viernes, junio 28, 2013

THE FULL DOLLAR COLLECTION OF CONTEMPORARY ART - dpm, Guayaquil


Sobre la obra de X Andrade:

“…la epifanía antropológica más importante desde ‘Tristes Trópicos’…”
Rudolph K. Tombstone – River Rapids Gazzette

“…la pregunta flota en el aire: ¿tour de force conceptual o bufonada contemporánea?…”
Tony Chambers – The Sambo Rendón Chronicle

“...el galerismo mundial impone severa censura a Andrade: XXX…”
Mel Picado - The Municipal Art Journal

“…extravaganza psicotrópica de delirio académico y arte popular….”
Easy Consep – Las Peñas Enquirer

“…Andrade pervierte como nadie la imaginación vernácula, estimulando con desparpajo el Punto G del sistema arte….”
Scott McCollum – The Montecristi Times

Registro fotográfico: Rodolfo Kronfle Chambers


X ANDRADE : EL ANTROPÓLOGO COMO ARTISTA… O ARTE LOBO EN PIEL DE OVEJA.

La serie de “rótulos” que compone The Full Dollar Collection of Contemporary Art (2009-2013) es sin duda uno de los puntos altos del conceptualismo que se aclimató con sentido crítico y contextual por estos tristísimos trópicos. X Andrade, es un agent provocateur académico: distanciado de la cantaleta superficial el filo crítico de sus gestos e intervenciones suele ser complejo a pesar de los métodos divertidos, crudos y directos que emplea.

Antropólogo de formación y catedrático de profesión su aproximación al arte contemporáneo está filtrada, como premisa, por una observación muy consciente de los aspectos más cuestionables del devenir del arte contemporáneo en tiempos de capitalismo tardío, a la vez que emplea -no sin ironía- muchas de las “estrategias” y recursos que han perfilado diversas prácticas artísticas de avanzada. En ese sentido el cuerpo de obra que ha desarrollado constituye un muy coherente alegato de crítica institucional (hacia el sistema arte), más allá de haber tocado temas puntuales centrados en el cuestionamiento ideológico al poder político y a la burocracia cultural que han caracterizado parte de su práctica.

Es a partir del pensamiento crítico que Andrade ha articulado una particular forma de hacer antropología desde el arte contemporáneo… o viceversa. La confusión que este tema aún me causa es, para mí, el mayor valor que subyace en su trabajo. Sus proyectos parten de un sostenido interés en el concepto de “economías visuales”, es decir a partir del análisis del rol que las imágenes -sus dinámicas de producción, circulación y consumo- juegan en la configuración de nuestro entendimiento del mundo. Y como académico es inevitable que opere a partir de un declarado cocktail de influencias teóricas (Deborah Poole, Griselda Pollock, Roland Barthes. W.J.T.Mitchell) y una serie de improntas adquiridas en las aulas de su alma máter la New School for Social Research de Nueva York.[1]





The Full Dollar Collection of Contemporary Art se concreta, como todas sus iniciativas, en clave colaborativa. En este caso pidiendo al pintor de rótulos Victor Hugo Escalante interpretaciones pictóricas de obras ampliamente reconocidas y legitimadas del arte contemporáneo internacional. La consigna exige además que Escalante (más conocido como Don Pili en el pequeño balneario de Playas, Ecuador, donde sus trabajos adornan desde lanchas de pesca artesanal hasta cabarets), estimulado por su propia interpretación, adapte imaginativamente estas imágenes dentro de un esquema publicitario dirigido a promover diversas actividades ficticias, fabuladas en pérfido diálogo con Andrade: el resultado es un conjunto de bizarros letreros para diversas actividades comerciales, locales de entretenimiento, centros educativos y médicos.

