ya no tan ecuatoriano- se visibiliza. Primero, subrayar la presencia de espacios como Salón Mariano Aguilera, Salón de Arte Contemporáneo Fundación EL COMERCIO, Fondos Concursables Ministerio de Cultura, Salón Nacional de Artes en Riobamba, Salón Nacional de Pintura Luis A. Martínez que, en el caso de los dos primeros, sólo a partir del inicio de la nueva década han oxigenado sus concepciones originales enrumbadas hacia presupuestos clasificables dentro de la tradición eurocéntrica (pintura, escultura) para abrir paso a la implementación de bases totalmente abiertas a todas las manifestaciones; incluso en el caso del Mariano que acertadamente expandió su alcance hacia el perfil editorial y la curaduría, más sin embargo, fue exclusivo en cuanto al margen de edad y los participantes extranjeros residentes en el país. En cuanto al primer aspecto sólo podían participar artistas menores de 45 años y los extranjeros  si contaban con cuatro años de residencia en el país. Aún persisten otros como Salón de Julio Pintura, Salón Nacional de Octubre, Salón de Machala, Salón Nacional de Pintura Eduardo Kingman, que no cuentan con la infraestructura necesaria para disponer de una sala con las condiciones mínimas de almacenamiento, y por otra parte creo que no han tomado conciencia plena del riesgo que está corriendo el sistema de la cultura al no incluir otros soportes en sus competencias y reservas patrimoniales. ¿Cómo se puede registrar e investigar el flujo productivo real de los artistas ecuatorianos (salvo del año 2001 en lo adelante) si la mayoría de sus instituciones -aún hoy día- conservan el criterio de promover solamente la pintura como medio histórico depositario de potencial creativo? ¿Quién y de qué forma podrá dentro de medio siglo reconstruir y restaurar la historia simbólica ecuatoriana si sólo nos encargamos de atesorar la pintura? Sería interesante emprender una investigación en este sentido estableciendo comparaciones respecto a otros contextos para advertir el desfasaje que tenemos en cuanto a la valoración institucional de nuestro potencial simbólico. Hoy día en las universidades se insiste en la necesidad de que tanto profesores como estudiantes investiguen. Si se trata de los que nos dedicamos al arte ¿en qué fuentes podremos escudriñar si queremos hacer referencias a la fotografía, el grabado, u obras realizadas en medios mixtos, por sólo mencionar un ejemplo?
  
    Análisis aparte merece el recién declarado premio desierto a la categoría Curaduría, en el certamen Mariano Aguilera que, junto a otros no oficiales, pero sí promovidos comentarios de personas resentidas frente al arte, muestran cómo los curadores seguimos siendo en Ecuador los “patitos feos” del circuito artístico. Por una parte, nos agrede el público desorientado, pues supuestamente pasamos como “arribistas”, como los ganadores de prebendas y posicionamientos sociales, por otro, nos “ningunean” y nuestro quehacer apenas es tenido en cuenta cuando se analiza el trabajo de las instituciones culturales, donde personal “acreditado” (sin especialización en el tema) hacen las veces de museógrafos y curadores. ¿Cómo es posible que en medio de un contexto que pretende y promueve la renovación del discurso de la cultura como parte de una revolución ciudadana, los curadores seamos la última carta? Hace tiempo se aborda en el país el tema de visibilizar la curaduría a través del trabajo en proyectos, eventos y exposiciones temáticas que pulsen el discurso hacia problemáticas candentes de la cultura; pero sólo a través de las voces de los propios gestores, curadores y artistas es que se la logrado al menos llegar a un punto de madurez parcial, como en el caso del Mariano Aguilera. No puedo entender y quisiera alguien me explicara cómo es posible que una institución como el MAAC cuente con un presupuesto anual de $ 65.000.00 USD para afrontar la programación de todo un año y sin embargo por otra parte se gasten miles y miles en invitar “estrellas” del espectáculo (Luis Miguel, Marilyn Manson, Chayanne, Marc Anthony, Pitbull, entre otros) al Ecuador que sólo forman parte de una cultura del entertainment.  ¿Es así como vamos a revolucionar la ciudad?

