miércoles, junio 27, 2007

Falco - Lo Bueno, Lo Bello, Lo Verdadero












Obra: “Lo Bueno, Lo Bello, Lo Verdadero”

Autor: Falco (Fernando Falconí)

Evento: Selección III Encuentro de Arte Urbano “Al zur-ich” 2005, Quito, Ecuador.

Medio: Arte Público

Lugar de realización: Complejo Habitacional “Las Colectivas”, Barrio “Los Andes”, Sector Chimbacalle, Sur de Quito,

Año: 2005


Lo Bueno, Lo Bello. Lo Verdadero


En el estudio de la filosofía occidental de todas las épocas, los conceptos de lo verdadero, lo bueno y lo bello han tenido una particular relevancia dentro del tratamiento de los problemas axiológicos, es decir, del valor. Y muchas veces, estas categorías y estimaciones de valor han sido relacionadas entre si de manera equivalente. Otras corrientes del pensamiento conciben que en la valoración se presentan dos factores: un sujeto que aprecia y un objeto estimado. Ambos se interrelacionan de tal manera que no deseamos o queremos un objeto a causa de su valor, sino, por el contrario, el objeto es valioso porque lo deseamos, porque lo queremos, porque lo necesitamos, por el beneficio y satisfacción material o espiritual que pueda darnos.


¿Por qué una obra artística, una obra cultural es valiosa?¿Quiénes la hacen o la hacemos valiosa?¿Y para quién es valiosa? Los problemas axiológicos no tienen sólo referentes y condicionamientos de gusto, interés, estimación y tasación, sino también históricos, culturales, antropológicos, semióticos y sociológicos. Y como no, parámetros existenciales, vivenciales, sentimentales, afectivos, sicológicos, espirituales y simbólicos que pueden ser determinantes a la hora de cuestionarnos qué es lo mas bello, bueno o verdadero que poseemos.


Para cada persona, para todas las personas, hay algún objeto, pieza, elemento que nosotros podemos considerar que es lo más bello, bueno o verdadero que tenemos. El valor de ese algo no tiene que estar determinado por circuitos y dictámenes artísticos, culturales, estéticos, sociales, económicos, hegemónicos ni críticos. El valor está dictado por cada uno de nosotros, por nuestro espíritu, corazón, mente, cuerpo, vísceras, genitales, sentimientos, emociones, recuerdos, pasiones, ilusiones, afectos. Es decir, por la vida misma. Y el valor de ese objeto, de ese algo que pudiéramos haber escogido como lo mas bello, bueno o verdadero que poseamos trascenderá estimaciones comerciales, de mercado, de moda, de reliquia o de vanguardia. Para nosotros pueden tener el mismo o mas valor aún que una “obra de arte”, una “obra cultural”, una “obra patrimonial”. Y no están en ninguna galería, museo, banco o institución. Pueden estar en nuestra casa, en nuestro cuarto, en nuestro closet o velador.


Entonces, si la gente de una ciudad, de un barrio pueden tener su propia “obra de arte” en su mismo hogar, en su mismo espacio habitacional, ¿por qué no convertir a toda esa ciudad, a todo ese barrio en una galería de arte viva, realizando una exhibición casa abierta de todos y cada uno de estos objetos en el mismo hogar de sus dueños?


El barrio “Las Colectivas” en la parroquia de Chimbacalle, al sur de Quito, es un complejo habitacional de singulares características arquitectónicas y de convivencia entre sus inquilinos. Situado en un sector conocido por la estación del Ferrocarril y el cine México, entre otros referentes históricos, “Las Colectivas” ha pasado diversos procesos de identidad y desarrollo socioeconómico, conservando sin embargo un cálido ambiente familiar y de colaboración vecinal entre los moradores del barrio, quizá por la tradicional presencia de familias comunes e interrelacionadas, las cuales han ido pasando la ocupación de estas pintorescas casas de generación en generación.


