viernes, octubre 30, 2009

Manuela Ribadeneira - Cortes y Recortes - Galería Vértice - Lima


fotos cortesia Rosario Wentzel Galeria Vertice Lima



















Change is around the corner - Galería dpm - Miami





cuestionario larga distancia: practicar morir, ensayar, repetir....



Rodolfo Kronfle: Tus trabajos recientes tienen un marcado anclaje en imaginarios históricos que te interesan (los procesos coloniales, la Revolución Francesa, etc.); los evocas con lo que llamaría una práctica acupunturista: activado selectivamente ciertos repertorios simbólicos del pasado para hacer fluir energías interpretativas vinculadas al presente. La investigación histórica se va asentando como una herramienta metodológica clave en tu trabajo, pero me llama la atención que en tus pesquisas siempre procuras partir de algún dato curioso o poco conocido, alguna anécdota cuyo poder generador de sentido sea sin embargo intenso. Esto debe producir por un lado ansiedad por encontrar aspectos no trillados de la narrativa histórica, pero por otro la recompensa del descubrimiento cuando este se da, cuéntame un poco sobre tu proceso en los años recientes.

Manuela Ribadeneria: Los ingleses dicen que “el diablo está en los detalles”. Los franceses llaman a estos datos curiosos de la historia ‘la petite histoire’. Las pequeñas historias donde se resume y concentra la gran Historia , destilados de historia y para mí son ilustraciones de un gran texto que tienen un elemento simbólico y visual.

Estas anécdotas o datos curiosos tienen una cualidad que es importante, pues funcionan solos e independientes de el gran cuento que las sostiene y por ende funcionan fuera del espacio y del tiempo al que pertenecen. Tienen capacidad de viajar y de trasladarse en tiempo y en espacio.

No busco estos datos curiosos, me llegan, estoy atenta a la pesca y me llegan en una conversación, en una frase de un noticiero, en alguna lectura ya sea del periódico, de historia o de ficción, o navegando por el ciberespacio. Simplemente estoy atenta a estos datos porque me divierten, ilustran, y porque me gusta contarlos, volverlos a contar, como si fueran un dato de hoy de algo que sucede mientras hablamos. Me obsesiono con ellos, y me gusta contarlos porque activan algo y trazan líneas y conexiones. Aprehender la Historia, la gran historia, es difícil, aproximarse a ella a través de un detalle es manejable.

Javier Vásconez (escritor ecuatoriano) que me conoce bien, diría que es la mezcla de la mente de un niño con la del ingeniero civil (el juego mezclado con la estructura y el orden de las cosas), algo que él atribuye a las estrellas… Los nacidos bajo mis estrellas amamos las cosas pequeñas, los detalles, los juegos y juguetes, las anécdotas, pero siempre dentro de una estructura mayor, mas grande, y dentro de una necesidad de entender cómo las cosas se sostienen y funcionan. También quizás es un tema de género y las mujeres tendemos hacia los cuentos, las anécdotas y las pequeñas historias.

Además de ser buenos ejemplos para ilustrar un discurso o una idea me dan una cierta distancia que el hablar del presente, desde el presente, no me permite. Busco algo de perspectiva o de despersonalización que presupone además una posible proyección al futuro.

Efectivamente me interesa partir de la Historia para hablar del presente. No soy una historiadora, mas bien soy enciclopédicamente ignorante, triste y dañina característica que comparto con la mayoría de mis coterráneos. Tampoco tengo rigurosidad en el estudio de la historia. Leo, veo, oigo, pero sin orden, y de ahí voy tejiendo lo mío.

¿Cómo encuentro los temas de los que hablo? Me llegan, están ahí rondando, vibrando y susurrando, yo simplemente los agarro al vuelo. No es un proceso de angustia, al contrario, me produce mucha felicidad cuando encuentro estos detalles. Lo angustioso es re-contarlos, que es mi trabajo como artista: el que dejen de ser mera anécdota histórica y que se conviertan -como acertadamente dices- en agujas de acupuntura que muevan las energías, que provoquen y que activen o reactiven una posible conversación.

