100 días, 100
puntos de partida
dOCUMENTA
(13)
por Maria Inés
Plaza Lazo
De hecho esta
edición de la Documenta en Kassel, evento en el mundo del arte más grande y
“serio” de todos, se llama “100 notas – 100 pensamientos”. La directora este
año, Carolyn Christov-Bakargiev (CCB), ha utilizado una estrategia
caleidoscópica para su organización.
Pocos lo mencionan, pero la Documenta comenzó
siendo una feria de ventas para artistas modernos alemanes, cuyas obras habrían
sido clasificadas durante el régimen de Hitler como arte degenerado. Luego de
la guerra, Kassel – una de las ciudades más bombardeadas por los aliados – se
convirtió en un proyecto del profesor de arquitectura y escultura Arnold Bode,
quién se propuso hacer de la ciudad algo más que un cerro de ruinas. Bode
inauguró la Documenta 1 en 1955 y cada 5 años se la proyectó como el núcleo en
donde propuestas artísticas y de reflexión diagnosticarían las mutaciones
culturales actuales, cada edición abarcando mayores grupos. Es por eso que
Carolyn Christov-Bakargiev (CCB como la llaman), directora del evento, no ha
concentrado la Documenta en la ciudad Kassel, sino que ha escogido Kabul
(Afganistán), Alejandría (Egipto)
y Banff (Canadá) como sedes principales.
Esto produce la primera bifurcación: por un
lado, la Documenta rinde cuentas al territorio en dónde y para el que fue
originada, por otro la Documenta opera según las contingencias actuales: el
deber del arte de reflejar claramente lo que se experimenta en cada rincón del
mundo de hoy y la certeza de no poder enterarse de todo al mismo tiempo. Por un
lado el museo Fridericianum, las salas en el pabellón Documenta-halle, la
Neue-Galerie, la Orangerie y el parque Karlsaue permanecen como las
instituciones elementales, por otro lado cada vez hay más espacios que le dan,
metafóricamente, un sentido a la Documenta. Este año la antigua estación
central de trenes está ocupada entera, los cines de la ciudad presentan
performances y filmes – entre ellos la maravillosa obra de Jerome Bel, Teatro
Discapacitado (Disabled Theater), que oscila entre la espontaneidad y la
actuación de personas con síndrome de Down – ; en uno de los edificios
municipales hay conferencias diarias con teóricos y profesionales en las
ciencias sociales.
Segunda bifurcación: hace cinco años YouTube no
tenía aún la influencia de hoy, y por eso es que ahora CCB ha asignado como
anexo para el público una serie de glosario-videos de términos “claves” para un
mejor entendimiento: Interconexión según el físico Anton Zeilinger, Precariedad
según Christov-Bakargiev, Surrealismo según el artista Albert Serrá, Co-evolución
según el artista Alexander Tarakhovsky, Falla
según la artista Joasia Krysia. Por otro lado se han venido publicando ensayos
a manera de “notebooks” desde hace un
año, es decir antes de la inauguración de la Documenta este mes, sobre temas
escogidos que de una u otra manera dialogan con las obras expuestas: György
Lukács sobre la sociología del arte (1909), Pascal Rousseau sobre la hipnosis
como nuevo medio, el filósofo Walter Benjamin sobre los arcos de París (1927),
David Levi-Strauss sobre Joseph Beuys y las Torres Gemelas de Nueva York.
Los “pensamientos” recogidos en dichos
“notebooks”, comparten una sola función, la de darle a la Documenta una
estructura anti-jerárquica (no solo CCB y la co-curadora española Chus Martínez
ofrecen un discurso como eje del evento, sino que magnifican con esto las
dimensiones de la documenta como rizoma abierta para muchas plataformas). Merece celebrarse estas bifurcaciones
dentro de la dOCUMENTA (13), desde un principio escrita con una d minúscula,
obviando un certero cambio en la actitud del evento.
Perros: invitados
especiales de la dOCUMENTA
La prensa internacional ha mirado con desdén,
no sólo una vez, la insistencia de CCB en darle a su perro un papel especial.
Esta vez, animales domésticos pueden visitar con sus dueños la exposición. Es
más, CCB habla de dejarse llevar por los sentidos de los animales. Por más ridículo
que esto parezca, la pregunta ¿cómo percibe mi perro el mundo del arte?
encuentra sus fundamentos, por ejemplo, en la filosofía de Arthur Schopenhauer,
autor de “El mundo como voluntad e idea”, quién se reconocía a sí mismo en su
perro, o Friedrich Nietzsche, quien dentro de la misma tradición pesimista,
apelaba a un alejamiento de la sociedad como un acto necesario para un mejor
entendimiento de la misma.
“Hablamos
de la naturaleza, y al hacerlo nos olvidamos de nosotros mismos, pero nosotros
somos también naturaleza. Por lo tanto, la naturaleza es algo totalmente
distinto de lo que pensamos cuando hablamos de ella”, escribió Nietzsche. Estas
reflexiones en cuanto a la relación de los humanos con los animales desembocan
en la pregunta alrededor de la sensibilidad de los espectadores, acerca de las
expectativas que los lleva a visitar la dOCUMENTA. Asímismo, CCB no solo piensa
en querer compartir con su mascota este gran proyecto, sino que cuestiona
también lo que significa armar una exposición de arte “para todos”.
