miércoles, noviembre 30, 2005

Velarde, un contemporáneo disidente.
Por Rodolfo Kronfle Chambers 30-11-2005

Jorge Velarde presenta su nueva producción en el local de decoración de interiores Cesa Design. Se podrá visitar hasta el 26 de diciembre.

El intercambio que abajo reproduzco surge de una conversación bastante informal e improvisada que tuve con el artista en abril de este año, cuando comenzaba a preparar las obras que ahora exhibe. Su pensamiento nos ofrece valiosas claves para acceder al trabajo que presenta, y añade -en el estratégico cálculo del impacto público de sus opiniones y dentro del contexto de presentación de la muestra (que son gestos y actitudes significantes)- aún más contenidos a estos trabajos.


Pie de Foto: Obras en proceso en el taller del artista en abril de este año.

El diálogo se suscita de la impresión inicial que me causaron las nuevas obras que encontré en su taller, las cuales nacen –según me dice- sin agenda de sentido o intención específica. Le comenté que estas obras me parecen bastante más conservadoras que las que realizó en los últimos años:

JV…lo mío nunca ha sido un trabajo intelectual, decir aquello sería pretencioso
RK...pero sí estaba adquiriendo matices de sofisticación...
JV…que me estaba molestando....
RK ¿Te molestaba que las últimas obras apelen más a la inteligencia que a los sentidos?
JV No, porque yo no creo que el arte deba ser para subnormales...para tontos...pero el arte en general -y yo creo que el mío también- que se está enrumbando de esa manera, empieza a elaborar un discurso con una sofisticación como dices tú, que yo la encuentro hasta artificiosa...rebuscada, de por sí la sofisticación es una especie de intrincamiento, de rebuscamiento, de obviar el camino más directo, ir a buscar un camino más largo, con más curvas, recodos y recovecos, eso es la sofisticación en definitiva, entonces yo creo que esa sofisticación hay momentos en que es válida y hay momentos en que es artificiosa, en que es gratuita, es una especie de -un poco burdo suena- una especie de masturbación mental, es estéril, absolutamente estéril por la búsqueda nada más del placer, solamente por la observación y búsqueda de ese tipo de lenguaje...a mí me resulta personalmente aburrido ir a una exposición de artistas contemporáneos y ver lo que hacen, me aburre.......una de las cosas que me estoy cuestionando es mi estatus de artista, hasta llegar al punto de decir ya no me interesa ser artista... Con estos cuadros he empezado a disfrutar el trabajo, cosa que para mí es fundamental, para mí era importantísimo disfrutar del trabajo.
RK ¿Del acto físico de pintar?
JV Sí, de coger el pincel, de aplicar los colores, de alejarme, de verlos, de empezar a ver como aparecen las formas...es un proceso totalmente diferente....
RK ¿Nunca te has cuestionado -en este mundo que ha pasado un proceso de hipertecnificación que ya tiene más de cien años- si aquella destreza de lo manual todavía crees que conlleva una especie de resonancia espiritual especial respecto a la producción de imágenes por cualquier otra vía, llámese video o fotografía o lo que fuere?
JV No, porque me interesa la fotografía, el video y ese tipo de cosas...no, yo no creo que tenga una resonancia espiritual, pero es como...
RK ¿Y su estatus respecto a otros medios: consideras que tiene un estatus superior o igual?
JV Es como aquel que disfruta salir a correr, entonces ya el correr para ese individuo no es una función útil, pragmatismo cotidiano, no está trasladándose de un lugar a otro porque necesita hacerlo, porque a las finales o se sube a un bus o se sube a un carro, sale a correr porque disfruta correr, un poco así...correr para trasladarse ahora es un poco absurdo, es totalmente impráctico porque tenemos medios hoy en día más eficientes y prácticos para cumplir ese objetivo, pero no le puedes quitar a esa persona que sale a correr que lo disfrute, que le guste...
RK…correcto, pero a lo que quería llegar es a saber si piensas que la pintura todavía tiene un estatus diferenciado respecto a otros medios, el poder pintar respecto a otros modos y maneras de producción de imágenes...
JV…lo que encuentro es que es un reto mucho más atractivo, un reto que a mí me da más satisfacción, porque es muy fácil ahora parecer artista, es muy fácil coger y plantear una pirueta cualquiera, pirueta en cualquier sentido: intelectual o física...

