Siga este vínculo para ver todas las obras admitidas al Salón:
http://www.mumg.info/salondejulio2008/sj2008fotos/salon.html
Estéfano Rubira - Tumbado
Mención
Geovanny Verdezoto - Los que se fueron
Primer Premio
René Ponce - Los 8 Yoes que desconocía ó las múltiples lecturas de mi mismo y mi persona
Mención
Pamela Cevallos - Vistas desde el cerro
Tercer Premio
Pedro Gavilanez - Valores sobre la degradación
Segundo Premio
El Salón de Julio 2008 – Errores de acción y de omisión (entre la paranoia y la esquizofrenia)…
Jurado:
Jaime Cerón – Colombia
Valia Garzón – Cuba/Guatemala
Victoria Vrljicak – Argentina
Alejandro Elías – Ecuador
Larissa Marangoni - Ecuador
Presidente del Salón:
René Cardoso – Ecuador (designado luego de la renuncia de Mónica Vorbeck)
Estadísiticas:
170 obras presentadas (de 170 artistas)
21 obras admitidas
Opinión:
El Salón de este año tiene dos secciones muy bien definidas museográficamente: en la sala interior encontramos las obras más propositivas y sólidas, pero lo que está desplegado en el hall de entrada se puede argumentar que refleja la conciencia culposa del jurado, todos son trabajos prescindibles y mediocres. El problema de este tipo de condescendencias es que aquello se convierte en una ofensa hacia un grupo de artistas no admitidos cuyo trabajo no era así de lamentable. La vara de rigor debe ser aplicada por igual a todo y en esto el Salón 2008 queda en deuda.
Un par de fotógrafos que encontré en la inauguración estaban molestos porque no se habían enterado de que podían participar, especialmente porque este año la redacción de las bases profesaba un conservadurismo extremo para interpretar lo que se entiende por pintura. A diferencia de las obras “ambiguas” que todos los años son incluidas como gestos que tensan las bases deseando ampliar el terreno de juego, la premiación de estas fotografías en un concurso de pintura no da para mayor reflexión: ¿admitirán a todos los fotógrafos el próximo año?
La pregunta es válida porque además el trabajo de Verdezoto no permite articular ninguna relación –ni formal ni conceptual- con la pintura (como sí lo podría, por citar un ejemplo reciente, la serie Oleoducto de María Teresa Ponce, la cual entabla un diálogo con la obra paisajística de Troya), el uso del gran angular y el carácter documental de las imágenes son características netamente fotográficas y acentúan la especificidad de aquel medio: la obra no remite a la pintura por más de que se elaboren malabares retóricos para justificarlas. (Las bases indican que: “Se mantienen los trabajos pictóricos de técnica tradicional, mixta o experimental, sobre cualquier tipo de soporte bidimensional y que, de ser el caso, se relacionen o interactúen con otros medios.” Aquí no hay ni relación ni interacción con otros medios, son fotografías sin más, y argumentar lo contrario sería –a mi juicio- una necedad).
Y aquí quisiera comentar la importancia del rol del Presidente del jurado, alguien local pero sin voto, cuya función sea –desde su conocimiento profundo de la escena local- la de brindar información contextual e histórica cuando se requiera para ayudar a orientar al jurado: no me extraña que por ejemplo la temática migratoria que aborda la obra sea percibida por extranjeros como un asunto urgente, pero probablemente no sepan que aquello ha sido usado y abusado ya por un sin número de artistas ecuatorianos por más de una década. Las fotos de Verdezoto son muy bellas, están bien logradas, tienen la virtud de no manifestar una vocación discursiva elemental y forman parte de un proyecto mayor y sostenido –de lo mejor que se ha hecho en torno a este tema- planteado con mucha seriedad y calidad; las fotos hablan y mucho desde su condición de imágenes, pero ¿hasta qué punto consideramos su pertinencia como un trabajo que señala momentos de inflexión y atractivo en el arte actual local, como lo debería ser el ganar el Salón de Julio? ¿No creen Ustedes que –por ejemplo- el segundo premio otorgado a Pedro Gavilanes llenaba aquella expectativa de mejor forma? (¿Será que Gavilanes portaba el estigma de estudiar en el ITAE, escuela que en lugar de reconocer sus aportes resulta que se satanizan sus logros? Comentarios de los jurados nacionales serían esclarecedores…)
La entrega total de obras al Salón disminuyó significativamente este año (44 menos que el año pasado), lo cual podría ser atribuible a la publicación inicial de bases que restringían la participación de artistas menores a 25 años y mayores de 40. Es muy probable que la publicación de la enmienda de este terrible error (en un pequeño anuncio de prensa) no haya llegado a todos los eventuales participantes. En cualquier caso el despropósito de una medida así queda evidenciado en el hecho fáctico de que el ganador tiene apenas 24 años y no creo que nadie le pueda endilgar a este artista una falta de “profesionalismo”.