RK: Me parece fascinante, por ejemplo, la manera como un artista como Yinka Shonibare alude a la Revolución Francesa para tocar aspectos de diversidad cultural y las relaciones Africa-Europa en clave de crítica poscolonial. Encuentro interesante, por contraste, que proyectes el trágico final de la aristocracia sobre el presente latinoamericano (aquello lo infiero por los contextos de presentación de los trabajos, los cuales no dudo veremos eventualmente en Ecuador, el país en el cual naciste); sin querer hacer prosa de la densidad poética que imprimes en estas obras háblame de los intereses que subyacen en ellas.

MR: No creo que estoy para nada en la misma ruta de Shonibare, pues sus obras, aunque bellas -y bellamente realizadas con una fuerza visual tremenda- son obras de ver, mas no de pensar, y hablan de la Historia con H mayúscula. Son obras que hablan del pasado. A mí me interesa el presente, de cómo la historia y la pequeña historia habla del presente o de las ideas y situaciones que están en la mesa hoy. En Shonibare hay denuncia de un hecho que fue, y pone en relevancia la historia desde el punto de vista del que no la escribe, pero no es una invitación a pensar sobre hoy.
A mí no me interesa demasiado el hacer juicio sobre la historia me interesa lo que la historia tiene que decir sobre lo que sucede, y nos sucede y me sucede. Me gusta hablar desde la historia, partir de ella.

¿Porqué estoy ahora en la Revolución Francesa? Me parece que hay innumerables paralelos con lo que sucede ahora en el mundo. Con poca rigurosidad académica, me atrevo a decir que hay similitudes no solo en ciertas características que llevaron a la Revolución Francesa, sino también en las circunstancias que se dieron durante la Revolución. Hablo a escala mundial aunque por supuesto hay paralelos fuertes con ciertos procesos en Latinoamérica.

Son dos momentos de grandes convulsiones sociales, la crisis financiera y el colapso de un mundo conocido. Los excesos de una época y quizás la real o aparente caducidad de un sistema. La clara sensación de que algo llegó o está llegando a su fin, un cambio de las reglas del juego donde las reglas nuevas no están nada claras aún. Vivimos en una época donde se oye por todos lados: cambio y revolución, seguramente las dos palabras mas usadas en los últimos tiempos.

Hay situaciones hoy donde el exceso y el abuso del poder me recuerdan a excesos que existieron en el siglo 18 en Francia, y hay excesos y abusos de poder que sucedieron durante la Revolución especialmente en la época del Terror que me recuerdan a los excesos y abusos de poder que existen hoy.

Así como parecía evidente que la revolución francesa era inevitable y necesaria pienso que hay que revisar el cómo y las consecuencias. La Revolución Francesa sin duda trajo cambios importantísimos pero fue una época de persecución política, de arbitrariedad e ilegalidad en el uso y abuso del poder, fue una época de concentración de poder y fue una época que favoreció la política del chivo expiatorio. Robespierre argumentaba que no hay cambio posible sin terror , destrucción y sin muerte. Los ingleses pensaban (y sospecho siguen pensando) que los cambios necesarios se los podía hacer -y los hicieron- sin tan excesiva arbitrariedad, violencia y destrucción.

La época del Terror en la revolución Francesa era un momento donde la política era un espectáculo público, donde en nombre de la Revolución las Tejedoras se sentaban horas a mirar los juicios y las muertes, donde la denuncia del vecino era práctica común, y donde la paranoia y la sospecha eran fuertes aliadas de los nuevos gobernantes. Era un momento en donde uno estaba con la Revolución o estaba en contra, el término medio no existía ni era aceptado y el que no estaba clara y abiertamente con la Revolución pasaba a la guillotina.

La noción de re -fundación también rondaba en la Francia del siglo 18, pues por ejemplo, la Revolución cambio el nombre de todas las cosas.

No me interesa hacer un juicio sobre la Revolución Francesa, los métodos usados ni sus resultados. Pues esa no es mi intención ni tampoco creo que tengo los conocimientos para hacerlo, simplemente observo y trazo paralelos.

