Café con Patas.
Por Rodolfo Kronfle Chambers 12-09-05
A propósito de su más reciente muestra en el Centro de Arte, visité a Enrique Tábara. De la larga y franca conversación reproduzco a continuación algunos fragmentos.
Pie de Foto: Uno de los más recientes trabajos de Enrique Tábara que conforman la Serie Actual.
Bueno Enrique, vamos a hacer lo que a Usted no le gusta, que es hablar, y para mí no hay nada más valioso que cuando los artistas hablan.
Lo que pasa es que los artistas a veces hablan todo lo contrario a lo que pintan…
Un impulso importante de su generación estaba en el desarrollo de nuevas formas, que vayan otorgando un sentido de renovación, originalidad y novedad al trabajo que realizaban, ¿no piensa que las series que se extienden por muchos años traicionan esos impulsos? Me explico, cuando recién presentó su serie de bichos en los noventa –más allá de que ya tenía referencias tempranas de ellos en su obra- me pareció una buena muestra, un paso más en su carrera, pero la serie de ahora apunta hacia atrás.
Eso tiene su explicación. Bueno en primer lugar quiero decirle lo siguiente, todo lo que hace el joven –en todos los tiempos- tiene que aceptarse y estimularse –en ese aspecto el crítico desempeña un importante papel-, porque es lo normal que un joven artista de pronto se revele contra lo establecido –eso lo hicimos todos-, pero hay que aceptar que son simples propuestas. No puedes admitir que un joven que tiene diez años con su propuesta son obras que expresen ya algo importante dentro del arte, porque recién el joven está investigando, está explorando, el tiempo es muy importante, hay que ver si ese artista se mantiene en su propuesta primera a ver si está elaborando algo que ya pueda ser digerible…el arte es un alimento del cual la sociedad se nutre constantemente, pero ese alimento tiene que elaborarse, no tiene que quedar en simple propuesta, tiene que ser digerido; yo no soy tan pesimista como Marcel Duchamp que decía que había que esperar 50 años para ver si ese producto de ese joven artista podría digerirse, ahí es donde juega un papel importante el crítico de arte…
…la segunda cosa, mire yo pienso que un artista…tiene absoluta libertad de pintar lo que a él le de la regalada gana, hasta algún día encontrar que eso es lo de él, que esa es su forma, sus imágenes, esa es su técnica de trabajar, no es que se trate de que llegó el momento de fabricar cuadros para vender porque ya son aceptados, ese es precisamente uno de los retos que se le pone al artista para ver si cae, transformándose en un simple hacedor de cuadros.
¿Se puede decir que ya no es prioridad para Usted estar buscando la novedad?
No, sino que llega un momento en que uno debe de afirmarse en lo suyo: estas son mis imágenes , este es mi mundo que me ha costado cincuenta años encontrar esto, esto es mío, eso no quiere decir que uno le de la espalda a seguir buscando, a seguir innovando, pero llega un momento en el cual te das cuenta que más importante es mantenerse que cambiar, cambiar es fácil…es fácil decir ahorita me meto en la vanguardia, yo por ejemplo estuve a punto de meterme con lo efímero [estamos hablando hace quince años]…
¿Por qué decidió no proseguir con eso?
Porque pensé que de pronto me estaba volviendo frívolo, y esa es una de las cosas que yo he tratado de que no suceda…la mejor manera de ser vanguardista es no siendo vanguardista, eso me lo impuse hace muchos años…
…yo me inspiro en unas imágenes o en unos ritmos, sobretodo ritmos…ritmos arquitectónicos, puedo darme a conocer con mis patas pero inspirándome en la cosa precolombina, ese es mi mensaje y no quiero nada más…
Con respecto a su trabajo más reciente, en el sentido que retoma una serie que trabajó muchos años atrás, ¿piensa Usted que su mejor trabajo está en el pasado o que todavía está por hacerse?
No, mi trabajo es importante en el pasado porque fueron propuestas, pero para mi no hay nada de obra concreta –digamos-, son propuestas, son como que yo estaba investigando, cincuenta años en la pintura estaba investigando, yo para mí lo que estoy haciendo no es obra, no son propuestas, son como que de pronto yo ponga todos los elementos musicales y creo mi sinfonía y creo mi obra concreta, mi obra cerrada como la llamaría Marta Traba, una pintura cerrada ya, hermética…
En lo personal pienso que las obras que vi en la exposición tienen una excelente factura y confirman su dominio de aspectos formales, color, composición, etc., inclusive hablan de una creatividad fértil en el sentido de que la serie parecería no poder agotarse jamás, de hecho es difícil distinguir en muchas telas -si uno no las conociese- si fueron hechas treinta años atrás o ahora, y me parece que haber colgado piezas antiguas contribuye a esa sensación, como que es una declaración que Usted buscar enfatizar.
…eso para mi fue solo como ir preparando las herramientas para algo que iba a venir después, estuve pintando 17 años el tema de las patas, ¿entonces qué pasa? que a mi me ocurre en mi manera de trabajar, yo hago mis bocetos y los pongo a añejar, y a veces pasa un año que nos los veo, y llega un momento…que alguno me llega, me impacta, que me están diciendo algo todavía muy vivo…
¿Algunas de las nuevas pinturas se basan en bocetos antiguos?
