viernes, mayo 09, 2008
Tensa Calma - dpm gallery
Esta muestra reúne obras que tienen en común el uso de recursos expresivos de carácter psicológico, los cuales -queriéndolo o no- conducen a estados de tensión en el espectador. Los trabajos crean ambientes que desencadenan intensidades emocionales dominadas por la incertidumbre de un inminente desenlace que, paradójicamente, nunca llega a consumarse, por lo menos no de la manera esperada, suscitado así una suerte de estado de vilo, ambigüedad o suspenso.
Los artistas no abordan un tema común y tanto los contenidos que plantean en sus obras como las lecturas que se derivan de ellas son sumamente heterogéneas. Sus procedencias son a la vez marcadamente dispares lo cual pretende hacer énfasis –más que en sus contextos particulares- en el inquieto clima que generan en su trabajo y en el uso de aquella impaciente atmósfera que busca modular las respuestas de los receptores. Es por esto que en la selección se privilegió proyectos que, a pesar de no delinear claramente un propósito discursivo, provocan un campo de intensidades lleno de alusiones y sugerencias.
Se incluyen obras en video instalación, video, video performance, fotografía, instalación sonora y documentación de performance que bien podrían evocar la tensa calma que se experimenta en el transcurrir de la vida contemporánea. Las obras nos remiten a un cierto clima, estructura de sentimiento o inconsciente colectivo de la época en que vivimos, donde el aparente orden y la tranquilidad se ven acechados por fuerzas de diversa índole. La fragilidad y peligro del sujeto contemporáneo y su entorno parecerían no ser estados de excepción sino condiciones permanentes. Riesgo, inseguridad, desequilibrio o ansiedad son algunas de las sensaciones subyacentes o explícitas que los artistas proponen a través de diferentes metáforas visuales y sonoras.
Se incluyen tres obras de Amilcar Packer (Santiago de Chile, 1974 – Vive y trabaja en Sao Paulo, Brasil) (Video #10 - 2005, Video #11 - 2006 y Video #14 -2006) que resultan experimentos desenfadadamente libres del cuerpo del artista con diversos objetos en situaciones no habituales, desafiando riesgosamente su uso estándar. En las obras se subvierte función y ergonomía, tanto de los objetos como de la manera en que el cuerpo ha sido culturalmente condicionado a manifestarse.
De Jenny Jaramillo (Quito, 1966) se incluye el registro una performance (Sin Título, 2007), una acción en que se pone al límite la resistencia física de la artista. Jaramillo se arrastra por el piso de una galería con su cabeza inmersa en un saco de harina, lo cual impide dramáticamente su normal respiración. A medida que avanza va dejando una estela del polvo blanco, convertida al final en un dibujo que -siendo huella del esfuerzo de su cuerpo- adquiere una escalofriante belleza formal.
La video instalación Un plan ambicioso (2006) de Eugenia Calvo (Rosario, Argentina 1976) configura un inquietante tríptico de imágenes donde la artista realiza una serie de intervenciones en los aburguesados ambientes de una casa. Un potente ensayo en torno a la perturbación del orden, el quiebre del equilibrio y el balance esperado.
En este sentido dialoga con la obra de Luciana Lamothe (Mercedes, 1975 – vive y trabaja en Buenos Aires) en cuyo video Autor Material (2005) y sus fotografías y textos de la serie Clandestinas (2004-2007) se presentan una serie de aparentemente gratuitos actos vandálicos, sin agenda ideológica racional. Aparecen entonces como irrupciones, fisuras que ponen una inesperada, incomprensible e irritante pausa en la marcha normal del mundo alrededor. Una fijación por la destrucción o transformación violenta, no sin antes agregarle un dejo de humor o toque irónico que nos devuelve el aparente absurdo y paranoia con que vivimos.
El cuerpo es el protagonista en todas estas obras, como un motor de acción, generador de gestos y receptor de significantes en las relaciones que entabla. La instalación sonora Telexitación (2008) de Christian Proaño (Quito, 1978) tiene una incierta presencia escultórica: cables y dispositivos eléctricos que, dispuestos azarosamente en el espacio, intercambian impulsos acústicos entre el exterior de la galería y los baños en el interior de la misma. En este caso, es el cuerpo del visitante en su recorrido el que enfrentará la perturbadora amenaza de sonidos y artefactos.
La obra de Runa Islam (Dhaka, Bangladesh – 1970 – vive y trabaja en Londres) concentra la esencia que origina esta muestra en una cortísima pieza que es una joya de suspenso (Turn (Gaze of Orpheus),1998). El trabajo logra potenciar ese efecto de quedar cortos de aliento ante actos sencillos pero audaces, y demanda de forma ineludible una respuesta emocional, una reacción ante el gesto más sutil –una mirada- que nos envuelve en un aire de tensa calma.
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