    En dos años de residencia en Ecuador he podido conocer más y mejor del arte ecuatoriano a través del blog Río Revuelto de Rodolfo Kronfle que a través de las instituciones oficiales. Hay varios espacios, en este sentido de actualización, confrontación y dinámica cultural, que quisiera subrayar: Galería dpm dirigida por David Pérez MacCollum, Galería Patricia Meier, Galería NoMínimo, Centro Ecuatoriano de Arte Contemporáneo (CEAC), el espacio Dossiers del ITAE, Espacio Vacío Guayaquil, Ocho y medio. Y asimismo otras páginas de arte como Asociación Archivos Nuevos Medios Ecuador, Diferencial Hub Medial, Experimentos Culturales, Full Dollar, y La Selecta Cooperativa Cultural. Aunque con una presencia menos notable, pero meritoria, se encuentran las revistas El Búho que dirige Omar Ospina y Anaconda a cargo de Marhjorie Ruales. Desde que vivo en Guayaquil, buena parte de las muestras de la ciudad han sido reseñadas en la revista Art Nexus por parte de la que suscribe. Asimismo también han sido recogidas en esta última las producciones de artistas como Larissa Marangoni, Saidel Brito, Pablo Cardoso, Oscar Santillán, Roberto Noboa y Miguel Alvear.

   Respecto a qué llamamos arte ecuatoriano me gustaría reflexionaran conmigo: ¿será clasificable en esta categoría el que hace Oscar Santillán cuando está en E.U o México, o el que realiza Tomás Ochoa entre Argentina, Suiza,  y España, el de Pablo Cardoso cuando se mueve hacia otras geografías,  el de Anthony Arrobo en Frankfurt, Allan Jeff entre Ecuador y la Antártida, Estefanía Peñafiel en Francia, o el que hace Miguel Alvear que, por tratarse de un género aún más conflictuado para su inserción, apenas se conoce dentro del propio país? Casi todo lo que se conoce del arte ecuatoriano fuera de sus fronteras es la obra de Oswaldo Guayasamín, y esta circunstancia ha estado relacionada con aspectos políticos que no pretendo desandar en este marco, pero que sin embargo continúan ensombreciendo la promoción de los artistas fuera de los límites nacionales. No existe una preocupación a nivel gubernamental por dar a conocer el arte fuera del país. Los artistas que aquí trabajan apenas se conocen internacionalmente, y los que han podido burlar esa circunstancia casi siempre lo han logrado desde su autogestión. Cuando vivía en Cuba, un excelente artista y amigo me aconsejaba cuando yo trataba de contrarrestar fricciones entre arte y política diciéndome: “esa no es tu lucha”. Pasaron alrededor de quince años después de su consejo. Él, que era bien atendido por el  gobierno, por considerarlo “confiable políticamente” se convirtió en diana de acusaciones vertebrales por sus comentarios políticos. Cuál fue su traición? Pronunciar frente a un periodista que no creía en el unipartidismo. Mi amigo hoy tiene Mal de Parkinson gracias a la guerra fría que propiciaron sobre su vida íntima, estuve a visitarlo hace cinco meses pero nunca alcancé a preguntarle cuál es la verdadera lucha de un artista o intelectual en Cuba o Latinoamérica. Para mí siempre ha sido y será cultivar la utilidad de la virtud, entendida aquí virtud, como sinónimo de talento. ¿Por qué entonces todo lo que es fruto del talento no es promovido en este país con la dimensión requerida? ¿Por qué en pleno siglo XXI el arte de otras naciones tiene una presencia dentro del circuito internacional y el que hacen los artistas nacidos en Ecuador no? Mi amigo al menos alcanzó a conocer a Hernán Zúñiga. Otros de sus colegas ni siquiera a éste y sus contemporáneos. Pero de los tiempos de Hernán hacia acá ha transcurrido bastante. ¿Qué opción existe para artistas como Roberto Noboa, Larissa Marangoni, Juana Córdova, Oscar Santillán, Allan Jeff, Miguel Alvear, Ilich Castillo, y otros nombres que no incluiré aquí para no hacer demasiado extensa la lista, más allá de una reseña en una revista internacional o la posibilidad de que algún curador extranjero se apee en tierra ecuatoriana a intentar encender la chispa? Quizás la respuesta ante ésta y otro sinfín de interrogantes dentro del contexto cultural sea la que justifique por qué no podemos sacudirnos de un comentario como el que sigue ofrecido en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 durante la ceremonia inaugural: “Ecuador: conocido por las Islas Galápagos, y de luto ahora por la muerte de una de sus famosas tortugas, el solitario George”. Lo anterior opera en un orden de cosas internacional, pero por otra parte, dentro del país, incide un nivel de reticencias a escala institucional y entre colegas del mundo artístico que dejaría nuevamente asombrado a un Henri Michaux. Los proyectos se embarazan, las relaciones se entorpecen y muchas veces los funcionarios con voz y voto son los menos indicados. Un artista ecuatoriano me contó un chiste hace alrededor de un año que todavía ronda en mi cabeza: Iba un vendedor de cangrejos caminando alrededor de la playa. Se acerca un cliente y le pregunta por qué lleva un balde de cangrejos con tapa y otro no. A lo que el vendedor responde: Los que van con tapa son colombianos, ellos si uno sólo intentara subir, los demás lo ayudarían, podrían escapar. A lo que vuelve a preguntar consternado el cliente en potencia ¿y los otros de dónde son? Ah, exclama el pescador, esos son ecuatorianos, por eso van totalmente libres, sin tapa. Si uno sólo intentara escapar el resto no se lo permitiría, lo halarían hacia abajo. Me resisto a la idea de que en cada “silla turca” ecuatoriana subsista esta noción. Quizás mi amigo exageraba, o tal vez no. Lo cierto es que tengo un pequeño ensayo después de observar y calibrar durante cuatro días mientras participaba del taller de creación de la Universidad de las Artes (UNA) sobre cuál es el comportamiento de muchos de los que supuestamente formamos parte de la “intelectualidad” en el Ecuador. Por un momento creí que participaba de la Universidad de las Partes pues cuanto ponente pasaba por el podio refrendaba una “finca” que no guardaba ninguna relación con la anterior, en un duelo beligerante sobre quién y quiénes han llegado “más lejos” en sus experiencias y posicionamientos docentes.

