viernes, diciembre 12, 2008

Estefanía Peñafiel Loaiza


Hacer la experiencia de la imagen más allá de lo visible
Interrogar la mirada, multiplicar las perspectivas

Desestabilizar el punto de vista
Oponer una imagen de a la imagen de
Convocar la historia, evocar una memoria
Instruir la falta en la imagen, señalar la imagen que falta
Invocar lo latente, lo no visto, lo ausente, lo invisible
Atraer la imagen, atraer mediante la imagen
Seguir rastros, dejar huellas
Tejer vínculos, explorar relaciones
Vehicular una transmisión
Agenciar el ahora de una voz lejana
Entre-tener sus imágenes
Dar la palabra a la imagen
Explorar el contexto, inscribirse en él, dejarlo trabajar
Dejarse trabajar
Repetir, re-significar
Rehacer los gestos, requerir las palabras, solicitar la mirada de otro
Mirar hacia fuera. Mirar de otro modo. Seguir mirando.

Estefanía Peñafiel


14 junio 2007

Descubra a Estefania Peñafiel Loaiza

http://lunettesrouges.blog.lemonde.fr/2007/06/14/decouvrez-estefania-penafiel-loaiza/

En la École Nationale Supérieure des Beaux-Arts hasta el 13 de julio y en el CREDAC de Ivry hasta el 17 de junio [del 2007. N. del T.]

Es la exposición anual de los diplomados de la escuela de Bellas artes que han obtenido las felicitaciones del jurado. Son catorce en París (en la exposición Cadrage / Débordement) y, entre ellos, siete en Ivry (Moteur).

Hay de todo, el habitual sampling de imágenes, de fotos, de sonidos, de empaques alimentarios, de curiosidades, todo más bien políticamente correcto. Hay algunas esculturas interesantes, unos islotes de yeso, unos objetos recuperados. Hay unas gentiles pinturas de una joven artista que ha devenido en pocos meses, gracias a un miembro del jurado y un galerista, en la mimada de una jorga de coleccionistas, como lo ha remarcado incluso el Internacional Herald Tribune. Llama la atención una instalación de Pierre Guy (presente en la escuela de Bellas artes únicamente) representando una ciudad parpadeante y devoradora, así como los animales marinos de Julien Laforge (sobretodo en el CREDAC) y una deriva por las calles de Saint-Denis (Marie Preston, en el CREDAC). Al final, uno se dice que estos jóvenes artistas no están todavía muy seguros de sí mismos, que no son lo suficientemente sólidos, pero que tienen potencial y talento, y que uno pudiera volver a verlos en unos años (y que es estúpido que no dejen tomar fotos en la ENSBA; ¡ni que estos jóvenes artistas fueran ya estrellas!). Una sola artista, a mi parecer, está fuera del lote.


Ella viene del Ecuador, no tiene treinta años, y es una maga. Hace que lo real aparezca y desaparezca, lo deja a uno atónito, le llena los ojos y usted no ve nada. Juega con los espejismos, con la desaparición de lo real, con la ilusión de los sentidos. Cuatro obras suyas están expuestas. La primera, en el CREDAC, viene indicada en el plano de la exposición. Se llama mirage(s) 2. ligne imaginaire (équateur) [“espejismo(s) 2 – línea imaginaria (ecuador)”], pero no se ve nada, absolutamente nada, sólo un gran muro blanco. Uno debe pegarse al muro, mirar de través para percibir sobre la pared una línea imperceptible, casi invisible. De un extremo a otro de la pared, y como el suelo de la galería es inclinado, uno debe situar los ojos al nivel de la línea para descubrirla. Si uno no se pliega a su ley, a su horizontalidad inexorable, la línea se pierde; uno debe terminar casi a tierra para seguirla hasta el extremo, donde el muro termina. Estefanía viene del Ecuador, país atravesado por una línea invisible epónima. En lugar de las geografías conceptuales, tenemos aquí a una artista que desvela la verdadera naturaleza de lo real, y que implica físicamente al espectador en su recorrido. Ah, cierto: la línea ha sido trazada con un borrador.




