Fin. Finito. Kaputt.
Las primeras tarjetas de presentación que me hice a inicios
de la década pasada detallaban mi actividad sucintamente como “diletancia y
entusiasmo”. Este último elemento siempre fue para mí el ingrediente clave para
escoger y definir los proyectos que quería llevar a cabo. Río Revuelto el más
querido de todos. Pero desde hace unos pocos años la motivación ya no era la
misma: poco a poco la tarea de mantener la página se había convertido en una
responsabilidad autoimpuesta que me pesaba por varios motivos. El tiempo siendo
un factor importantísimo, dedicando horas y horas a visitar el triple de
muestras de las que finalmente registraba, la tarea de documentar
exhaustivamente y recabar toda la información que reuniese una exposición, y
finalmente el trabajo de edición de cada entrada, que podía incluir
entrevistas, textos, reseñas, etc. Todo esto sin ningún móvil económico en
mente. La página nunca generó un centavo ni admitió publicidad para sostenerse.
Con el paso de los años sentí que Río Revuelto pasaba a ser
algo más que una plataforma de difusión –tal era el propósito inicial- para
convertirse en un archivo que daba cuenta del desarrollo y consolidación de las
prácticas artísticas contemporáneas en el Ecuador. Se acumularon más de diez
años de información sobre la escena local cronológicamente organizada a través
de las exposiciones más relevantes (a un promedio de 38 al año), de acuerdo a
un criterio editorial. Esto no lo escondo, sino más bien lo pondero. Desde el
comienzo la premisa de Río Revuelto era clara: un criterio editorial sin pretensiones
de ser democrático ni inclusivo, raseros que invariablemente aproximan
cualquier iniciativa a la inutilidad. Esto no quiere decir tampoco que sienta
particular sintonía con todo lo que aquí ha aparecido, sino más bien que lo
considere un componente digno de notar en el arte que circuló en este período.
Pero, como decía, el entusiasmo ya no es el mismo. La escena
es ahora más compleja y mapearla resulta una tarea en exceso demandante para
una sola persona. Aunque los canales de difusión se hayan multiplicado algunos,
incluyéndome, extrañarán un lugar como este que centralice la información y en
cierto modo la tamice ofreciendo una perspectiva informada. Aquí dejo este archivo que se mantendrá
encendido mientras se pueda, junto a un profundo agradecimiento a todas las
personas que de forma desinteresada apoyaron la iniciativa con sus textos,
opiniones y tiempo. Ha sido un viajecito.
Rodolfo Kronfle Chambers
EDITOR (2003-2015)
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