   Pero vayamos al grano ¿Qué es arte ecuatoriano para una gran parte del público? Obra en pintura u otros medios tradicionales, de lenguaje figurativo, paleta de colores cálidos o no (pero si son lo primero mejor), temáticas de tono calamitoso o existencial, y que el registro iconográfico en ella refrendado guarde relación con lo que la gente percibe a diario. Dentro de este abanico caben tópicos religiosos, paisajes urbanos o rurales, retratos o autorretratos, desnudos, entre otros asuntos relacionados, de sello básicamente contemplativo. Discurso e interpretación anclados en presupuestos estéticos de tres o cuatro décadas pasadas. Pero el arte hecho en Ecuador, que no es específicamente ecuatoriano, es mucho más que este diagrama reduccionista, porque muchas de sus propuestas abordan problemáticas caras a cualquier contexto extranjero, como cabe señalar en la producción de Juana Córdova que, sirviéndose de un conocimiento ancestral sobre el uso ritual, botánico y sanativo de plantas medicinales, construye piezas atractivas visualmente (a través de un registro formal anclado en las artes aplicadas o manualidades), donde el binomio percepción-construcción funciona a modo de cuello de botella comprometiendo al espectador. Plantas que son reservorios de experiencia y prácticas milenarias confunden su fisonomía en un juego de contrarios de agudos cuestionamientos socio-culturales. Su producción más reciente nos transporta a un estado cuasi irreversible de “contaminación” y “demonización” espiritual. Donde hubo virtud hay perversión, donde hubo curación hay malsanidad, gracias a la mirada colonial que, por ende, las mayorías han incorporado a sus percepciones.

    Llama la atención la propuesta de otro joven artista guayaquileño Fernando Falconí, quien como dirían los mexicanos, sabe “chingar quedito” al armarse de sutiles maniobras de expropiación contextual para conflictuar el status quo, desde herramientas aparentemente inocuas: el dibujo animado, las imágenes turísticas, el paisaje, los juegos infantiles, el mundo escolar, siempre con un humor cáustico y sugestivo. Hay nombres, términos, asociaciones que las personas supersticiosas prefieren olvidar y consideran pecaminoso mencionar como Leviatán, y los destierran con un olvido epimetéico(1). El trabajo de Falconí en Galería dpm emprende un recorrido conceptual que se sirve de la ilustración de sello pop, el collage, la “mala pintura”, el pastiche, para someternos a las imágenes asociadas al pasaje del Antiguo Testamento de Job e Isaías. En resumen el monstruo o demonio asociado a animales como la ballena, el pulpo, la serpiente, no es más que una alegoría de cómo la maldad y la envidia puede mostrársenos de forma organizada y convincente para tergiversar nuestras decisiones o destinos. Este engendro para el artista está amplificado en su alcance a nivel social, y aparece asociado al miedo, la falta de iniciativa, y la zozobra ciudadanas. El propio Fernando me comenta que en este ejercicio prefirió desandar, (sin abandonar del todo la pintura, aunque sí sus anteriores grandes formatos), la fisicidad de los volúmenes, pequeños objetos, gomas, para vivenciar de manera afectiva su relato. Asistimos curiosos a un mundo supuestamente sórdido, oscuro, que mueve la alegoría del Leviatán y terminamos seducidos por los empastes, pliegues y calidades untuosas del trabajo de Falconí.