Fueron la mayoría de los vecinos de este complejo habitacional quienes abrieron sus espacios propios, personales, para exhibir lo más bello, bueno o verdadero que tienen y hayan decidido proponer para la muestra, ya sea a nivel personal o familiar. La propuesta individual de cada casa es expuesta en el espacio de la misma que el dueño escogiera. Como parte del proyecto se imprimió y circuló un Catálogo, el cual constituye un registro y memoria de los objetos exhibidos y de los testimonios dados por sus dueños: el por qué este objeto es tan significativo y valioso para ellos. Se produjo también una Guía de Mano, la cual se distribuyó por todo el barrio y barrios aledaños. En esta Guía se puede encontrar los nombres de la persona o familia que exhiben los objetos, su dirección y un mapa de la ubicación de sus viviendas.


El día sábado 10 de septiembre de 2005 se abrieron simultáneamente todas las casas participantes y pudieron venir todos los vecinos del barrio, toda la gente del Sur de Quito y toda la gente de la ciudad a visitar y disfrutar de esta galería viva, en la que fue tan importante el objeto a exhibir como su historia, la persona que exhibió como su familia, la casa que se abrió como los vecinos y las visitas. Todos fueron bienvenidos al barrio.

Falco


Más información sobre este trabajo en:


http://www.experimentosculturales.com/textos/cartagena/desorden-vida.html


Extracto del artículo Al Zur-ich Encuentro De Arte Urbano: Quito

Por María Belén Moncayo

Publicado en http://www.latinart.com/spanish/aiview.cfm?e=y&id=351


En la más reciente edición 2005 de Al Zur-ich, Falco (Cuenca, 1972) presentó Lo Bueno, Lo Bello, Lo Verdadero. "Para cada persona, para todas las personas, hay algún objeto, pieza, elemento que nosotros podemos considerar que es lo más bello y verdadero que tenemos. El valor de ese algo no tiene que estar determinado por circuitos o dictámenes artísticos, culturales, sociales, económicos, hegemónicos ni críticos. El valor está dictado por cada uno de nosotros y trascenderá estimaciones comerciales, de mercado, de moda, de reliquia o de vanguardia. Para nosotros pueden tener el mismo o más valor que una 'obra de arte'.."

En la búsqueda del barrio apropiado, Falco se interna en el sur de Quito y escoge trabajar en Las Colectivas: un barrio cuya disposición urbanística, su peculiar diseño que lo asemeja a las vivienda europeas de obreros de los años cuarenta del siglo pasado (estructuras largas y angostas de dos plantas idénticas) y el reducido número de casas que compone la manzana -veinte en total- perfilan el espacio ideal para llevar a cabo su propuesta. Desprovisto de intenciones taxonómicas y más bien armado con sus cinco sentidos, el artista toca a la puerta de los moradores y en cada vivienda descubre una nueva “Caja de Pandora”. Tras la respuesta, unánimemente positiva, los (no)objetos fueron exhibidos en dos modalidades: unos fueron vistos en la vereda de la calle que ocupa cada casa, otros precisaron que el público ingresara en la sala; esta última opción potencializó aún más las dimensiones de la obra, el interior tradujo con fuerza Lo Bueno, Lo Bello, Lo Verdadero que cada propietario decidió exhibir al público.

La agudeza artística de Falco consigue, entonces, dar un giro al convencionalismo del espacio contenedor de arte y encontrar del "otro lado" las particularidades que convierten a Las Colectivas -durante unas horas- en una galería viviente.. En una tibia tarde de sábado, vecinos corrieron el velo vulnerable de su intimidad para dejar ver sus "bienes" más preciados. Para llegar hasta esta instancia de "destape colectivo" fueron necesarias conversaciones grupales en las que estas personas se relacionaron en una dimensión desconocida.

