COMENTARIO DEL EDITOR:
El fenómeno de los Años Viejos Gigantes del sur de Guayaquil
sigue siendo para mí el proceso cultural más interesante de este puerto, lleno
de significantes y modelado por un conjunto de variables:
La económica:
este año las producciones, fruto de un esfuerzo colectivo de proto
“crowfunding” (como le escuché al autor de estas imágenes) se notan logradas
con un poco menos dinero que en diciembre pasado.
Los auspicios: a
pesar de que las colectas barriales para construir los viejos lucen más
frugales se comienza a incorporar cierto respaldo financiero
de compañías o negocios privados (el año viejo de “Hígado graso” es simplemente
delirante, y se encuentra auspiciado por Kufer-Q Forte, disponible en la
farmacia de la esquina). Si este asunto de los auspicios pega el cielo es el
límite.
El turismo: al
fin ciertos operadores turísticos caen en cuenta de que la verdadera riqueza de
esta ciudad se encuentra en su caos y su espíritu de apropiación (en todo
sentido)…varios gringos fueron detectados tomándose fotos con los gigantes con
una sonrisa de oreja a oreja, probablemente pensando que alguien pagó derechos
de reproducción a la Corporación Disney.
Nuevas derivas
creativas: Es conocido que muchos de los hacedores de años viejos en la
calle 6 de marzo tuvieron formación artística en la escuela secundaria de
Bellas Artes de Guayaquil. A ellos se debe el paulatino refinamiento de las formas,
el desarrollo de las técnicas de moldes, el pintado con aerógrafo aplicando sombras y luces, etc.
Este año encontramos el primer año viejo gigante que hace un guiño a la historia del arte: una
versión de “El grito” de Edvard Munch que lucirá simplemente extraordinario
mientras se consuma por las llamas. Al preguntar al hombre que lo acompañaba me
indicó que lo hizo su hijo, graduado del ITAE…en resumidas cuentas, si empieza
a operar el ingenio de mentes ya cultivadas a nivel universitario los
desarrollos futuros pueden ser impredecibles en sus alcances.
El punto alto: Había un año viejo con representaciones de Eddie, la mascota de la banda de metal Iron Maiden, que incluía todo un clan de fans quemando con fruición rockera maduro con queso en el backstage. Un puede treparse al escenario y sentir los efluvios vaporosos subir del infiernillo que se cocina ahí adentro...
El punto alto: Había un año viejo con representaciones de Eddie, la mascota de la banda de metal Iron Maiden, que incluía todo un clan de fans quemando con fruición rockera maduro con queso en el backstage. Un puede treparse al escenario y sentir los efluvios vaporosos subir del infiernillo que se cocina ahí adentro...
Las normativas:
este año no he escuchado del concurso que se hacía que ponía a competir a la
gente y que estimulaba la ambición creativa; puede ser que por el tema del
control de los bomberos se prefiera desestimular este asunto (después de todo
esta es históricamente, de forma literal, una ciudad Fénix).
La influencia: ya
hay años viejos gigantes en otras ciudades!!! Que maravilla es cuando un
fenómeno popular se riega de esta forma.
En fin, aquí va la galería anual de años viejos de Río
Revuelto, un bellísimo ensayo fotográfico de Ricardo Bohórquez:
AQUÍ UN MAPA DE UBICACIONES:
Excelentes fotos
ResponderBorrar¡Qué paseo virtual tan interesante!
ResponderBorrarExcelente análisis referente a los años viejos gigantes 2015 al Sur de Guayaquil
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