documentación fotográfica: Rodolfo Kronfle Chambers
Título: al natural
Medidas: 200cm x 200 (díptico)
Técnica: oleo, tinta y carbón sobre lienzo
Año: 2013
Título: leda
Medidas: 150 cm x 150 cm ( tríptico)
Técnica: oleo sobre lienzo
Año 2012-2013
Título: lodiza
Medidas: 180 cm x 190cm (díptico)
Técnica: oleo sobre lienzo
Año: 2013
Título: Ránidos
Medidas: variable (101 ranas)
Técnica: resina y acrílico
Año: 2013
Título: Anfibianos
Medidas: 44 x 47 cm ( c/u)
Técnica: lápiz grafito sobre papel
Año: 2013
Welcome to the jungle…desbrozando la obra de
Juan Caguana.
Por Rodolfo Kronfle Chambers
Varios
años tiene Juan Caguana destacándose en los salones del país. Premios
acumulados desde temprana edad y una reputación por haber desplegado una
atractiva “cocina” pictórica lo preceden. Entre las cosas que más me viene
llamando la atención de su trabajo está la diversidad de estilos de
representación que emplea selectivamente, un repertorio de recursos técnicos
conciente del trajín histórico de la pintura que lo perfilan como un potencial portaestandarte
de parámetros de calidad muy enraizados en el medio local: la habilidad manual,
la factura y el “poder hacer” siguen manteniendo una preeminencia estelar en la
valoración del arte en esta escena aún conservadora.
Parte
del trabajo del artista se ha caracterizado por el empleo de trampas ópticas y
efectos miméticos, juegos de escala
que descolocan la aprehensión inicial, y la creación de situaciones de fricción
y contraste histórico entre imaginarios de diversas matrices simbólicas. Pero
más allá de los ganchos visuales que han estado presentes en su obra, el
artista siempre procuró desbordar la evidencia inmediata de la imagen para
transportar al espectador al territorio de la especulación interpretativa. En
otras palabras, aunque sus inquietudes han sido diversas, Caguana viene
aspirando a cierta profundidad cuando crea estructuras multi-codificadas,
procurando la transmisión de un mensaje que desborde el encanto primario de las
ilusiones que genera el pincel.
En
esta muestra, su primera individual, reconocemos algunos de los variopintos
rasgos formales de su gramática de estilo, desde un depuradísimo realismo
fotográfico (Leda, 2012-2013) hasta un regodeo con el óleo en clave painterly, con segmentos de carácter expresivo
al borde de la abstracción (Lodiza, 2013). En las dos obras más ambiciosas que
expone deja claro esa versatilidad para transitar entre las antípodas de la
representación, a la vez que en “Al Natural” (2013) parece configurar un
collage vegetal donde se vislumbran las costuras de estos protocolos visuales.
La
muestra tiene como hilo conductor la reelaboración de un repertorio de imágenes
captadas en la Amazonía ecuatoriana a inicios de los años cincuenta por el
célebre documentalista, fotógrafo, escritor y explorador sueco Rolf Bloomberg
(1912-1996). El conjunto logra tensar la mirada etnográfica y las convenciones
de representación exotizantes con que se ha acompañado el afán de
descubrimiento que envuelve a la racionalidad científica occidental. Como
evidencia superficial vale repasar algunos títulos de la prolífica obra del
autor enunciados desde una diferencia cultural jerarquizante y hegemónica:
“Hombres diferentes y animales extraños”, “Acampando entre los cazadores de
cabezas”, “Los aucas desnudos”, “Estos animales existen”, “Oro enterrado y
anacondas”, “Iguanas espeluznantes y culebras gigantes”, entre otros.
Caguana
va a trastocar de manera lúdica -y no por ello poco emotiva- este acervo visual,
narrativo y –porqué no- ideológico, uno de los tantos que han contribuido a la
construcción de un otro salvaje que aún no ha sido desarticulada hasta nuestros
días, y que tal vez apunte a reconsiderar nuestras propias posturas, actitudes
y juicios de valor civilizatorios.[1]
Muy decidora es en este sentido la serie de carboncillos titulada “Anfibianos”
(2013), donde se abocetan con muy convencional trazo primeros planos de varios
niños cuyas pupilas el artista suplanta por otras de morfología batracia.
Vale
recordar que se atribuye a Bloomberg el descubrimiento del sapo más grande de
la tierra, el bufo blombergi, un encuentro que gravita como trama que hilvana
todas las piezas. Así tenemos su
instalación de 101 sapos en deleitante degradé cromático (Ránidos, 2013), y que
parecen en sus diversos gestos admirar inquisitivamente alguna de las pinturas
colgadas en la pared, como si devolviesen en sus desorbitados ojos la
revelación de ser objeto de un hallazgo.
Entre
las obras destaca “Lodiza”, un magnífico retrato de un hombre shuar construido
a partir de trazos que aparentan “embarrar” el lienzo. El rostro aparece con
claridad cuando se toma cierta distancia del cuadro, mientras que al acercarnos
constatamos como se desliza por la superficie una diminuta escultura que
representa a un hombre-rana. En “Leda”, Caguana se aventura a una re-elaboración
selvática de aquella popular historia de la mitológica griega: el motivo
central de este gran tríptico de espesa jungla es la bella figura femenina,
reversionada de la interpretación de Corregio, que aparece en sus fauces
vegetales y que ahora es seducida ya no por Zeus adoptando la forma de un
cisne, sino por un sapo (la contingencia verbal del doble sentido es cuestión
de cada quién).
Acostumbrados
como estábamos a que Caguana presente su obra de manera eventual, este conjunto
de trabajos ofrece un bienvenido soplo de cohesión temática en su quehacer,
donde se destaca aquella intencionalidad subyacente que siempre ha estado
presente: lo clave en su obra es estar atentos a un antes y un después
perceptivo, un productivo ardid que eventualmente nos sitúa, como espectadores,
en los pies del descubridor.
Guayaquil,
26 de mayo de 2013
[1] Ya se intuía algo de esto en su obra “Imágenes del Ecuador del
Siglo XXI” (2011), donde presentaba una serie de ilustraciones de personajes
contemporáneos (desde Delfín Quispe hasta vigilantes de tránsito) como si
fuesen estampas costumbristas.
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