El corpus de la muestra de trabajos refiere tres aspectos sociológicos fundamentales: la carga de reconocimiento social que se impone al valor, el deseo como reafirmación de posesión del objeto y el cuerpo como palimpsesto de vinculación hermenéutica. Las "piezas" de este "museo de sitio" van desde zapatos grandes y chicos, hasta imágenes religiosas, pasando por revistas de cómic y llegando, entre varios más, a una mascota viva. Los dispositivos museográficos fueron las paredes de las casas, por dentro y por fuera, una repisa, un par de mesas, un salvavidas y hasta el mismo asfalto. El texto en la pared, las hojas de papel que informaban sobre el nombre del/de la propietario/a, la numeración oficial de su casa y la transcripción literal de su testimonio en relación al “objeto” exhibido. El público, los dueños de las "piezas" y sus familias, curiosos de los cuatro puntos cardinales, las tías y tíos religiosos del artista, Tranvía Cero en pleno, todos subidos en un vehículo de percepción artística alternativa, guiados personalmente por Falco y convidados con licor casero. Atmósfera propicia para consultar de unos a otros sobre sus preferencias; ofrezco aquí un detalle aleatorio de los resultados:

Pieza: "Poncho", poncho tejido en lana de color gris, colgado en un desarmador que pendía de un clavo en la pared frontal de la casa.
Propietaria: Sra. Mónica Vera
Dirección: Calle Pululahua E1-06.
Testimonio: Este es el poncho de mi abuela materna, María Elena Chiriboga, muerta hace 12 años. Ella fue la persona que más amé en mi vida. Yo viví con mi abuelita desde que nací hasta que me casé. A los 90 años mi abuela se puso mala y yo estuve con ella cuidándola. Cuando falleció les regresé las cosas de mi abuela a sus dos hijas, pero el poncho fue la única prenda que no les entregué a ellas. Este era el poncho favorito de mi abuela porque mi mamá se lo regaló con el primer sueldo que tuvo. Pienso mantener el poncho con mi familia pues considero esta prenda lo más verdadero por el enorme valor sentimental que tiene para mí y mi familia"

Pieza: "Cordón umbilical" sostenido por las diminutas manos de un angelito, cuerpo de resina y alas de tul, asentado sobre una mesa, en la vereda del inmueble. .
Propietaria: Sra. Natalia Naranjo.
Dirección: Calle Casitagua E1-07.
Testimonio: "Este es el cordón umbilical de mi hijo Leonardo Amacoria, que se le cayó de recién nacido. Por medio de este cordón él se alimentaba cuando estaba en mi vientre. Es mi hijo único. Actualmente tiene tres años. Este pupito tiene un valor verdadero porque por medio de él permanecí unida a Leo durante los nueve meses que estuvo en mi vientre; además, es algo que estuvo también dentro de mí. Cuando estuve embarazada del niño tuve muchos problemas en mi hogar: yo conversaba mucho con él en mi vientre y sentía que mi bebé entendía lo que le decía. Pienso que sentía cuando yo lloraba o estaba triste, pues se movía mucho cuando esto pasaba. Ahora que Leo es más grande igualmente hay mucha comunicación entre nosotros."

Pieza: "Caballito de cerámica", aproximadamente 30 cms. de alto, pintado en rojo y negro, exhibido en la acera de la casa, sobre una repisa. .
Propietarios: Familia Moreno Gómez.
Dirección: Calle Pululahua E1-18.
Testimonio: "Hace dos años y medio sufrí un accidente en el cual se me destruyó el calcáneo del pie. Pienso que casi quedo postrado, pues los doctores no me aseguraron que podía volver a caminar. Agradezco a Dios el que hoy pueda volver a caminar nuevamente. Pasé tres meses en cama y durante ese tiempo de convalecencia me puse a pintar este caballito de cerámica. Nunca antes había pintado nada, pero me motivé viendo como mi mujer Yolanda Gómez pintaba estas figuras. Hay gente que me ha querido comprar la figura, pero no me interesa venderla. Mi mujer y yo apreciamos sentimentalmente a este caballito como símbolo de la superación de una difícil situación en mi vida."

viernes, junio 15, 2007

Bienal de Venecia - Cardoso y Ribadeneira

Allende

Pablo Cardoso

Bienal de Venecia – 2007


Por Rodolfo Kronfle Chambers 21-feb-2007


La práctica reciente de Pablo Cardoso articula sus preocupaciones medulares en una serie de traslados diversos, tanto físicos como conceptuales. El lenguaje que emplea –afincado en diversas aproximaciones de traducción literal de la fotografía a la pintura- entabla diálogos con la experiencia misma del acto de ver, del rol que esto tiene en la conformación de la memoria, de la percepción íntima e influencia del paisaje y los espacios.