Anécdota: En 1957 un periodista francés le pregunto a Tsou En Lai, primer ministro chino en la época que qué pensaba sobre las consecuencias o resultados de la Revolución Francesa y su respuesta fue: “es demasiado pronto para saber” (en Zizek, Robespierre, Virtue and Terror)

¿Me preguntas sobre el presente latinoamericano? Creo que todo parecido es pura coincidencia…

Por supuesto que pienso en los procesos que se dan hoy en Latinoamérica pero no me quisiera quedar en ellos ni que se asuma que sólo de ellos hablo. Prefiero dejar que cada quien se sienta aludido como le parezca. Cada cual que decida si se siente: aristócrata de una aristocracia caída y sin cabeza, un preso político sin juicio justo a quien le van a cortar la cabeza, un chivo expiatorio, una tejedora que mira sin mirar lo que sucede y se deja llevar por el espectáculo, o es un “Sans Cullotes” revolucionario enardecido, o es el implacable, vanidoso e inteligente Robespierre cuya vanidad y exceso a su manera le llevaron también a la guillotina, o quizás Napoleón. Que cada cual se identifique con el personaje de su preferencia.

Como hemos conversado el Ecuador es o ha sido de alguna manera mi Cabo Cañaveral, la base de donde parto. Como en los cohetes, lo que es importante es a donde van o quieren ir, y no desde donde salen.

Estas obras las estoy haciendo en Europa y desde Europa, y una de las cosas interesantes es ver que les sucede a estas obras en un contexto latinoamericano, pero el contexto latinoamericano es variado. Sospecho que muy diferente será leerlas en Lima, Bogotá, Caracas o Quito. Pero repito, lo que me interesa es trazar paralelos, puentes y conexiones entre las cosas y clavar esas agujas delgadísimas y supuestamente indoloras de la acupuntura artística.

La anécdota curiosa como tú la llamas con la que trabajo es la siguiente: en la Revolución Francesa en la época del Terror era tanta gente que iba a prisión que las cárceles no tenían cabida y les metían a todas hombres mujeres niños en un mismo espacio en las prisiones, no en celdas. Se cuenta que algunos de estos condenados a muerte practicaban su muerte antes de ser llamados al cadalso donde literalmente perdían la cabeza. Lo hacían para pasar el tiempo, porque era una época donde la idea de la "puesta en escena" era importantísima, porque buscaban morir con dignidad, sin demostrar miedo, y porque quizás el repasar y ensayar la muerte ayudaba a calmar los nervios. Practicaban como iban a caminar, como iban a saludar al público, que palabras iban a decir al público, al verdugo. Se cortaban el pelo "a la Guillotine" para que el pelo no moleste a la navaja, practicaban el gesto de poner la cabeza en la posición correcta y luego se amarraban una cinta roja en el cuello para simular el corte y acostumbrarse a verse con el corte en el cuello.

Me interesa no solamente lo que describía antes pero también un paralelo con la actividad artística, practicar morir, ensayar, repetir. Todo acto artístico, se podría decir, es un ensayar una muerte.

RK :Para esta muestra en Lima tendrás obras relacionadas a Concordia (2006) y Tiwintza (2005), cada una remitiendo a tensiones que Perú sostuvo -sostiene o sostendrá- con Chile y Ecuador respectivamente . Tal vez cuando las pensaste esto no estuvo en el itinerario de los trabajos pero ciertamente provee un escenario cargado para su despliegue; pensando en lo fortuito de esto ¿qué opinas de esta oportunidad? Más allá de generar distintas miradas sobre estos casos los trabajos siempre me parecieron que rozaban aspectos más complejos, como los usos políticos e identitarios de los conflictos ¿De qué maneras crees que estas obras se han densificado en función a los profundos cambios que se han dado en el contexto regional del cual surgen?