...mi trabajo no es lo que yo he querido hacer, o sea la suma de todas mis capacidades, sino la consecuencia de todas mis limitaciones...me voy topando con bordes y tengo que ir corrigiendo el camino, y por ahí se va enrumbando mi trabajo, eso es todo, no hay más...y yo pienso que lo mismo me está sucediendo ahora, de repente empiezo a sentir que estaba adquiriendo un tono demasiado elevado (intelectualmente), entonces pienso que no es por ahí porque yo no soy un gran intelectual...
RK ¿Te preocupa que se valore tu obra más por ese lado que...?
JV...no, no me preocupa que se valore más...volvemos un poco a lo mismo, a la cuestión del disfrute, para mí el sentarme a pensar como resolver una obra, un discurso visual, el pensar en temas que sean pertinentes, actuales o cosas así me resulta poco gratificante, prefiero dejar que esas cosas salgan de forma natural cuando tengan que salir, nada más, sin tener que hacer como esos artistas que trabajan por temas, por series, con tesis y todo perfectamente calculado, con estudios y una cantidad de cosas así, a mí eso no me produce ningún placer, no se trata de que me valoren por eso o por lo otro, se trata de que a mí eso no me produce ningún placer, y que me valoren por eso me parece chévere pero también es ridículo que reconozcan en mí algo que a mí no me interesa personalmente, no que a mí no me interesa ser reconocido....pero si lo quieren reconocer o lo quieren ver, o se lo quieren inventar, pues bien que lo hagan, pero lo que a mí me interesa es sentirme bien con lo que hago, eso yo creo que es lo principal, no trabajar para afuera, para otros, sino trabajar para mí, como siempre lo he concebido esta es una de las actividades más egoístas que hay, porque yo disfruto cuando lo hago, disfruto cuando lo exhibo, disfruto cuando lo vendo y disfruto cuando me gasto la plata, un poco así, aunque entonces a veces ya no había ese disfrute, aunque a ratos ese disfrute a veces se vuelva masoquista porque a veces no se vende o a veces no me salgan las cosas, puede volverse un poco contra uno, pero yo quiero sentirme bien cuando lo hago, no tanto el proponerme -que es una de las cosas que yo veo que está muy difundida en la actualidad entre todos estos productores de obras visuales, que yo te decía que son obras muy moralistas, señalando el bien y el mal, poniendo el dedo en la llaga, cuestionando las cosas, eso lo veo ya como artificioso, y se sientan a pensar ¿a ver, qué es lo que tengo que hacer ahora?, yo no quiero caer en eso, trabajar así...
RK ¿En ese sentido -de verlo como artificioso- no crees que el tipo de obras que estás haciendo ahora puede caer bajo ese tipo de razonamientos, o más grave aún, no hablando de alguien que lo hace técnicamente tan bien, sino de los cientos de personas que lo hacen tan mal?
JV...por eso te decía hace rato que he llegado a cuestionar mi estatus de artista, y llego a decirme a mí mismo que prefiero no ser artista sino solamente un pintor, y si soy un artesano nada más pues soy un artesano, no me interesa sino pintar, eso hago, disfruto haciéndolo, es como que le digas a Jefferson Pérez: Oye, marcha más despacio para que no llegues primero, eso le gusta, eso hace, y lo hace bien, esas son sus capacidades, ahora, yo pinto y lo que puedo hacer es eso, entonces si a alguien eso le parece que es excesivo, que es pretencioso, pues yo lo siento, o sea no es mi intención, la cosa es muy simple como yo te decía yo hago lo que puedo hacer, ha habido momentos en que yo he querido simplificar mi trabajo y no puedo, lo que tampoco significa que soy un virtuoso porque yo se que no lo soy, porque hay cosas que yo no puedo hacer y tampoco es que eso [Velarde señala las obras de las cuales hablamos] es la octava maravilla del mundo como pintura, tiene defectos y yo los veo y trato de resolverlos y no puedo, entonces yo soy conciente de que tampoco es que mis pinturas son para decir ¡que bestia! ni cosas así....FIN

sábado, noviembre 12, 2005

Café con Patas.
Por Rodolfo Kronfle Chambers 12-09-05














A propósito de su más reciente muestra en el Centro de Arte, visité a Enrique Tábara. De la larga y franca conversación reproduzco a continuación algunos fragmentos.




















Pie de Foto: Uno de los más recientes trabajos de Enrique Tábara que conforman la Serie Actual.

Bueno Enrique, vamos a hacer lo que a Usted no le gusta, que es hablar, y para mí no hay nada más valioso que cuando los artistas hablan.
Lo que pasa es que los artistas a veces hablan todo lo contrario a lo que pintan…

