domingo, octubre 14, 2007

Graciela Guerrero - Tendal - 1er premio FAAL

Tendal (octubre 2007)

Graciela Guerrero

Primer Premio FAAL - categoría "Artes Alternativas"


Esta intervención urbana parte de un interés por recuperar y repensar la memoria de imaginarios históricos que se encuentran latentes en el tejido social. Para tal efecto el malecón provee uno de los escenarios más aptos por su relación social, cultural, histórica y económica con la urbe.


La obra emplea pepas de cacao como un elemento cargado de significancias, el cual puede efectivamente sublimar y concentrar toda una carga contextual. A manera de performance y colaborando con algunos trabajadores del campo se reproduce la acción de tendido de cacao en la superficie ovalada que rodea la Torre Morisca y su emblemático reloj, pretendiendo aludir así al tiempo y a una serie de hechos que nos sugiere el elemento con el cual trabajo: el perfil del mismo en las construcciones identitarias locales, la revalorización del montubio en nuestra historia económica, los momentos de auge y declive de la ciudad y la región, el rol de este producto en relación a nuestra actual estratificación social, etc., etc., etc., tic-toc, tic-toc, tic-toc…




























































1825 La calle del malecón tomó el nombre de Bolívar en honor al general venezolano. EL intendente colombiano Paz del Castillo propone construir para vivanderos algunas covachuelas en las afueras del malecón. En este mismo año el Intendente Illingworth pidió la cooperación municipal para continuar con la obra del malecón que se iba a suspender por falta de 25.000 pesos, que finalmente fueron donados por los comerciantes.


1833 El amurallado llegaba desde Ciudad Vieja hasta el primer Puente (hoy la calle Roca) y para alzar el barranco se permitió arrojar las basuras del cacao, desde la calle Merced hacia el norte.


1931 El cabildo porteño resuelve nominar "El paseo de las Colonias" a la parte del malecón comprendida entre las calles Víctor Manuel Rendón y Diez de Agosto, en reciprocidad a la contribución de las diferentes colonias extranjeras que aportaron, a través del diseño, jardinería, mobiliario y colocación de monumentos, al embellecimiento de este sector. En este mismo año se elevó a treinta metros de altura la Torre Morisca del Reloj Público.


1936 Recibió oficialmente el nombre de Malecón Simón Bolívar mediante una ordenanza Municipal, del 7 agosto de ese año, en homenaje al Libertador Simón Bolívar.


1997 La Fundación Malecón 2000 propone un ambicioso proyecto para rescatar la belleza y resaltar el valor histórico y comercial del Malecón Simón Bolívar. De ahí toma su actual nombre.


Fuente: Historia del Malecón. Publicado por Diario EL UNIVERSO.


EL COMERCIO DEL CACAO

Tomado de El Ecuador Profundo de Rodolfo Pérez Pimentel


Los comerciantes de Guayaquil heredaron el negocio del cacao de los productores del interior, estaban asentados en el malecón de la ría donde tenían sus casas de comercio con amplias bodegas para almacenar el fruto hasta tanto se lo pudiera exportar y así de simple intermediarios pasaron a ser los capitalistas del negocio, con barcos que servían para llevar cacao a los puertos de venta…


Las cosechas se traían por la vía fluvial, los agricultores vivían endeudados con los comerciantes que solían otorgarles préstamos como adelantos por las cosechas. Hacia 1880 el negocio del transporte también cambió, ya no se usaban las balandras o veleros y surgieron las flotillas fluviales como la de Pablo Indaburo Ortiz o la de Jaime Puig Mir y las primeras casas bancarias abrían sus puertas al comercio y a la agricultura, aunque no existían sistemas de fomento, que esto fue muy posterior y en el presente siglo.


La exportación del cacao se hacía a nombre del vendedor o por cuenta del inversionista extranjero con agencia en Guayaquil, los Vallarino, Obarrio, Pérez, Planas, Orrantia, Stagg y Lozada tenían oficinas centrales en Panamá y agencias en Guayaquil y New York. Faltaban bancos, todo se hacía con el crédito del exterior.

Los ricos y la clase media acomodada paladeaban vinos y licores franceses, portugueses y españoles, galletas y jamones ingleses, perfumes, telas y jabones de los Estados Unidos. De Alemania llegaba todo lo que era de ferretería y máquinas en general. Las importaciones eran relativamente escasas porque el pueblo no podía satisfacer sus gustos, por limitados que éstos fueren, pues no existían salarios adecuados.

La situación era tan crítica que solamente los caballeros usaban zapatos, andando el resto de las gentes descalzas y sin ninguna vergüenza o rubor, pues era lo más normal salir a las calles de esa manera. Aún en el centro de la urbe y hasta en los salones se veía personas descalzas de ambos sexos comprando o ejerciendo oficios varios. Esta situación de minusvalidez se reflejaba también en algunas costumbres típicas. Las mujeres del pueblo no tomaban asiento en las visitas a las casas de los ricos pues preferían hacerlo en el suelo y a los pies de la «patrona», que tampoco estaba sentada sino en hamaca. Había una hamaca en cada cuarto pero en los zócalos de las puertas que comunicaban a los cuartos entre sí, siempre había otra chiquita. Todas eran de mocora.

Sin embargo y a pesar de estos casos de extrema pobreza, hay que reconocer que nadie pasaba hambre pues los productos de primera necesidad eran baratos y abundantes, los plátanos, el arroz, la yuca y algunos vegetales sobraban en las haciendas y se expedían casi de balde en los mercados. La población era escasa y estaba mejor repartida entre el agro y la ciudad. Por cada habitante citadino había tres agricultores, la mano de obra no era problema, tampoco existían las aglomeraciones que hoy proliferan en las urbes, Guayaquil a duras penas se extendía entre el río y la calle Santa Elena (Lorenzo de Garaycoa) los terrenos más allá eran considerados extramuros inhabitables. Por el norte se salía del cerro y se terminaba en la Avenida Olmedo y luego en la calle Brasil, las casas eran saltadas, había terrenos sin construir que servían de jardines o patios de recreo. Pocos edificios altos y solamente unos cuantos de dos pisos, más parecía un simple villorio que una ciudad y ya para entonces Lima era considerada la ciudad de los Palacios y en Buenos Aires la población sumaba más de un millón de habitantes. Estas diferencias se dieron por la falta de migración hacia el Pacífico, mar enorme que nos mantiene alejados de todo vecindario.

De allí que el comercio del cacao era para Guayaquil el mayor rubro de ingresos y quizás el único de consideración…

2 comentarios:

  1. ¿Por que estas acciones no son cubiertas por la prensa, o algún medio de comunicación?

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  2. Es un misterio, amigo anónimo. Nuestros medios son un asco. Los espacios culturales se reducen a una página y prima más la farándula. Esta iniciativa me parece interesante. El hecho de haber agregado el elemento cacao al Malecón "2000" (Que es Simón Bolívar, no 2000) me parece evidentemente una crítica al mismo espacio, lo que es excelente, y al proceso de regeneración urbana que ha aniquilado algunos aspectos identitarios de Guayaquil, a cambio de otros, con el radical cambio de imagen de la ciudad.

    Sin embargo, creo que a la obra le faltó algo más, porque semillas de cacao regadas por ahí es algo pobre conceptualmente, pero la intención es buena. Porque es bueno que la obra se explique por sí sola y no con el apoyo de alguna explicación, como es el caso y como vimos en el último Salón de Julio. Un poco más de rigor conceptual y empeño en que la obra se explique por sí misma es necesario.

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