martes, junio 17, 2003

La Neue Galerie y Christian Schad.
Por Rodolfo Kronfle Chambers 17-06-2003

Poco tiempo después del 9-11 se inauguró en Nueva York la Neue Galerie (Nueva Galería), museo que reconvirtió para sus propósitos la distinguida mansión Vanderbilt diseñada por Carrére & Hastings, en el tramo conocido como la Milla de los Museos de la quita avenida. A pocas cuadras de distancia sigue el ejemplo de la célebre Colección Frick, desplegada en la casa (de los mismos arquitectos) que para el efecto construyó el magnate, y del Museo Cooper Hewitt (especializado en diseño) que ocupa la bella mansión Carnegie.

La Neue Galerie se funda con el objetivo de promover y expandir el conocimiento del arte austriaco y alemán, en especial de la primera mitad del siglo XX. Sus salas contienen una notable selección de pinturas, dibujos y artes decorativas.

Podemos encontrar artistas vieneses como Gustav Klimt, Egon Schiele, Oscar Kokoschka y Alfred Kubin y estudiar su relación con las artes aplicadas producidas por Koloman Moser y el arquitecto Adolf Loos, entre otros. Del arte alemán se incluye a los artistas de grupos como Blaue Reiter (Jinete Azul), Die Brucke (El Puente) y de la Bauhaus.

Recientemente se montó una magnífica muestra titulada Christian Schad y la Neue Sachlichkeit, que repasa la carrera de este artista y su vínculo con el movimiento que se conoce en la Historia del Arte como la Nueva Objetividad. Su caso es especial ya que su nombre pasa muchas veces desapercibido entre otros más famosos como Otto Dix, George Grosz y Max Beckmann quienes en conjunto crearon un panorama imborrable de la sociedad alemana de los años veinte.

Estos artistas se alejaron de las vanguardias (el expresionismo se estaba agotando y condenado a ser mera estilización) para representar “objetivamente” las crudas realidades de la posguerra, con un énfasis en la metrópolis, sus graves enfermedades sociales, sus problemas políticos y su crisis económica.

De gran poder lírico y evocativo son los innovadores experimentos fotográficos que Schad creó en 1919 -bautizados por Tristan Tzara como Schadographs- y que fueron exhibidos en 1936 período en que su asociación era con el dadaísmo.

Pero el retrato es el género en el cual Schad (1894-1982) brilla. Los extraordinarios ejemplos que pudimos ver son trabajados minuciosamente con una refinada técnica (su aprendizaje italiano es evidente) y con gran atención a los detalles que adornan y que hablan de sus sujetos. Subyace en ellos un extraño sentido erótico y un interés teatral en las composiciones.

Schad se instala en Viena a partir de 1925 donde aparecen en su pintura personajes de la golpeada aristocracia mezclada con el mundo bohemio y los nuevos ricos. Sintetiza entonces una suerte de elegancia decadente característica en muchos de los retratos.

En 1927 regresa a Berlín donde continua trabajando ahora con un interés adicional en personajes exóticos, como es su fantástico retrato de “Agosta, El Hombre Alado, y Rasha, La Paloma Negra” de 1929. La producción de Schad decrece a comienzos de los años treinta para buscar otras formas de solvento económico, el apoyo financiero de su padre se agotó luego de la caída de la Bolsa de Nueva York.


Pie de Foto: Autorretrato de 1927 pintado en óleo sobre madera.

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