Algunas sí, pero muy pocas…porque el concepto que yo tengo de la pintura actual está bien en relación con [algunos bocetos] pero ya no con los otros, tienen que estar muy de acuerdo con lo que yo pienso ahora de mi pintura de piernas, entonces yo estoy elaborando una obra nueva solo inspirándome en eso…lo que pasa es que mi pintura de este tema no hay nadie [críticos de arte] que haya podido entrar en el mundo de las patas, no han sabido que decir porque lo asocian con algo literario, por ejemplo han llegado a decir que yo pintaba patas porque Guayasamín pintaba manos, eso no tuvo nada que ver…pero en todo caso mi pintura de ahora es un reto precisamente para ver si es que yo caigo en este planteamiento mío primero, no tengo porqué hacerlo porque yo tengo bien definida mi pintura.
Hay algunos coleccionistas –especialmente los que tienen pata-patas- que me han comentado su inconformidad con el hecho de que vuelva a desarrollar esta temática, sienten que aquello le quita valor no solo a las obras que poseen sino que es una movida equivocada desde el punto de vista profesional suyo.
...[yo lo que les digo] es que precisamente se va a revalorar la obra anterior porque yo lo que estoy haciendo es una cosa totalmente distinta, puedo haberme inspirado en eso pero no tiene nada que ver…yo creo que tengo mi “espacio plástico” pero no tuve conciencia de él, ahora si la tengo…yo trabajaba de una manera loquísima…no había una cuestión de que yo trate de organizar el porqué, organizar mi espacio…yo era muy frívolo pintando y ahora no –en lo absoluto-, mi pintura…ahora es una cosa más bien de tipo religioso…ahora se hacia donde quiero ir, en esa época me iba a un lado, me iba a otro.
¿Cuál es ese sitio donde quiere ir?
El sitio donde quiero ir es donde mi obra mantenga un lenguaje…yo no tengo mayores ambiciones…sencillamente yo quiero que mi obra sea mi mensaje…el mensaje no es de una obra, el mensaje quiero que sea de 500 obras, mi obra maestra no es una, mi obra maestra tiene que ser las 500 pinturas…
A veces pienso que los maestros modernos están en una incómoda situación histórica, que por motivos diversos –como pueden ser un mercado de arte deprimido o la emergencia de nuevas prácticas artísticas que concitan el interés de críticos y curadores a nivel mundial- se ven algunos avocados a retornar a la “época” de sus grandes éxitos, pienso por ejemplo en Aníbal Villacís cuando dejó de pintar esos rostros tiernos y volvió a realizar cuadros “precolombinos” en una época en que aquello había perdido total resonancia. En el otro extremo –el ético- me acuerdo del caso de Giorgio De Chirico que empezó a falsificarse a sí mismo –en sus años tardíos- al pre-fechar y producir obra que se asemejaba a la pintura metafísica que lo hizo famoso ¿Cómo ve Usted de este fenómeno?
…yo nunca he caído en eso, yo pienso que todo depende del carácter de la persona, y por eso es que yo dudo siempre de que la obra de un joven sea importante, porque al ir uno analizando las experiencias del artista se va formando primero el hombre, primero el ser humano, y el arte tiene que estar ligado completamente a lo humano, a la experiencia vivida…
¿La mejor obra estaría entonces en la madurez artística?
En la madurez claro.
Pero históricamente sería todo lo contrario.
No, yo no quiero decir que sea eso definitivo…hay artistas que indudablemente sí deben considerarse de vanguardia porque ellos aportaron algo…siempre hay artistas que tienen la suerte de ir dejando huella en los jóvenes, a los que vienen, pero todos no somos así, no todos tenemos que ser vanguardistas y correr siempre al cambio, además yo pienso que nosotros en Latinoamérica somos de una mentalidad que no tiene nada que ver con la norteamericana o la europea, si tenemos algún parecido con alguna raza o región nos podemos parecer a lo africanos…
¿Considera que su generación es la última de los llamados Maestros, con mayúscula? ¿Ve algo de valor en los artistas jóvenes o no le interesa lo que están haciendo?
Los jóvenes me interesan mucho, y yo siempre los he apoyado cuando he tenido conversaciones con alguno de ellos, yo pienso que ellos están haciendo el papel que les corresponde, aunque tengan que irse contra los maestros, en casi todas las generaciones el joven no quiere reconocer nada de lo que hicieron los maestros, piensan que ellos salen de la nada, usted sabe que ningún arte sale de la nada, si no tenemos la influencia de los de allí cerca la tenemos de los vecinos o de los de más allá…
¿Usted ha hecho decenas de muestras, alguna vez ha recibido críticas negativas?
Sí, en mi exposición retrospectiva en Cuenca (hace un par de años), pero no son críticas inteligentes, no critican a la pintura sino que me critican a mí…
¿Sí, pero me refería más atrás en la historia?
La única crítica fue al principio de mi carrera de pintor, que fue de los conservadores cuando pinté las prostitutas, ese tipo de cuadros, son críticas donde me decían eso no es arte, eso es algo sucio…eran mis temas preferidos que chocaban porque ya no eran los indios, sino las prostitutas, los salones, y aquí ningún pintor pintaba esos temas…
¿Eventualmente al Usted haber abandonado ese tipo de obra estuvo de acuerdo con ese tipo de crítica?
Mire, a mí la crítica me ha interesado, una prueba es que yo guardo todas las críticas, yo siempre digo que si una persona se dio la molestia de dedicarme un tiempo para analizar mi obra yo la guardo… tengo cientos de críticas desde que yo comencé…
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