Un impulso importante de su generación estaba en el desarrollo de nuevas formas, que vayan otorgando un sentido de renovación, originalidad y novedad al trabajo que realizaban, ¿no piensa que las series que se extienden por muchos años traicionan esos impulsos? Me explico, cuando recién presentó su serie de bichos en los noventa –más allá de que ya tenía referencias tempranas de ellos en su obra- me pareció una buena muestra, un paso más en su carrera, pero la serie de ahora apunta hacia atrás.
Eso tiene su explicación. Bueno en primer lugar quiero decirle lo siguiente, todo lo que hace el joven –en todos los tiempos- tiene que aceptarse y estimularse –en ese aspecto el crítico desempeña un importante papel-, porque es lo normal que un joven artista de pronto se revele contra lo establecido –eso lo hicimos todos-, pero hay que aceptar que son simples propuestas. No puedes admitir que un joven que tiene diez años con su propuesta son obras que expresen ya algo importante dentro del arte, porque recién el joven está investigando, está explorando, el tiempo es muy importante, hay que ver si ese artista se mantiene en su propuesta primera a ver si está elaborando algo que ya pueda ser digerible…el arte es un alimento del cual la sociedad se nutre constantemente, pero ese alimento tiene que elaborarse, no tiene que quedar en simple propuesta, tiene que ser digerido; yo no soy tan pesimista como Marcel Duchamp que decía que había que esperar 50 años para ver si ese producto de ese joven artista podría digerirse, ahí es donde juega un papel importante el crítico de arte…

…la segunda cosa, mire yo pienso que un artista…tiene absoluta libertad de pintar lo que a él le de la regalada gana, hasta algún día encontrar que eso es lo de él, que esa es su forma, sus imágenes, esa es su técnica de trabajar, no es que se trate de que llegó el momento de fabricar cuadros para vender porque ya son aceptados, ese es precisamente uno de los retos que se le pone al artista para ver si cae, transformándose en un simple hacedor de cuadros.

¿Se puede decir que ya no es prioridad para Usted estar buscando la novedad?
No, sino que llega un momento en que uno debe de afirmarse en lo suyo: estas son mis imágenes , este es mi mundo que me ha costado cincuenta años encontrar esto, esto es mío, eso no quiere decir que uno le de la espalda a seguir buscando, a seguir innovando, pero llega un momento en el cual te das cuenta que más importante es mantenerse que cambiar, cambiar es fácil…es fácil decir ahorita me meto en la vanguardia, yo por ejemplo estuve a punto de meterme con lo efímero [estamos hablando hace quince años]…

¿Por qué decidió no proseguir con eso?
Porque pensé que de pronto me estaba volviendo frívolo, y esa es una de las cosas que yo he tratado de que no suceda…la mejor manera de ser vanguardista es no siendo vanguardista, eso me lo impuse hace muchos años…

…yo me inspiro en unas imágenes o en unos ritmos, sobretodo ritmos…ritmos arquitectónicos, puedo darme a conocer con mis patas pero inspirándome en la cosa precolombina, ese es mi mensaje y no quiero nada más…

Con respecto a su trabajo más reciente, en el sentido que retoma una serie que trabajó muchos años atrás, ¿piensa Usted que su mejor trabajo está en el pasado o que todavía está por hacerse?
No, mi trabajo es importante en el pasado porque fueron propuestas, pero para mi no hay nada de obra concreta –digamos-, son propuestas, son como que yo estaba investigando, cincuenta años en la pintura estaba investigando, yo para mí lo que estoy haciendo no es obra, no son propuestas, son como que de pronto yo ponga todos los elementos musicales y creo mi sinfonía y creo mi obra concreta, mi obra cerrada como la llamaría Marta Traba, una pintura cerrada ya, hermética…

En lo personal pienso que las obras que vi en la exposición tienen una excelente factura y confirman su dominio de aspectos formales, color, composición, etc., inclusive hablan de una creatividad fértil en el sentido de que la serie parecería no poder agotarse jamás, de hecho es difícil distinguir en muchas telas -si uno no las conociese- si fueron hechas treinta años atrás o ahora, y me parece que haber colgado piezas antiguas contribuye a esa sensación, como que es una declaración que Usted buscar enfatizar.
…eso para mi fue solo como ir preparando las herramientas para algo que iba a venir después, estuve pintando 17 años el tema de las patas, ¿entonces qué pasa? que a mi me ocurre en mi manera de trabajar, yo hago mis bocetos y los pongo a añejar, y a veces pasa un año que nos los veo, y llega un momento…que alguno me llega, me impacta, que me están diciendo algo todavía muy vivo…

¿Algunas de las nuevas pinturas se basan en bocetos antiguos?
Algunas sí, pero muy pocas…porque el concepto que yo tengo de la pintura actual está bien en relación con [algunos bocetos] pero ya no con los otros, tienen que estar muy de acuerdo con lo que yo pienso ahora de mi pintura de piernas, entonces yo estoy elaborando una obra nueva solo inspirándome en eso…lo que pasa es que mi pintura de este tema no hay nadie [críticos de arte] que haya podido entrar en el mundo de las patas, no han sabido que decir porque lo asocian con algo literario, por ejemplo han llegado a decir que yo pintaba patas porque Guayasamín pintaba manos, eso no tuvo nada que ver…pero en todo caso mi pintura de ahora es un reto precisamente para ver si es que yo caigo en este planteamiento mío primero, no tengo porqué hacerlo porque yo tengo bien definida mi pintura.