   La obra hecha por mujeres ha sido una problemática álgida en el Ecuador, y varias de ellas han logrado desmarcarse de visiones simplificadoras acerca del feminismo. Larissa Marangoni con un registro amplísimo en soportes y tópicos abordados, se advierte como una de las figuras más prolíficas. Escultura, instalación, pintura, fotografía, trabajo con metales, video, acción pública, escenografías, environments, han sido para ella peldaños necesarios en el proceso de maduración de su sostenido discurso. La dinámica en la ciudad contemporánea, el cuidado del medio ambiente, la hibridez genérica en los sujetos contemporáneos, han sido algunos de los asuntos tratados en sus últimas piezas que llaman la atención por sus simplificadas soluciones formales y la pregnancia de sus mensajes.

   Miguel Alvear, quien ha priorizado el registro fotográfico y el cine para estructurar su discurso, juega a contraponer criterios en torno a la identidad, lo nacional, lo épico, y toda clase de emblemas relativos a lo típico-local, subrayando errores de conceptualización que desembocan en representaciones chatas, que más bien deslucen el escenario urbano. Su proyecto Arquitecturas y Monumentos justamente contrapone la vaciedad de una arquitectura no identificable dentro de los arquetipos nacionales, pero megalómana, construida gracias al sacrificio de una población de migrantes, junto a monumentos de carácter kitsch, que se antojan omnipresentes en el entramado urbano.

   De manera similar había procedido con su inflable del tipo Jeff Koons en el Patio de los pecadores, una de las piezas más “incómodas” del proyecto de Los Patios de Quito, donde deja al amparo de este niño Dios gigante el destino de este contexto, que por extensión abarca todo el casco colonial quiteño. Lo más caricaturezco de esta propuesta consistió en la bendición y colocación de sus respectivas potencias a la imagen por parte de un sacerdote, quien sellaba así en un cáustico simulacro cualquier duda acerca de la legitimidad de su buena fe. El rubro turismo y las políticas culturales son los sermoneados en su discurso, a través de la apacible mirada de este niño, epítome de la adoración inconmensurable a las imágenes por parte de mayorías aplatanadas.

   Un interesante y agudo cuestionamiento emerge de las propuestas de la quiteña radicada en Francia, Estefanía Peñafiel, quien prefiere desmentir los llevados y traídos signos de visibilización de dondequiera que procedan. Lo lleva a cabo desde Ecuador.Diariode viaje, de Henri Michaux, alterando la representación del libro original, en un gesto que intenta reescribir un texto que marcó la imagen que se tenía sobre la nación tanto dentro como en el exterior. También lo hace desde un antiguo fuerte militar en Grenoble, o desde un poema para comentar las beligerancias entre palestinos e israelíes. Su ojo es aguzado y su mejor arma la sutileza, al entablar una poética de economías formales y comprometidas tomas de posición.

   Si bien nunca he sido partidaria de ciertos roces con “lo espectacular” en el arte contemporáneo, verifico que una propuesta como Ex-sistencia de Allan Jeff además de entablar líricas metáforas acerca de la comunión entre contextos lejanos pero interconectados por factores geográficos, enfrenta el escenario artístico a comportamientos desapegados de lo “patrimonial” o “museable” tan comunes aún hoy día. El hecho de que su experiencia haya abierto nuevas posibilidades a otros artistas ecuatorianos asienta un precedente importante que podría ayudar a balancear la monopolizada mirada inglesa en territorio antártico.

   Fiel a la tradición pictórica se mantiene la producción de Roberto Noboa, quien desde nociones de la “mala pintura” procesa fantasmagorías y veladuras propias de contextos que sobreviven gracias a (…) las cantidades hechizadas” (y le tomo prestado a Lezama). Sus telas anuncian esa vecindad de extrañamientos que tornan anárquicas nuestras realidades contemporáneas. Sus situaciones resultan disfrutables porque se aprecia en ellas un nivel de suspensión que torna nominales a los contrarios en el juego de ping pong.