Para terminar quiero dejar en el aire una interrogante que aún no ha encontrado una respuesta satisfactoria y que tal vez los lectores de este blog pueden comentar ¿Porqué hubo este año un jurado de 5 miembros si se venía trabajando con solo tres? ¿Porqué a los tres extranjeros –algo sano y que libraba de las eternas suspicacias al evento- se les sumó dos jurados nacionales? Nada personal tengo contra el correcto caballero y la querida amiga (ambos artistas) que cumplieron dicho papel, para ellos envío una seña de respeto, pero la pregunta debe hacerse. En lo personal lo interpreto como una suerte de “veeduría” conducente a complacer demandas (¿de quienes? ¿de qué tipo?) que no se han manejado con la requerida transparencia de su discusión pública. Los invito a opinar sobre esto en la sección comentarios, cualquier punto de vista que se argumente y que no utilice ningún término ofensivo será publicado.
Rodolfo Kronfle Chambers Guayaquil, 25 de julio del 2008
Duda técnica:
http://www.eluniverso.com/2008/07/21/0001/262/9CBB337A79344D9C9D2FF88FF8C76D08.html
“Hasta la noche del pasado viernes [máximo plazo de inscripción], en las instalaciones del Museo Municipal, se recibieron 168 obras pertenecientes a igual número de artistas plásticos, quienes compiten en la cuadragésima novena edición del Salón de Julio –Pintura– Fundación de Guayaquil.” (El Universo, 21 de julio del 2008)
La ficha de inscripción del ganador es la número 170, es decir la última.(¿?)
Propuesta concreta:
Las polémicas en torno a los premios en el Salón de Julio se pueden evitar de la siguiente forma: todo el dinero destinado a premios (US$20,000) se debería repartir entre todos los artistas admitidos, esto además haría meditar al jurado para que escojan solo obras meritorias. La asignación de premios y menciones por un jurado extranjero se mantendría pero con la salvedad de que ya no serían premios adquisición (cuántas veces una decisión puede contaminarse con reflexiones de este tipo: ¿pero mejor démosle el premio a fulano porque él es más chiro y necesita más la plata que mengano cuya obra es mejor pero no lo necesita tanto?)
En la ficha de inscripción los artistas deberán detallar el valor de su obra y el Museo tendrá la primera opción de compra mientras dure el Salón. El Museo deberá contar con una Junta Asesora conformada por miembros conocedores del arte local que puedan sugerir a su director la compra de cualquier obra que constituya un aporte a la colección ya que históricamente su reserva se ha ido nutriendo de obras provenientes de los salones. Estas decisiones deben ser tomadas considerando un sinnúmero de factores como son los huecos en la colección, los méritos que puedan tener obras no premiadas, el complemento que alguna de estas ofrezca a las que ya se tienen, consideraciones en cuanto a la conservación de los trabajos, lo justo de los precios solicitados, etc.
Como toda propuesta esta es perfectible…comentarios bienvenidos.
Notas relacionadas:
Salón de Julio 2007
http://riorevuelto.blogspot.com/2000/07/borrador.html
lo mejor del Salón...antropológicamente hablando
lunes, julio 28, 2008
miércoles, julio 23, 2008
Lalimpia - Oficina Reciente- Galería Mirador
Invitación con obra Sacos de carbón - 100 x 80 - fotografía - Lalimpia
Fernando Falconí - Historias y hazañas - 2007
Fernando Falconí - Serie Pesebres - fotografía y objetos
Lalimpia - Proyecto Videoriel - acrílico sobre papel
Lalimpia - Proyecto Espiral - lápiz sobre papel
Lalimpia - Proyecto Guinguiringo-go - lápiz sobre papel
Lalimpia - Proyecto Puesto de Control - acrílico sobre cartulina
Ricardo Coello - Sin título (silla de ruedas)
Óscar Santillán - ????