Hay algunos coleccionistas –especialmente los que tienen pata-patas- que me han comentado su inconformidad con el hecho de que vuelva a desarrollar esta temática, sienten que aquello le quita valor no solo a las obras que poseen sino que es una movida equivocada desde el punto de vista profesional suyo.
...[yo lo que les digo] es que precisamente se va a revalorar la obra anterior porque yo lo que estoy haciendo es una cosa totalmente distinta, puedo haberme inspirado en eso pero no tiene nada que ver…yo creo que tengo mi “espacio plástico” pero no tuve conciencia de él, ahora si la tengo…yo trabajaba de una manera loquísima…no había una cuestión de que yo trate de organizar el porqué, organizar mi espacio…yo era muy frívolo pintando y ahora no –en lo absoluto-, mi pintura…ahora es una cosa más bien de tipo religioso…ahora se hacia donde quiero ir, en esa época me iba a un lado, me iba a otro.

¿Cuál es ese sitio donde quiere ir?
El sitio donde quiero ir es donde mi obra mantenga un lenguaje…yo no tengo mayores ambiciones…sencillamente yo quiero que mi obra sea mi mensaje…el mensaje no es de una obra, el mensaje quiero que sea de 500 obras, mi obra maestra no es una, mi obra maestra tiene que ser las 500 pinturas…

A veces pienso que los maestros modernos están en una incómoda situación histórica, que por motivos diversos –como pueden ser un mercado de arte deprimido o la emergencia de nuevas prácticas artísticas que concitan el interés de críticos y curadores a nivel mundial- se ven algunos avocados a retornar a la “época” de sus grandes éxitos, pienso por ejemplo en Aníbal Villacís cuando dejó de pintar esos rostros tiernos y volvió a realizar cuadros “precolombinos” en una época en que aquello había perdido total resonancia. En el otro extremo –el ético- me acuerdo del caso de Giorgio De Chirico que empezó a falsificarse a sí mismo –en sus años tardíos- al pre-fechar y producir obra que se asemejaba a la pintura metafísica que lo hizo famoso ¿Cómo ve Usted de este fenómeno?
…yo nunca he caído en eso, yo pienso que todo depende del carácter de la persona, y por eso es que yo dudo siempre de que la obra de un joven sea importante, porque al ir uno analizando las experiencias del artista se va formando primero el hombre, primero el ser humano, y el arte tiene que estar ligado completamente a lo humano, a la experiencia vivida…
¿La mejor obra estaría entonces en la madurez artística?
En la madurez claro.
Pero históricamente sería todo lo contrario.
No, yo no quiero decir que sea eso definitivo…hay artistas que indudablemente sí deben considerarse de vanguardia porque ellos aportaron algo…siempre hay artistas que tienen la suerte de ir dejando huella en los jóvenes, a los que vienen, pero todos no somos así, no todos tenemos que ser vanguardistas y correr siempre al cambio, además yo pienso que nosotros en Latinoamérica somos de una mentalidad que no tiene nada que ver con la norteamericana o la europea, si tenemos algún parecido con alguna raza o región nos podemos parecer a lo africanos…

¿Considera que su generación es la última de los llamados Maestros, con mayúscula? ¿Ve algo de valor en los artistas jóvenes o no le interesa lo que están haciendo?
Los jóvenes me interesan mucho, y yo siempre los he apoyado cuando he tenido conversaciones con alguno de ellos, yo pienso que ellos están haciendo el papel que les corresponde, aunque tengan que irse contra los maestros, en casi todas las generaciones el joven no quiere reconocer nada de lo que hicieron los maestros, piensan que ellos salen de la nada, usted sabe que ningún arte sale de la nada, si no tenemos la influencia de los de allí cerca la tenemos de los vecinos o de los de más allá…

¿Usted ha hecho decenas de muestras, alguna vez ha recibido críticas negativas?
Sí, en mi exposición retrospectiva en Cuenca (hace un par de años), pero no son críticas inteligentes, no critican a la pintura sino que me critican a mí…

¿Sí, pero me refería más atrás en la historia?
La única crítica fue al principio de mi carrera de pintor, que fue de los conservadores cuando pinté las prostitutas, ese tipo de cuadros, son críticas donde me decían eso no es arte, eso es algo sucio…eran mis temas preferidos que chocaban porque ya no eran los indios, sino las prostitutas, los salones, y aquí ningún pintor pintaba esos temas…

¿Eventualmente al Usted haber abandonado ese tipo de obra estuvo de acuerdo con ese tipo de crítica?
Mire, a mí la crítica me ha interesado, una prueba es que yo guardo todas las críticas, yo siempre digo que si una persona se dio la molestia de dedicarme un tiempo para analizar mi obra yo la guardo… tengo cientos de críticas desde que yo comencé…