Hace algunos años viene trabajando con el potencial ontológico, vivencial y hasta político que se deriva de una serie de desplazamientos territoriales, los cuales son documentados en sus obras, ya sea en polípticos –los cuales registran secuencias que dan cuenta de un avance progresivo del tiempo y del espacio- o en imágenes únicas que concentran reflexiones en torno a estas mismas dimensiones.


Se podría entender su producción como una nueva interpretación del género del paisaje, una en la cual el afán de representar un sitio claramente determinado no es la inquietud principal, sino más bien la posibilidad de hurgar en la experiencia humanizada de la geografía, el potencial de entablar una relación personal, única y no mediatizada respecto a ella y al panorama cultural que encierra.


Para informar la presentación de Cardoso en esta edición de la Bienal de Venecia tal vez convenga recordar dos trabajos específicos, el primero titulado Lejos cerca lejos (2004) ( http://photos1.blogger.com/blogger/21/2094/1600/60.jpg ) , un tour de force pictórico que consiste de 320 pequeños paneles en los cuales documenta de manera profesamente aleatoria su recorrido desde Cuenca, una modesta ciudad engastada en los Andes ecuatorianos, hasta el Parque Ibirapuera –sede de la Bienal- en la megalópolis de Sao Paolo. El segundo es una serie de pinturas titulada 6:00 AM (2006) la cual es el resultado de la documentación diaria, por el lapso de un mes, de una sección específica de la cordillera de El Cajas vista desde su ventana a exactamente aquella hora de la madrugada.(http://photos1.blogger.com/blogger/21/2094/1600/falconi%20019.jpg )


Con estas referencias en mente tal vez podamos ensayar algunas lecturas contenidas en Allende, palabra que el diccionario define como “de la parte de allá”, y que actúa como un indicio que estrecha las intenciones reflexivas del artista a un sitio y a una sensibilidad ajena y distante. En este trabajo las connotaciones de los referentes mencionados se amalgaman e inclusive se amplían al incluir en ellos un componente relacional: Cardoso solicita a un voluntario italiano que, vía Internet, le proporcione diariamente imágenes de un punto específico –a su elección- de Venecia, iniciando así un recorrido por una cadena de territorios (reales-virtuales) y filtros (sensoriales-digitales) que relativizarán y transformarán la experiencia concreta del lugar y el tiempo, una condición contemporánea ya complicada con la homogeneización del paisaje cultural mundial y los fenómenos que la teoría ha concentrado en nociones como el simulacro[1], la virtualidad y la hiperrealidad.


La intensidad del “desenfoque” que el artista ha aplicado a estos escenarios, defecto inherente a la lente fotográfica y que ha escogido reproducir obstinadamente en la representación pictórica, hace que nos concentremos básicamente en una “atmósfera”, en un estado anímico si se quiere, en un vaporoso campo de intensidades que se convertirá en la narrativa misma de la obra: “realizo traslados que ocurren estrictamente en el tiempo y en los que la luz y los cambios atmosféricos asumen el papel de narrar lo transcurrido. En mi afán de ׳comprender׳ el tiempo en una doble acepción: entender, aprender, pero también asirlo, capturarlo, he concebido estas obras en las que empleo imágenes de horizontes distantes donde coexisten elocuentemente lo efímero y lo eterno en constante diálogo e interacción. Las montañas estáticas e inamovibles, transformadas, coloreadas por el movimiento de las nubes o la calidad de la luz. Para la obra de Venecia se suma un elemento importante, pues al encargar a un personaje de la ciudad que me remita las fotografías con las que trabajar estoy dejando que su espacio cotidiano, su mirada y su horizonte se incorporen en esta narración del tiempo. Pero más aún, me gusta pensar en la comunicación que hemos tendido entre Cuenca y Venecia como uno de esos espacios de tránsito a los que me he referido en obras anteriores. Si en esta obra hay un ejercicio de reflexión sobre los ׳Territorios׳ este por supuesto no radica en la idea de pintar mediante la ayuda del Internet una tierra distante, sino en crear so pretexto de la obra un puente pasajero en ese territorio-aleph del Internet.”[2]