   La propuesta de OscarSantillán, quien forma parte de ese grupo de artistas que ha logrado sino posicionarse, sí darse a conocer fuera de las fronteras, es un caso que ilustra cómo las iniciativas privadas ganan terreno en el contexto ecuatoriano. Además de ser un trabajador incansable que con su corta edad mueve tópicos álgidos con una reciedumbre propia de un creador avezado, su obra ostenta esa gracilidad y agudeza que le agencian pedigrí. Desde repertorios formales diversos y con la mirada en la fenomenología del diario discurrir, su discurso se mueve entre realidad y ficción con una empatía flagrante.

   El signo colonial, la mirada inquisitiva, el estigma, son algunas de las configuraciones del discurso histórico que Tomás Ochoa (2) intenta solventar a partir de brindar una mirada otra pero planteada desde la misma Otredad. El desandar la violencia, el homosexualismo, la insubordinación, la venganza, que muestran estas obras, expuestas en la única muestra antológica que el artista ha realizado en su país de origen, y que da luces sobre el pasado nacional con mayor veracidad que la mostrada por el poder, resulta un ejercicio oxigenador de nociones que se arrastran durante siglos.

    Saidel Brito ha mantenido una propuesta de tamiz crítico con desinhibidos comentarios sobre el “relajo” en nuestras sociedades latinoamericanas, y para lograrlo se ha servido de la desestructuración de los géneros artísticos. Es usual el término en el contexto ecuatoriano, síntoma de la adversidad llevada de la mano del humor y el desencanto; que en el discurso del artista se torna al unísono en guiño a la posible estulticia en el mundo del arte.

    Sus piezas más recientes recurren también a la apropiación del repertorio fotográfico y pictórico del artistaecuatoriano, radicado en Panamá, Carlos Endara Andradeso (1867-1954). Éste  trascendió por el realce dado en sus fotografías a la sociedad panameña de la época, a través de la representación de personajes y escenas del desarrollo social, como puede verse en las que dedica a la construcción del Canal de Panamá. Fue el fundador del primer estudio de fotografía en la nación centroamericana, y en el 2006, en visita que realizara Brito a la ciudad, pudo conocer la real significación de un artista, hasta ese momento, venido a menos para él. A partir de aquí decide usar estas imágenes en un rejuego donde integra cronotopos diversos en un mismo relato: el repertorio visual panameño y la historia política de Ecuador.

    Y por último, Pablo Cardoso quien junto a Santillán fue galardonado en la reciente edición del Premio Mariano Aguilera, es el creador ecuatoriano más promovido y conocido fuera de los límites nacionales, quizás porque su propuesta suele parecerse a esos productos tan perfectamente diseñados que ejercen sobre el consumidor un efecto de “gancho” visual, al cual es difícil no sucumbir.  Trafica con lo que Jacques Derrida llamaría el entre, al referirse a una categoría a medio camino dentro de los opuestos binarios bombardeados por la postmodernidad. Ni foto ni pintura, ni objetivo ni subjetivo, ni documento ni ficción. En ocasiones he visto compararlo con el alemán Gerhard Richter, o el austríaco-irlandés Gottfried Helnwein, y no creo realmente sean estas figuras las influencias más precisas en su carrera. Su producción tiene más que ver con la constatación de una filosofía de vida que con un modo de hacer específico, sólo que para llevarlo a feliz término su intención ha preferido la fotografía como herramienta, quizás por ser ésta la que mejor ilustra la procacidad de nuestro mundo. Ella le ayuda todo el tiempo a simular. Y con ello no descarto que en algún momento haya podido acercarse a Richter, al japonés On Kawara o al holandés Jan Dibbets. Los dos últimos concedían importancia a fechas, contingencias, sitios específicos, que luego modificaban con trazos de dibujo a lápiz, o con pintura, en un gesto deconstructivo del espacio visual convencionalmente representado por la fotografía. Las manipulaciones que aportaba Dibbets a partir de su cámara diversificaban el supuesto carácter serializado del género.