Óscar Santillán - End of travelling - 8,3 lbs. de óleo
Óscar Santillán - Blink complot
Ricardo Coello - Objetos de la vida hermosa - instalación
Ricardo Coello - Objetos de la vida corriente - acrílico sobre cartulina
Óscar Santillán - Words Words Words - archivos digitales
Ricardo Coello - Sin título (Presidentes de espalda) - intervención
Fernando Falconí - Historias y hazañas - 2007
Fernando Falconí - Serie Pesebres - fotografía y objetos
Lalimpia - Proyecto Videoriel - acrílico sobre papel
Lalimpia - Proyecto Espiral - lápiz sobre papel
Lalimpia - Proyecto Guinguiringo-go - lápiz sobre papel
Lalimpia - Proyecto Puesto de Control - acrílico sobre cartulina
Ricardo Coello - Sin título (silla de ruedas)
Óscar Santillán - ????
Óscar Santillán - End of travelling - 8,3 lbs. de óleo
Óscar Santillán - Blink complot
Ricardo Coello - Objetos de la vida hermosa - instalación
Ricardo Coello - Objetos de la vida corriente - acrílico sobre cartulina
Óscar Santillán - Words Words Words - archivos digitales
Ricardo Coello - Sin título (Presidentes de espalda) - intervención
jueves, julio 17, 2008
Jai - Lou - Lait / Galería dpm
Jai- Lou- Lait es una muestra de tres artistas que aprovechan la fuerza, la densidad estética del material pictórico y la capacidad del dibujo para desarrollar ideas visuales con inmediatez inigualable.
Ariel Cusnir, Alejandro Campins y Roberto Noboa poseen modos personales de vivificar estos medios que, siendo diferentes, conllevan perturbadoras coincidencias. Creadores de atmósferas donde la realidad reconocible se presenta desmarcada de las leyes "normales," agudamente heteróclita, estos creadores alteran los órdenes semánticos con una naturalidad apabullante, como si cada elemento habitara con propiedad un mundo extrañamente verosímil. Ellos ejemplifican desde diversas raigambres del ámbito pictórico, esa otra subjetividad ajena a la avalancha modernista de un YO que se busca en los misterios del inconciente; reprimido por la vocación logocéntrica e instrumental de la sociedad moderna. Por ello, y aunque sus mundos heterodoxos y mutantes simulen a veces los universos inexplorados que el surrealismo aspiraba a develar, no pueden congeniar con la actitud liberadora, ni con los estados depresivos del artista moderno.
Los tres dominan con certeza el carácter ficcional de eso que llamamos realidad, perciben en ese caos que, desde su experiencia, cada sujeto, a su modo, codifica, la forma “normal” de estar- en- el mundo. Cada uno asume la conectividad imprevisible que el imperio de los medios genera, la anulación del carácter lineal y progresivo del tiempo; no los “angustian las influencias" ni la pulverización de los viejos paradigmas identitarios.
Según el ojo del espectador, podemos ver en estas obras ciertos dejos románticos, espejismos de la pintura metafísica, o destellos de una figuración que desecha cualquier purismo para liberar el color y la forma de convenciones plásticas que exijan las nociones estilísticas de decoro.
Qué nos dicen? Sería difícil precisarlo aunque los elementos que nos presenten sean reconocibles. Referencias hay sin dudas, al entorno social que les es propio, perspicaces comentarios que podríamos inferir de ciertos signos, de textos cifrados en algunas obras; alusiones que nos remiten al cine, a la literatura, al mundo alucinante de los video juegos, a canciones infantiles, o al roce problemático entre naturaleza y cultura…
ROBERTO NOBOA
Roberto Noboa (Guayaquil, Ecuador 1970)
Este artista se ha mantenido siempre un poco al margen de los propósitos que han caracterizado a sus contemporáneos. Su obra en perspectiva, parecería desentendida de un medio social crudo y quebradizo, cuyas debilidades y lacras se han vuelto tan acuciantes, que constituyen problemáticas capitales para la mayoría de los artistas emergentes. Es por ello que muchos la aprecian como desambientada y light, o como producto de una estética afuereña que tiene pocas cosas que decirle a la conflictiva realidad que viven hoy la mayoría de ecuatorianos.
