Sobre la obra
de X Andrade:
“…la epifanía
antropológica más importante desde ‘Tristes Trópicos’…”
Rudolph K. Tombstone – River Rapids Gazzette
“…la pregunta
flota en el aire: ¿tour de force conceptual o bufonada contemporánea?…”
Tony Chambers – The Sambo Rendón Chronicle
“...el
galerismo mundial impone severa censura a Andrade: XXX…”
Mel Picado - The Municipal Art Journal
“…extravaganza
psicotrópica de delirio académico y arte popular….”
Easy Consep – Las Peñas Enquirer
“…Andrade
pervierte como nadie la imaginación vernácula, estimulando con desparpajo el
Punto G del sistema arte….”
Scott McCollum – The Montecristi Times
Registro fotográfico: Rodolfo Kronfle Chambers
X ANDRADE : EL
ANTROPÓLOGO COMO ARTISTA… O ARTE LOBO EN PIEL DE OVEJA.
La serie de “rótulos” que compone The Full Dollar Collection of Contemporary Art (2009-2013) es sin
duda uno de los puntos altos del conceptualismo que se aclimató con sentido crítico
y contextual por estos tristísimos trópicos. X Andrade, es un agent provocateur académico: distanciado
de la cantaleta superficial el filo crítico de sus gestos e intervenciones
suele ser complejo a pesar de los métodos divertidos, crudos y directos que
emplea.
Antropólogo de formación y catedrático de profesión su
aproximación al arte contemporáneo está filtrada, como premisa, por una
observación muy consciente de los aspectos más cuestionables del devenir del
arte contemporáneo en tiempos de capitalismo tardío, a la vez que emplea -no
sin ironía- muchas de las “estrategias” y recursos que han perfilado diversas
prácticas artísticas de avanzada. En ese sentido el cuerpo de obra que ha
desarrollado constituye un muy coherente alegato de crítica institucional (hacia el sistema arte), más allá de
haber tocado temas puntuales centrados en el cuestionamiento ideológico al
poder político y a la burocracia cultural que han caracterizado parte de su
práctica.
Es a partir del pensamiento crítico que Andrade ha
articulado una particular forma de hacer antropología desde el arte
contemporáneo… o viceversa. La confusión que este tema aún me causa es, para mí,
el mayor valor que subyace en su trabajo. Sus proyectos parten de un sostenido
interés en el concepto de “economías visuales”, es decir a partir del análisis
del rol que las imágenes -sus dinámicas de producción, circulación y consumo-
juegan en la configuración de nuestro entendimiento del mundo. Y como académico
es inevitable que opere a partir de un declarado cocktail de influencias
teóricas (Deborah Poole, Griselda Pollock, Roland Barthes. W.J.T.Mitchell) y
una serie de improntas adquiridas en las aulas de su alma máter la New School
for Social Research de Nueva York.[1]
The Full Dollar Collection
of Contemporary Art se concreta, como todas sus iniciativas, en clave
colaborativa. En este caso pidiendo al pintor de rótulos Victor Hugo Escalante
interpretaciones pictóricas de obras ampliamente reconocidas y legitimadas del
arte contemporáneo internacional. La consigna exige además que Escalante (más
conocido como Don Pili en el pequeño balneario de Playas, Ecuador, donde sus
trabajos adornan desde lanchas de pesca artesanal hasta cabarets), estimulado
por su propia interpretación, adapte imaginativamente estas imágenes dentro de
un esquema publicitario dirigido a promover diversas actividades ficticias,
fabuladas en pérfido diálogo con Andrade: el resultado es un conjunto de
bizarros letreros para diversas actividades comerciales, locales de
entretenimiento, centros educativos y médicos.