   Es sintomático que desde apenas dos años hasta la fecha haya comenzado a cambiar, sobre todo en Guayaquil, la circulación del arte a partir del trabajo sostenido de la Galería dpm. Los coleccionistas locales e internacionales han vuelto la mirada gracias al profesionalismo y constancia con que David Pérez MacCollum ha enfocado el perfil de su institución. Recientemente mostró a tres artistas en Chile y hace apenas tres días culminó la participación de su galería y de NoMínimo en la Feria Odeón, Colombia, donde varios artistas (Saidel Brito, Anthony Arrobo, Pablo Cardoso, María José Argencio, Oscar Santillán, Jimmy Lara, y JoséHidalgo) han sido promocionados. ¿Cómo explicar que sólo a partir de dos galerías privadas adquiera visibilización el arte ecuatoriano?

    Si alguien me preguntara dónde está el arte hecho en Ecuador, respondería sin reticencias: sale de viaje cada cierto tiempo, y a veces regresa.

                                                                                         Muchas gracias
                              
 Notas:
(1)  Epimeteo, hermano de Prometeo, es un personaje mitológico que generalmente no se menciona, haciendo incluso honor a su error de olvido, cuando le solicita a su hermano encargarse de la repartición de capacidades y aptitudes de todos los seres vivientes y éste olvida en su labor al hombre. Prometeo solícito decide robar el fuego (inteligencia, ingenio, artes) a los dioses del Olimpo, y es condenado a castigo por Zeus. Más tarde Epimeteo contrae nupcias con Pandora para terminar de sellar su equívoco destino. Ésta, en un descuido de su esposo, abre la célebre caja de la que escapan todos los males que aquejan a la humanidad, excepto la esperanza.

(2)   Los artistas elegidos responden, sobre todo, a criterios de visibilización fuera del territorio nacional.

domingo, octubre 14, 2012

Fernando Falconí: Leviatán /Galería dpm, Guayaquil



















































Registro fotográfico RK

Un mail que va, un mail que viene: intercambio con Fernando Falconí alrededor de su reciente muestra “Leviatán”. 

Rodolfo Kronfle: Hay varias cosas que me llaman la atención sobre tu nuevo trabajo, trataré de segmentar las inquietudes: Hay muchísimas piezas, la mayoría de pequeño formato, y lo primero que estuve pensando es que tal vez es más demandante hacer algo así que pensar en una serie de 12 pinturas grandes, por ejemplo, como más o menos han sido tus muestras anteriores. A partir de detalles como este intuyo que te has replanteado cómo abordar tu trabajo actualmente, ¿qué me comentas?

Fernando Falconí: Sí, creo que el gran formato se ameritaba en las propuestas anteriores, en especial en la serie de libros escolares, ya no empleo los bocetos ni estudios previos como lo requerían las otros proyectos. Pero en estas nuevas obras las dimensiones que uso me permiten "controlar" mejor todos los procesos de producción, a mas de evitar la ansiedad de pensar que me equivocaré en grande cuando elaboro las piezas. Creo que es igual la dificultad y la expectativa que siento cuando intento resolver este tipo de pinturas con un guión inicial muy escueto, no es tan sencillo como me lo imaginaba. Sin embargo, me resultó extremadamente gratificante poder componer y encontrar en la marcha los elementos que componen la obra. Es una forma de producción muy diferente.

RK: El recorrido, si uno lo hace con minucia inquisitiva, te deja la sensación de que hay la intención de un relato, me refiero a un relato macro, que engloba el conjunto más allá de que cada pieza tenga ese potencial de encerrar un mundo que apela mucho a la propia imaginación del espectador; pero a la vez siento que ese relato se manifiesta desde una anti-narrativa, por lo dislocado de los elementos, la profusión y variedad de los mismos (vas de Godzilla y el hongo atómico a láminas e ilustraciones educativas de todo tipo: botánicas, históricas, tipologías arquitectónicas, etc....!posmodernismo en esteroides!). Es como si parte de la diversión fuese plantear el reto de una ficción sin sendero definido. ¿Cómo ves esto?

FF: Hay una intención inicial de plantear el problema de "el monstruo imaginario" estas construcciones sociales que terminan siendo devoradoras de cosas y experiencia reales, me explico: me interesó el texto de Hobbes sobre el Estado, de ahí el título de una de las obras y de la muestra, es un tratado fundacional de la política moderna que justifica la necesidad de seres que ordenen y protejan a los ciudadanos de ellos mismos, y que a la par son entelequias risibles, cuando no crueles. Tomando en cuenta esto creo que hay que "someterse al soberano" entiéndase forma de gobierno útil y pragmática que intento parafrasear en pulpos y medusas transparentes. Este podría ser el relato tentativo. Pero al final, como observas, las narraciones son erráticas y las asociaciones que planteo trascienden la primera intención. Estas criaturas imaginarias que causan estragos "de deveras" están presentes como silogismo de la necesidad humana de abandonarse a la fuerza de otros, creo que es inevitable y consecuente que sucedan estas dinámicas. Con estas ideas rondando, traté de hilvanar esta serie de trabajos, cediendo en muchas ocasiones a elementos poco relacionados con el tema pero que aportan con la sensación de ironía que a veces se percibe.