A través de su carrera siempre ha sido posible extraer de la obra de Cardoso interesantes diálogos con la centenaria tradición pictórica occidental. Las connotaciones religiosas que conlleva la cordillera de El Cajas[3] , por ejemplo, podrían hacer ver las montañas de 6:00 AM como unas nuevas “catedrales”, las cuales al ser pintadas en un ejercicio de disciplina interior podrían verse a la luz de lo realizado por Monet con la catedral de Rouen (más de treinta cuadros del mismo sujeto bajo la luz de distintas horas del día) dándole un grosor contemporáneo a aquel gesto relacionado; por otro lado casi cien años atrás Monet arribó a Venecia y deslumbrado por la ciudad emprendió una serie de paisajes de sus sitios más emblemáticos, algo que Cardoso evita para intentar comunicar, desde un pequeño taller al otro extremo del mundo, el potencial grandilocuente -para la subjetividad autónoma de un otro- de un punto casi genérico del horizonte.




[1] Aquí me interesan más el talante filosófico de Klossowski y Deleuze que el concepto desarrollado por Baudrillard. Para Klossowski existe una “singularidad intransferible”, un fantasma que no se puede comunicar ni representar, siendo el simulacro una reproducción deseada de un fantasma que “simula” la agitación invisible del alma.

[2] Pablo Cardoso en correspondencia con el autor. 12 de Febrero del 2007.

[3] En la conciencia colectiva del Ecuador El Cajas inmediatamente evoca los masivos peregrinajes que se realizaron en los años ochenta para presenciar manifestaciones de la Virgen María por intermedio de una vidente.




Hago mío este territorio
Manuela Ribadeneira
Bienal de Venecia - 2007

En parte de la práctica de Ribadeneira existe una exploración de las maneras arbitrarias en que los territorios se declaran propios, en Hago mío este territorio (2007) la frase del título se graba en la hoja acerada de una navaja que ha sido clavada en la pared, y cuyo reflejo hace visible la inscripción sobre el muro. Asociando su gesto de posesión con lo histórico presenta en la misma sala – en un palazzo del Siglo XVII- una pieza de audio que reproduce el texto español de posesión de tierras americanas, diseñado para ser leído antes de cada campaña de conquista, a veces hasta en latín, a los nativos que no entendían nada.[1] La alocución presenta a la corona envestida por poderes extendidos por el Papa, quien a su vez por designio divino argumentaban era la “cabeza de todo el linaje humano, dondequiera que los hombres viniesen en cualquier ley, secta o creencia”. Y así, erigiéndose como “domadores de pueblos bárbaros”, luego de enumerar los requisitos de servidumbre y conversión detalla la siguiente amenaza: “Y si así no lo hicieseis o en ello maliciosamente pusieseis dilación, os certifico que con la ayuda de Dios nosotros entraremos poderosamente contra vosotros, y os haremos guerra por todas las partes y maneras que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia y de Sus Majestades, y tomaremos vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos y los haremos esclavos, y como tales los venderemos y dispondremos de ellos como Sus Majestades mandaren, y os tomaremos vuestros bienes, y os haremos todos los males y daños que pudiéramos, como a vasallos que no obedecen ni quieren recibir a su señor y le resisten y contradicen; y protestamos que las muertes y daños que de ello se siguiesen sea a vuestra culpa y no de Sus Majestades, ni nuestra, ni de estos caballeros que con nosotros vienen.” Si bien la interacción de estas obras reavivan una serie de reflexiones sobre la conformación del orden mundial actual, el contexto de inserción de esta pieza está sugiriendo alusiones a las dinámicas del mundo del arte, un campo en el cual insistentemente se libran luchas de legitimación y visibilidad, donde la colonización cultural, la resistencia a las formas hegemónicas y la contestación de las periferias se contrastan de manera interesante ante el horizonte de la conquista.

RK

[1] El Requerimiento fue escrito en 1513 por el jurista y consejero real Juan López de Palacios Rubios para lo corona española.