Su segunda instalación, en el CREDAC también, consiste en una sala con muros negros, apenas iluminada. Uno duda si entrar o no, una nueva implicación física es exigida al espectador, un nuevo riesgo a tomar. Al fondo de la sala, bajo una tenue luz, una pila de fotos casi idénticas: mil ampliaciones por cada uno de los 25 fotogramas que componen un segundo de un film. Vemos allí una mujer mediterránea, de mirara intensa, como sacada del paisaje de una ciudad indistinta, cuya mirada se eleva más bien tímidamente hacia nosotros. La secuencia pertenece a un film mítico (en todo caso, mítico para mi generación), La Batalla de Argel, film prohibido, film discutido, film que ha recibido los ataques de numerosas manifestaciones de extrema derecha, film utilizado por los estadounidenses para formar sus cuadros anti-terroristas, en Irak y en otras partes. Esta mujer, si lo recuerdo bien, es una militante del Frente de Liberación Nacional (FLN), pero voy a mirar de nuevo el film para la ocasión. En este calabozo de muros negros, en esta semi-obscuridad, henos aquí de vuelta cincuenta años atrás; la desaparición de la imagen subraya la desaparición de los prisioneros en manos de la armada, la muerte omnipresente. La obra se llama d’un regard l’autre (à demain Rebecca, j’espère que tu n’oublieras pas [“de una mirada la otra – hasta mañana Rebeca, espero que tu no vas a olvidar”]. Ambas obras son apenas visibles, la una blanca y la otra negra, la una histórica y la otra geográfica, la una linear y la otra cavernosa, ambas nos implican, ambas nos producen un sentimiento de riesgo.


En la exposición del Quai Malaquais, Estefania Peñafiel nos presenta otra desaparición, otro signo de violencia: ha extraído cientos de fotos de incendios en las que vemos arder edificios, casas, automóviles. Estas fotos de un rojo intenso (ver foto) son presentadas en una sala sombría sobre una mesa, iluminadas por un proyector de luz roja. Esos incendios, esa violencia, Estefania los niega, cancela, escamotea, torna invisibles. Leo que en otra ocasión ha presentado una de las célebres fotos de los Sonderkommandos de Birkenau bajo una luz tan fuerte que era imposible discernir el menor detalle (Fiat Lux). Desaparición de la historia. Por fin, ella inscribe palabras aquí y allá, sobre vidrios, con sus huellas digitales apenas visibles. Palabras que se adivinan apenas, sólo gracias a que un cartel nos invita a hacerlo, palabras difíciles de leer y aún más difíciles de relacionar unas con otras. Uno debe recogerse, hurgar, descifrar, intentar comprender. Son, también ellas, vestigios, sedimentos de la historia, fragmentos de relatos de artistas de la ENSBA acerca de mayo 68. ¿Qué queda hoy de estas palabras? Todo se borra, todo se difumina, Estefania hace la apuesta imposible de atrapar un atisbo de memoria, sabiendo que estos vidrios serán luego limpiados, y estas palabras borradas. Es Mirage(s) 4 – l’ex-école [“Espejismo(s) 4 – la ex-escuela”].


Estefania había realizado un trabajo similar sobre la memoria, esta vez de Armenia: las palabras, grabadas en los vidrios de una casa en Yerevan, evocaban el souvenir de las familias que habían escapado del genocidio y sólo se revelaban bajo una cierta luz. Era Mirage(s) 3 – Armenia.

He hallado en su trabajo una gravedad, una profundidad, una madurez únicas, pero también una capacidad de hacer malabares, de sorprender, de engañar. De esta promoción, es su nombre el que retendré.


Fotos 1 y 4 robadas por cómplices de este autor (no estamos donde Gonzalez-Torres). [Las imágenes a las que se refiere el autor han sido reemplazadas aquí por otras de mejor calidad]

1 comentario:

  1. HOla
    muy interesante vuestro espacio y lso comentarios sobre estefania
    yo estudié con ella en Paris y me gustaria porfavor si pudieras pasarme su mail de contacto, ahora esoty en España, de donde soy y perdimos el contacto he visto de casualidad tu blog y quisiera recontactarla
    gracias

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