viernes, junio 07, 2013

Juan Caguana - Hombres diferentes y animales extraños - NoMíNIMO, Guayaquil


documentación fotográfica: Rodolfo Kronfle Chambers

Título: al natural
Medidas: 200cm x 200 (díptico)
Técnica: oleo, tinta y carbón sobre lienzo
Año: 2013

Título: leda
Medidas: 150 cm x 150 cm ( tríptico)
Técnica: oleo sobre lienzo
Año 2012-2013

Título: lodiza
Medidas: 180 cm x 190cm (díptico)
Técnica: oleo sobre lienzo
Año: 2013

Título: Ránidos

Medidas: variable (101 ranas)
Técnica: resina y acrílico
Año: 2013

Título: Anfibianos
Medidas: 44 x 47 cm ( c/u)
Técnica: lápiz grafito sobre papel
Año: 2013

Welcome to the jungle…desbrozando la obra de Juan Caguana.

Por Rodolfo Kronfle Chambers

Varios años tiene Juan Caguana destacándose en los salones del país. Premios acumulados desde temprana edad y una reputación por haber desplegado una atractiva “cocina” pictórica lo preceden. Entre las cosas que más me viene llamando la atención de su trabajo está la diversidad de estilos de representación que emplea selectivamente, un repertorio de recursos técnicos conciente del trajín histórico de la pintura que lo perfilan como un potencial portaestandarte de parámetros de calidad muy enraizados en el medio local: la habilidad manual, la factura y el “poder hacer” siguen manteniendo una preeminencia estelar en la valoración del arte en esta escena aún conservadora.

Parte del trabajo del artista se ha caracterizado por el empleo de trampas ópticas y efectos miméticos,  juegos de escala que descolocan la aprehensión inicial, y la creación de situaciones de fricción y contraste histórico entre imaginarios de diversas matrices simbólicas. Pero más allá de los ganchos visuales que han estado presentes en su obra, el artista siempre procuró desbordar la evidencia inmediata de la imagen para transportar al espectador al territorio de la especulación interpretativa. En otras palabras, aunque sus inquietudes han sido diversas, Caguana viene aspirando a cierta profundidad cuando crea estructuras multi-codificadas, procurando la transmisión de un mensaje que desborde el encanto primario de las ilusiones que genera el pincel.

En esta muestra, su primera individual, reconocemos algunos de los variopintos rasgos formales de su gramática de estilo, desde un depuradísimo realismo fotográfico (Leda, 2012-2013) hasta un regodeo con el óleo en clave painterly, con segmentos de carácter expresivo al borde de la abstracción (Lodiza, 2013). En las dos obras más ambiciosas que expone deja claro esa versatilidad para transitar entre las antípodas de la representación, a la vez que en “Al Natural” (2013) parece configurar un collage vegetal donde se vislumbran las costuras de estos protocolos visuales.

La muestra tiene como hilo conductor la reelaboración de un repertorio de imágenes captadas en la Amazonía ecuatoriana a inicios de los años cincuenta por el célebre documentalista, fotógrafo, escritor y explorador sueco Rolf Bloomberg (1912-1996). El conjunto logra tensar la mirada etnográfica y las convenciones de representación exotizantes con que se ha acompañado el afán de descubrimiento que envuelve a la racionalidad científica occidental. Como evidencia superficial vale repasar algunos títulos de la prolífica obra del autor enunciados desde una diferencia cultural jerarquizante y hegemónica: “Hombres diferentes y animales extraños”, “Acampando entre los cazadores de cabezas”, “Los aucas desnudos”, “Estos animales existen”, “Oro enterrado y anacondas”, “Iguanas espeluznantes y culebras gigantes”, entre otros.

Caguana va a trastocar de manera lúdica -y no por ello poco emotiva- este acervo visual, narrativo y –porqué no- ideológico, uno de los tantos que han contribuido a la construcción de un otro salvaje que aún no ha sido desarticulada hasta nuestros días, y que tal vez apunte a reconsiderar nuestras propias posturas, actitudes y juicios de valor civilizatorios.[1] Muy decidora es en este sentido la serie de carboncillos titulada “Anfibianos” (2013), donde se abocetan con muy convencional trazo primeros planos de varios niños cuyas pupilas el artista suplanta por otras de morfología batracia.

Vale recordar que se atribuye a Bloomberg el descubrimiento del sapo más grande de la tierra, el bufo blombergi, un encuentro que gravita como trama que hilvana todas las piezas.  Así tenemos su instalación de 101 sapos en deleitante degradé cromático (Ránidos, 2013), y que parecen en sus diversos gestos admirar inquisitivamente alguna de las pinturas colgadas en la pared, como si devolviesen en sus desorbitados ojos la revelación de ser objeto de un hallazgo.

Entre las obras destaca “Lodiza”, un magnífico retrato de un hombre shuar construido a partir de trazos que aparentan “embarrar” el lienzo. El rostro aparece con claridad cuando se toma cierta distancia del cuadro, mientras que al acercarnos constatamos como se desliza por la superficie una diminuta escultura que representa a un hombre-rana. En “Leda”, Caguana se aventura a una re-elaboración selvática de aquella popular historia de la mitológica griega: el motivo central de este gran tríptico de espesa jungla es la bella figura femenina, reversionada de la interpretación de Corregio, que aparece en sus fauces vegetales y que ahora es seducida ya no por Zeus adoptando la forma de un cisne, sino por un sapo (la contingencia verbal del doble sentido es cuestión de cada quién).

Acostumbrados como estábamos a que Caguana presente su obra de manera eventual, este conjunto de trabajos ofrece un bienvenido soplo de cohesión temática en su quehacer, donde se destaca aquella intencionalidad subyacente que siempre ha estado presente: lo clave en su obra es estar atentos a un antes y un después perceptivo, un productivo ardid que eventualmente nos sitúa, como espectadores, en los pies del descubridor.

Guayaquil, 26 de mayo de 2013



[1] Ya se intuía algo de esto en su obra “Imágenes del Ecuador del Siglo XXI” (2011), donde presentaba una serie de ilustraciones de personajes contemporáneos (desde Delfín Quispe hasta vigilantes de tránsito) como si fuesen estampas costumbristas. 

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