MR: Me hubiese encantado mostrar las dos piezas juntas en Lima pero eso no se podrá dar, pues Tiwintza pertenece a una colección en los Estados Unidos y en este momento no es posible su traslado. Como alguna vez hablamos, de pronto algún día en un futuro te animas y armamos una muestra de los conflictos territoriales, serie que comenzó con Tiwintza, luego Concordia, luego dos piezas en Costa Rica una de las cuales Being born in a stable does not make you a horse, o de la patria por nuestra voluntad también estará en la galería Vértice en Lima. A ver como se las lee en Lima, tengo ganas de ver que les sucede en ese contexto.

Sospecho el conflicto entre el Perú y el Ecuador siempre fue mas presente y mas importante en el imaginario ecuatoriano. Pues éramos nosotros los que reaclamábamos un territorio. El Ecuador peleaba dos guerras en ese conflicto una con el Perú y la otra quizás mas importante con la opinión interna sobre el tema, que la gente acepte que se cierre definitivamente la frontera y se acabe el conflicto. Para los ecuatorianos fue un enorme cambio, nuestros mapas efectivamente cambiaron, nuestra definición de identidad de ‘herida abierta’ se acabo también. Es difícil cuando lo enemigos se acaban porque nos tenemos que definir frente a algo mas. Sospecho que para los peruanos el cambio fue mas bien un cambio menor. El conflicto con Chile por ese triángulo de mar sigue vigente, tengo curiosidad de ver como lee la gente esta pieza.

Y aunque ciertos conflictos de territorios aun siguen vigentes en la región, mas importantes son ahora otros territorios, por ejemplo los territorios ideológicos, las alianzas regionales son ahora muy importantes. Los temas de frontera han cambiado y las soberanías nacionales tienen matiz político, ya no de definición de trazo de territorio físico.

Para mí el tema del conflicto mismo, así como los temas históricos, son puntos de partida para otras reflexiones. No me es tan interesante hablar sobre los conflictos en sí, y menos aún tratar dilucidar sobre quien tiene la razón en tal o cual conflicto. Para mí es interesante ver la movilidad de los territorios, el juego de poder que está en ellos. Me interesa hablar sobre territorios y sobre lo que los define y donde están esas líneas divisorias tan difíciles de trazar, tan movibles. Surgen temas de identidad, de actos de posesión y de definiciones de lo que somos y lo que no somos …entre líneas

RK: Es difícil aproximarnos a trabajos como el tuyo, en estos tiempos de realineamientos, radicalizaciones y polarizaciones, sin que los situemos ante el horizonte de contraste de la ideología, y siguiendo tu poética de los territorios: de territorios ideológicos ¿En qué medida tu aproximación hacia la obra desea lidiar con aquello? Aparenta interesarte la manipulación, paradojas y doble moral que existe también en este campo…

Dato curioso y que calza perfectamente con todo esto: la definición de derecha e izquierda para referirse a la filiación política surge en la Revolución Francesa y hacía referencia a dónde se sentaban los diferentes cuerpos legislativos en la asamblea. La aristocracia y el antiguo régimen se sentaban a la derecha del presidente de la asamblea, mientras que el tercer estado o los opositores al antiguo régimen se sentaban a la izquierda del presidente. Se siguen usando estos términos para definir o visualizar el espectro político aunque parecería ser que en esta categorización es difícil ubicar al fascismo, al populismo o a los movimientos ecológicos, por ejemplo.

Por supuesto que me interesan los territorios ideológicos o mas bien dicho es difícil o imposible obviarlos. Pues hay una cierta casi obligación para posicionarse en algún lado del espectro político a pesar de que sospecho hay gran confusión con todos estos términos y se los usa con gran ligereza. El discurso político se ha convertido en un discurso de territorios y de posesiones. En esta muestra creo que ninguna obra hace referencia directa a los territorios ideológicos pero esta implícito en muchas de ellas.

Trabajo en una pieza que se llama (por ahora) De cómo sopla el viento son siete veletas con plumas que muy sensiblemente se mueven con la menor brisa. Estuve tentada de a cada una de ellas llamarla derecha, centro derecha, centro izquierda, etc., pero me parecio demasiado obvio y burdo. Sin embargo la idea esta ahí.

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