RK: Otra cosa que uno nota de entrada es un sentido de goce en la factura misma de las obras, aquella jouissance que en el arte del Ecuador siempre nos fue esquiva, con excepciones claras como Roberto Noboa por ejemplo, cuyo sentido experimental en cuanto a materiales y aplicación de los mismos siento ahora como un precedente de suma importancia en varios artistas más jóvenes. Esto lo he conceptuado al punto de poder establecer ya un retorno de lo "painterly" en el arte local, que celebra el mismo medio de la pintura, pero ya no en clave expresionista sino en sintonía lúdica. Ya no me acuerdo quién lo puso así pero hablaba de la pintura como un "arma de seducción masiva" ¿Qué opinas?...a nivel de collage lo que has hecho es casi un tour de force....

FF: Estoy de acuerdo, la obra de Roberto contiene este componente de placer inherente que contagia al espectador y como referente del arte local es imprescindible no pensar en él cuando asumes la intención de replantear formalmente tu propuesta. En este sentido la opción de usar nuevos vocabularios dentro de mi producción me resultó muy atractiva, en especial creo que el collage y los ensamblajes son ejercicios muy interesantes que pueden permear al espectador estas pulsiones que se registran cuando elaboras algunas obras. Desde el inicio se evidencia que no hay trampa en la presentación de los trabajos, no me reservo nada sobre la fabricación de los mismos,  creo que antepongo la empatía que pueden producir los pequeños detalles y la atención que demanda cada pieza por separado para que el espectador descubra contenidos por él mismo.

RK: Pongámonos psicoanalíticos: medusas, calamares, tentáculos....son imaginarios muy sugestivos por supuesto, en algunos de nuestros siempre truncos y apurados intercambios me parece que me comentaste que tenías un interés por repensar los fundamentos mismos de la sociedad, de la necesidad que tenemos por estructuras de gobierno, algo en esa línea (no se si ciertos elementos arquitectónicos que aparecen representados apuntan también a aquello)...obviamente este tipo de reflexiones dentro de un clima dónde justamente aparecen cuestionamientos tan potentes al devenir de los sistemas políticos en el mundo significa una postura un tanto ambigua, elabora sobre esto y cómo estaría reflejado aquello en tu trabajo...

FF: El punto de partida fue El Leviatán y todas las acepciones posibles sobre el término, desde monstruos marinos, novelas policiales y personajes de video juegos. Hay planos arquitectónicos, capiteles, máquinas y reproducciones de batallas, tienen que ver con la idea de nación y guerra. Pero son presentadas de forma atractiva que creo que se cumple eso de que "lo terrible tiene algo profundamente hermoso", como una casa ardiendo.  

Tengo escepticismo sobre los sistemas políticos actuales, en resumen estamos lejos de un anarquismo comunitario u otras foras de cooperativismo o autogobierno que me parecerían mas saludables o si quieres ecológicas. Pero para la mayoría de escenarios sociales, el sistema que delega las decisiones de millones a unos cuantos, requiere de un salto de fe muy grande para aspirar que funcione. La complejidad de estas formas de autoridad se exponen en imágenes bellas y terribles a la vez. Si pongo como ejemplo a nuestro contexto tengo la sensación que en política nacional se exagera un poco, es decir, estamos ante una forma de administración muy distinta en cuanto a prioridades, a la que tuvimos en 30 años, creo que es un Gobierno con sesgos autoritarios muy fuertes, que confronta a sus enemigos ideológicos con todo lo que está a su alcance, pero ¿qué régimen no aprovecharía ese tipo de ventajas? No obstante, está bastante lejos de ser una dictadura. Solo me preocuparía de verdad si la mayoría de la población empezara a temer y a tomarse en serio lo que se dice del régimen en cuanto a sus monstruosas pretensiones de poder desmedido.

Guayaquil, 8-13 de octubre de 2012