Sin embargo, la propuesta de Noboa, concientemente descuidada; fundada bajo el arbitrio de esa figuración anticonvencional que, regodeada en realidades banales, se opuso al empaque y al cariz trascendente de la "buena pintura", ha logrado con paciente pujanza reflejar un territorio subjetivo que no por su ser minoritario deja de ser relevante para entender la complejidad de este vulnerable tejido social.
Sus focos delirantes - elementos del mundo deportivo de la gente rica -, del ámbito donde el ocio puede ser prioritario y la inversión en infraestructura para disfrutar el tiempo libre, podría salvar miles de vidas, se han ido, poco a poco, vaciando de sentido. Han devenido realidades cada vez más despobladas e invadidas de una frialdad existencial abrumadora que, confrontada con formas inconclusas y colores estridentes denotan una especie de sarcástica impostura.
Sus motivos casi omnipresentes: las canchas de tenis, en el momento en el que el artista pone en tensión su estructura y sentido, apuntan a una especie de geometría errática y disfuncional que se escuda en la presencia de elementos extraños insertados arbitrariamente en sus formas. Noboa se torna abstracto algunas veces, otras, cada vez más excéntrico para hilvanar realidades forzadas que casi siempre se fundamentan en juegos formales a partir de las estructuras básicas.
ALEJANDRO CAMPINS
Alejandro Campins (Manzanillo, Cuba 1981)
Creo que uno no podría deleitarse a cabalidad con la obra de este creador sin tener en cuenta su condición de artista cubano "islado"1 que por su juventud -aun es estudiante del ISA (Instituto Superior de Arte) -, ha bebido lo mismo, de la tradición pedagógica y la intencionalidad crítica del arte isleño, que de las leyendas tejidas alrededor de la diáspora de artistas que se produjo en Cuba desde finales de los años ochenta.
Su estética no deja de representar en el contexto de la isla, cierto hastío hacia el predominio en el arte contemporáneo cubano, del sujeto público y de la discusión apremiante de la agenda social. Su postura no acusa resentimientos, ni ideas trascendentales sobre un "deber ser" del arte, ni aboga por tal o cual función del mismo, en la sociedad; es simplemente, otra; una emergencia de hacer visible, desde el carácter privado de su relación con el mundo, todo lo que le ha sugerido una imagen traducible al medio pictórico y al dibujo en particular, donde logra inusitadas calidades y mundos extrañamente excitantes. Allí están sus referentes literarios, los iconos de sus visiones de viajero que sólo ha viajado a través de sus imaginarios, su personalidad capaz de crear vínculos sustanciales con la naturaleza que venera y esa inserción culturalmente fundamentable del cubano en el humor y el habla popular.
ARIEL CUSNIR
Ariel Cusnir (Buenos Aires, Argentina 1981)
Una gramática descolocada, refrendada precisamente, por su insistencia en las narrativas de apariencia intrascendente es la tónica de este artista. De su trabajo él mismo ha comentado con desenfado: “me fascina el mundo del arte que no se hace cargo de serlo, que se hace el tonti..., desde las ilustraciones de libros infantiles, historietas, hasta el cine empecinadamente comercial”. Sin embargo, su ámbito tampoco abandona lo que él llama sus amores adolescentes: Van Gogh, Gaugin, El Bosco… En sus obras se abre un territorio al absurdo, a la fijación en el detalle trivial, o a la creación de ambientes paradisíacos cuya atmósfera es puesta en vilo por algún elemento incongruente. Cusnir se ocupa lo mismo, de la alusión tangencial a referentes literarios, que de eventos triviales de la ostentación consumista en un mundo donde impera la mercancía. Exhibe una “banalidad” que se adapta de modo plausible a nuestra mente adiestrada por los medios, a ver imágenes efectistas, verosímiles a partir de la eficacia representacional de las tecnologías que fundan lo que hoy llamamos realidad.
El lenguaje usado: una figuración prolija y explícita en la intención de percibir los detalles; sus vínculos estéticos con la ilustración y la recurrencia a la visualidad del mundo digital, construyen un universo a la vez identificable y extraño, claro y críptico, agradable e incómodo.