En esta operación se puede decir que Andrade, poniendo el
acento en la precariedad periférica, da una vuelta de tuerca adicional al
extendido modus operandi del art
fabrication, dinámica através de la cual artistas de “alta gamma” de las
marquesinas internacionales contratan a talleres especializados para
desarrollar proyectos complejos o técnicamente ambiciosos. Al respecto Andrade
comenta:
“Como y/o al contrario de los grandes artistas, yo comisiono
a Don Pili -en su calidad de assistant
painter- la copia infiel de los originales; infiel en el sentido del medio
a utilizarse (esmalte sobre madera) y en el formato (rótulo) de un referente
que puede ser una pintura, una escultura, una fotografía o una instalación.
Mientras Don Pili está preocupado por mostrar su destreza gráfica –léase la
reproducción fiel de la obra comisionada—yo insisto en que saque a luz la
tradición tipográfica del rotulismo popular, por un lado, y que, por otro,
juegue con el poder ilustrativo de la imagen asignada… esta incitación, ha
sido, además, motivo de desencuentros adicionales porque para mí el texto y la
tipografía son tan importantes como la imagen, mientras que Don Pili tiene su
propia agenda, que es la de hacerse ver a potenciales compradores como artista
en sus propios términos: capaz de reproducir hasta la mas intrincada de las
obras encargadas.”[2]
Si bien desde el arte contemporáneo se han elaborado
múltiples aproximaciones hacia formas vernáculas de expresión simbólica como la
gráfica popular, que van desde una puesta en valor que cuestiona la jerarquía
de la llamada alta cultura o que vuelve inestables conceptos como autoría y
originalidad, estimo que la obra de Andrade desborda estos alcances ya
trajinados. Las imágenes que ahora firma orgullosamente Don Pili no suponen
importancia alguna en su repertorio visual, ajeno como se encuentra a las
dinámicas del star system que
estructura los cimientos del arte internacional. Sus adaptaciones están
atravesadas por aquella libertad e “inocencia” que hace que los resultados sean
–al menos para los iniciados- cómicamente estúpidos. A mi criterio este es el
nervio clave que toca el proyecto, la clara revelación de cómo una economía de
las imágenes se hipertrofia a sí misma en el proceso de construcción de valor
de los bienes culturales. De esta autopoiesis complaciente y celebratoria se
desprenden implicancias alrededor de varios temas que determinan el estatuto
del arte actual, y que demuestran que digan lo que digan el tamaño sí importa:
desde la espectacularidad que aceita la gran maquinaria de la industria, a la
banalización de la bienalización, pasando por el fenómeno ferial en desmedro de
la autoridad museal, entre otros vicios que corroen el “circuito”.
Andrade amplía estos alcances a un ámbito de análisis donde
se miden los efectos de la traducción cultural y una perspectiva ideológica: “Una
vez acordado el juego textual –a veces con maravillosas traducciones fallidas
del inglés al castellano-, los textos adquieren la capacidad de criticar al
esfuerzo mimético como tal y, espero, al coleccionismo de arte contemporáneo
como mercado... La cuestión del método de producción artístico-artesanal
simultáneamente es lo que ancla al proyecto como una extensión de mis intereses
antropológicos propiamente: es decir, sobre las pregunta que se hace la
etnografía sobre la vida social y los flujos de las imágenes, las condiciones
desiguales de poder entre distintos hacedores y circuitos, y los malestares que
generan las fallidas traducciones. Todo esto mientras, efectivamente, se genera
un efecto humorístico al poner a prueba, además, los conocimientos del medio
sobre arte contemporáneo.”[3]
Concedo que la producción de Andrade no es para mentes
almidonadas, pero por suerte, mas allá de su latente sofisticación, los
resultados de la sintaxis visual de Don Pili llegan a ser encantadores por
derecho propio. Nunca el arte naif fue tan perverso.
Rodolfo Kronfle
Chambers
Guayaquil, 18 de mayo
2013
[1] Sobre este tema sugiero
revisar X. Andrade, On Collecting and
Translating Anthropology to Contemporary Art, 2013, publicado en
http://www.kcet.org/socal/departures/community/fulldollar/on-collecting-and-translating-anthropology-to-contemporary-art.html
[2] X Andrade, correspondencia
con Rodolfo Kronfle, 28 de mayo de 2013.
[3] Ibid.