En esta operación se puede decir que Andrade, poniendo el acento en la precariedad periférica, da una vuelta de tuerca adicional al extendido modus operandi del art fabrication, dinámica através de la cual artistas de “alta gamma” de las marquesinas internacionales contratan a talleres especializados para desarrollar proyectos complejos o técnicamente ambiciosos. Al respecto Andrade comenta:

“Como y/o al contrario de los grandes artistas, yo comisiono a Don Pili -en su calidad de assistant painter- la copia infiel de los originales; infiel en el sentido del medio a utilizarse (esmalte sobre madera) y en el formato (rótulo) de un referente que puede ser una pintura, una escultura, una fotografía o una instalación. Mientras Don Pili está preocupado por mostrar su destreza gráfica –léase la reproducción fiel de la obra comisionada—yo insisto en que saque a luz la tradición tipográfica del rotulismo popular, por un lado, y que, por otro, juegue con el poder ilustrativo de la imagen asignada… esta incitación, ha sido, además, motivo de desencuentros adicionales porque para mí el texto y la tipografía son tan importantes como la imagen, mientras que Don Pili tiene su propia agenda, que es la de hacerse ver a potenciales compradores como artista en sus propios términos: capaz de reproducir hasta la mas intrincada de las obras encargadas.”[2]

Si bien desde el arte contemporáneo se han elaborado múltiples aproximaciones hacia formas vernáculas de expresión simbólica como la gráfica popular, que van desde una puesta en valor que cuestiona la jerarquía de la llamada alta cultura o que vuelve inestables conceptos como autoría y originalidad, estimo que la obra de Andrade desborda estos alcances ya trajinados. Las imágenes que ahora firma orgullosamente Don Pili no suponen importancia alguna en su repertorio visual, ajeno como se encuentra a las dinámicas del star system que estructura los cimientos del arte internacional. Sus adaptaciones están atravesadas por aquella libertad e “inocencia” que hace que los resultados sean –al menos para los iniciados- cómicamente estúpidos. A mi criterio este es el nervio clave que toca el proyecto, la clara revelación de cómo una economía de las imágenes se hipertrofia a sí misma en el proceso de construcción de valor de los bienes culturales. De esta autopoiesis complaciente y celebratoria se desprenden implicancias alrededor de varios temas que determinan el estatuto del arte actual, y que demuestran que digan lo que digan el tamaño sí importa: desde la espectacularidad que aceita la gran maquinaria de la industria, a la banalización de la bienalización, pasando por el fenómeno ferial en desmedro de la autoridad museal, entre otros vicios que corroen el “circuito”.

Andrade amplía estos alcances a un ámbito de análisis donde se miden los efectos de la traducción cultural y una perspectiva ideológica: “Una vez acordado el juego textual –a veces con maravillosas traducciones fallidas del inglés al castellano-, los textos adquieren la capacidad de criticar al esfuerzo mimético como tal y, espero, al coleccionismo de arte contemporáneo como mercado... La cuestión del método de producción artístico-artesanal simultáneamente es lo que ancla al proyecto como una extensión de mis intereses antropológicos propiamente: es decir, sobre las pregunta que se hace la etnografía sobre la vida social y los flujos de las imágenes, las condiciones desiguales de poder entre distintos hacedores y circuitos, y los malestares que generan las fallidas traducciones. Todo esto mientras, efectivamente, se genera un efecto humorístico al poner a prueba, además, los conocimientos del medio sobre arte contemporáneo.”[3]

Concedo que la producción de Andrade no es para mentes almidonadas, pero por suerte, mas allá de su latente sofisticación, los resultados de la sintaxis visual de Don Pili llegan a ser encantadores por derecho propio. Nunca el arte naif fue tan perverso.

Rodolfo Kronfle Chambers
Guayaquil, 18 de mayo 2013




[1] Sobre este tema sugiero revisar X. Andrade, On Collecting and Translating Anthropology to Contemporary Art, 2013, publicado en http://www.kcet.org/socal/departures/community/fulldollar/on-collecting-and-translating-anthropology-to-contemporary-art.html
[2] X Andrade, correspondencia con Rodolfo Kronfle, 28 de mayo de 2013.
[3] Ibid.

















 
















Fotos cortesía de Pamela Cevallos en El Container, Quito:



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