----
Aun con las diferencias establecidas entre las plataformas estéticas de estos tres creadores, hay algo sumamente significativo en su muestra conjunta y es eso que con palabras tan claras enuncia la destacada sicoanalista Suely Rolnik:
“Disfrutar de la riqueza de la actualidad depende de que las sujetividades enfrenten los vacíos de sentido provocados por las disoluciones de las figuras en que se reconocen a cada momento. Sólo así podrán asumir la rica densidad de universos que las pueblan. Para pensar lo impensable e inventar posibilidades de vida”2
1 Esta es una de las categorías que forma parte de la ingeniosa taxonomía que Gerardo Mosquera habilito, para definir el estatus de los artistas cubanos en relación con permanecer, o no, viviendo en la isla. En este caso significa que vive en Cuba.
2 Suely Rolnik. Toxicómanos de identidad: Subjetividad en tiempo de globalización
En. Criterios, La Habana, n 33, 2002.
Ariel Cusnir, Alejandro Campins y Roberto Noboa poseen modos personales de vivificar estos medios que, siendo diferentes, conllevan perturbadoras coincidencias. Creadores de atmósferas donde la realidad reconocible se presenta desmarcada de las leyes "normales," agudamente heteróclita, estos creadores alteran los órdenes semánticos con una naturalidad apabullante, como si cada elemento habitara con propiedad un mundo extrañamente verosímil. Ellos ejemplifican desde diversas raigambres del ámbito pictórico, esa otra subjetividad ajena a la avalancha modernista de un YO que se busca en los misterios del inconciente; reprimido por la vocación logocéntrica e instrumental de la sociedad moderna. Por ello, y aunque sus mundos heterodoxos y mutantes simulen a veces los universos inexplorados que el surrealismo aspiraba a develar, no pueden congeniar con la actitud liberadora, ni con los estados depresivos del artista moderno.
Los tres dominan con certeza el carácter ficcional de eso que llamamos realidad, perciben en ese caos que, desde su experiencia, cada sujeto, a su modo, codifica, la forma “normal” de estar- en- el mundo. Cada uno asume la conectividad imprevisible que el imperio de los medios genera, la anulación del carácter lineal y progresivo del tiempo; no los “angustian las influencias" ni la pulverización de los viejos paradigmas identitarios.
Según el ojo del espectador, podemos ver en estas obras ciertos dejos románticos, espejismos de la pintura metafísica, o destellos de una figuración que desecha cualquier purismo para liberar el color y la forma de convenciones plásticas que exijan las nociones estilísticas de decoro.
Qué nos dicen? Sería difícil precisarlo aunque los elementos que nos presenten sean reconocibles. Referencias hay sin dudas, al entorno social que les es propio, perspicaces comentarios que podríamos inferir de ciertos signos, de textos cifrados en algunas obras; alusiones que nos remiten al cine, a la literatura, al mundo alucinante de los video juegos, a canciones infantiles, o al roce problemático entre naturaleza y cultura…
ROBERTO NOBOA
Roberto Noboa (Guayaquil, Ecuador 1970)
Este artista se ha mantenido siempre un poco al margen de los propósitos que han caracterizado a sus contemporáneos. Su obra en perspectiva, parecería desentendida de un medio social crudo y quebradizo, cuyas debilidades y lacras se han vuelto tan acuciantes, que constituyen problemáticas capitales para la mayoría de los artistas emergentes. Es por ello que muchos la aprecian como desambientada y light, o como producto de una estética afuereña que tiene pocas cosas que decirle a la conflictiva realidad que viven hoy la mayoría de ecuatorianos.
Sin embargo, la propuesta de Noboa, concientemente descuidada; fundada bajo el arbitrio de esa figuración anticonvencional que, regodeada en realidades banales, se opuso al empaque y al cariz trascendente de la "buena pintura", ha logrado con paciente pujanza reflejar un territorio subjetivo que no por su ser minoritario deja de ser relevante para entender la complejidad de este vulnerable tejido social.
Sus focos delirantes - elementos del mundo deportivo de la gente rica -, del ámbito donde el ocio puede ser prioritario y la inversión en infraestructura para disfrutar el tiempo libre, podría salvar miles de vidas, se han ido, poco a poco, vaciando de sentido. Han devenido realidades cada vez más despobladas e invadidas de una frialdad existencial abrumadora que, confrontada con formas inconclusas y colores estridentes denotan una especie de sarcástica impostura.
Sus motivos casi omnipresentes: las canchas de tenis, en el momento en el que el artista pone en tensión su estructura y sentido, apuntan a una especie de geometría errática y disfuncional que se escuda en la presencia de elementos extraños insertados arbitrariamente en sus formas. Noboa se torna abstracto algunas veces, otras, cada vez más excéntrico para hilvanar realidades forzadas que casi siempre se fundamentan en juegos formales a partir de las estructuras básicas.
ALEJANDRO CAMPINS
Alejandro Campins (Manzanillo, Cuba 1981)
Creo que uno no podría deleitarse a cabalidad con la obra de este creador sin tener en cuenta su condición de artista cubano "islado"1 que por su juventud -aun es estudiante del ISA (Instituto Superior de Arte) -, ha bebido lo mismo, de la tradición pedagógica y la intencionalidad crítica del arte isleño, que de las leyendas tejidas alrededor de la diáspora de artistas que se produjo en Cuba desde finales de los años ochenta.
Su estética no deja de representar en el contexto de la isla, cierto hastío hacia el predominio en el arte contemporáneo cubano, del sujeto público y de la discusión apremiante de la agenda social. Su postura no acusa resentimientos, ni ideas trascendentales sobre un "deber ser" del arte, ni aboga por tal o cual función del mismo, en la sociedad; es simplemente, otra; una emergencia de hacer visible, desde el carácter privado de su relación con el mundo, todo lo que le ha sugerido una imagen traducible al medio pictórico y al dibujo en particular, donde logra inusitadas calidades y mundos extrañamente excitantes. Allí están sus referentes literarios, los iconos de sus visiones de viajero que sólo ha viajado a través de sus imaginarios, su personalidad capaz de crear vínculos sustanciales con la naturaleza que venera y esa inserción culturalmente fundamentable del cubano en el humor y el habla popular.
ARIEL CUSNIR
Ariel Cusnir (Buenos Aires, Argentina 1981)
Una gramática descolocada, refrendada precisamente, por su insistencia en las narrativas de apariencia intrascendente es la tónica de este artista. De su trabajo él mismo ha comentado con desenfado: “me fascina el mundo del arte que no se hace cargo de serlo, que se hace el tonti..., desde las ilustraciones de libros infantiles, historietas, hasta el cine empecinadamente comercial”. Sin embargo, su ámbito tampoco abandona lo que él llama sus amores adolescentes: Van Gogh, Gaugin, El Bosco… En sus obras se abre un territorio al absurdo, a la fijación en el detalle trivial, o a la creación de ambientes paradisíacos cuya atmósfera es puesta en vilo por algún elemento incongruente. Cusnir se ocupa lo mismo, de la alusión tangencial a referentes literarios, que de eventos triviales de la ostentación consumista en un mundo donde impera la mercancía. Exhibe una “banalidad” que se adapta de modo plausible a nuestra mente adiestrada por los medios, a ver imágenes efectistas, verosímiles a partir de la eficacia representacional de las tecnologías que fundan lo que hoy llamamos realidad.
El lenguaje usado: una figuración prolija y explícita en la intención de percibir los detalles; sus vínculos estéticos con la ilustración y la recurrencia a la visualidad del mundo digital, construyen un universo a la vez identificable y extraño, claro y críptico, agradable e incómodo.
----
Aun con las diferencias establecidas entre las plataformas estéticas de estos tres creadores, hay algo sumamente significativo en su muestra conjunta y es eso que con palabras tan claras enuncia la destacada sicoanalista Suely Rolnik:
“Disfrutar de la riqueza de la actualidad depende de que las sujetividades enfrenten los vacíos de sentido provocados por las disoluciones de las figuras en que se reconocen a cada momento. Sólo así podrán asumir la rica densidad de universos que las pueblan. Para pensar lo impensable e inventar posibilidades de vida”2
Lupe Álvarez, 26 de Junio de 2008.
Curadora.
Curadora.
1 Esta es una de las categorías que forma parte de la ingeniosa taxonomía que Gerardo Mosquera habilito, para definir el estatus de los artistas cubanos en relación con permanecer, o no, viviendo en la isla. En este caso significa que vive en Cuba.
2 Suely Rolnik. Toxicómanos de identidad: Subjetividad en tiempo de globalización
En. Criterios, La Habana, n 33, 2002.
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