Quizás no se concentre únicamente en el rol de
los espectadores y organizadores, sino también en los efectos a posteriori, al
hecho de que una sola curadora no puede tener control sobre todo lo que pasa
dentro de un evento tan grande y denso. Es así como se puede entender que CCB
haya dejado las salas laterales a la entrada del Fridericianum vacías de
objetos. Una brisa refrescante es lo único que se percibe, y toma tiempo y
confusión darse cuenta que la brisa no viene de afuera, sino que es una
instalación del artista británico Ryan Gander llamada “I need some meaning I can memorize” (necesito algún significado que
pueda memorizar). De aspecto
trascendental es también la imponente biblioteca de madera armada por el
artista británico Mark Dion, quien dentro del museo de ciencias naturales – el
Ottoneum, junto al Fridericianum – presenta “libros” hechos con madera en bruto
y con corteza en la parte lateral, como sacados del árbol mismo. Es un
artefacto de naturaleza poética, en sentido figurado y metafórico. La
biblioteca de madera de Dion – 530 “libros”, cada uno una especie arbórea diferente
– alberga un discurso ecológico, sin dejar de lado el aspecto estético de su
materialidad.
Las
obras
El corazón de la dOCUMENTA sigue siendo el
Fridericianum, primer museo de todos los museos alemanes, fundado en 1779. Aquí,
CCB ha instalado una exposición dentro de la exposición general: “the brain”, sí, el cerebro. En esta
suerte de archivo arqueológico se encuentran estatuillas de princesas
bactrianas (de Bactra, antiguo nombre griego para Asia Oriental) de los años
2500-1500 a.C.; naturalezas muertas del pintor Giorgio Morandi, fotografías de
Lee Miller en la bañera de Adolf Hitler el día en que este se suicidó, en un
ritual de estremecedora purificación (ya sea personal o histórica) y objetos destruidos
durante la guerra civil libanesa (1975-1990). Uno se pregunta si esto es lo que
ocupó el cerebro de CCB durante la estructuración de la Documenta. En el piso
superior al espacio donde se encuentra “the
brain”, se encuentran los tapices de Hannah Ryggen
(Suecia,1894-Noruega,1970), los cuales ilustran la realidad política durante
los años anteriores y durante de la segunda guerra mundial (1930-1945). Sus
tapices habrían sido de relevancia equivalente al Guernica (1937) de Picasso.
El crítico de arte americano Jerry Saltz calificó
al Salón Documenta-halle como el lugar donde va a morir la pintura. Se podría
acentuar esto, ya que es cierto que la Documenta-halle es el único lugar donde
se exhibe este año pintura como tal. Por esto es curioso ver que las pinturas
de Gustav Meztger se encuentren en vitrinas, cubiertas con una tela que hay que
levantar para poder apreciarlas. Más adelante, el “Art-project” del artista chino Yan Lei tiene algo épico: durante un
año (2011-2012) pinta Lei cada día un cuadro diferente. El resultado está
expuesto en una sala pequeña, lo que hace que 360 cuadros según el calendario
chino no tengan espacio suficiente. Pero aquí se responde a la pregunta popular
sobre el estado de las imágenes en la era cibernética, donde los nacidos a
partir de los ochenta son denominados como cyber-natives
y así. El proyecto de Yan Lei recuerda también a las semillas de porcelana que
Ai Wei Wei esparció por el Tate Modern en Londres; las frágiles piezas de
porcelana se remiten a la manufactura en China, su pobreza y menosprecio; pero
también a la reproducción general desorbitante de las industrias de hoy.
Hay una sala de la Documenta-halle que está
escondida detrás de las video-proyecciones de los coreanos MOON Kyungwon y JEON Joonho. Los artistas invitaron a participar a la corporación de diseño e
ingeniería Takram en Tokio para que diseñasen una botella de agua útil en un
futuro destruido (ellos estiman en 100 a 200 años). Partiendo de la idea de que
es imposible generar agua potable en el futuro, Takram propone un producto
totalmente diferente: cápsulas de “sistema hidrolémico” que parecen caramelos y
a su vez huevos de cristal, las cuales son almacenadas en lugar de amígdalas y
dentro de los riñones. Ya que estas cápsulas no han sido probadas dentro del
cuerpo humano, permanecen como un objeto de ciencia ficción. Sin embargo como
propuesta de laboratorio significan una cercanía a lo que aún desconocemos y
que pudiese transformar nuestro modo de vivir. Esto no es un disparate; nadie
se imaginaba hace 10 años que viviríamos conectados al mundo digital a través
de celulares.
Experiencia
individual / Eje principal
Se dijo ya que la dOCUMENTA (13) no se la verá
completa, pero esto no significa que el espectador tenga que sentir que se ha
perdido de algo. Una vez despojado de la responsabilidad de “tener que ver y
saberlo todo”, el espectador puede escoger que es lo que realmente le interesa
visitar. La dOCUMENTA se convierte
así en múltiples heterotopías personales; empezar el recorrido en el parque
Karlsaue o leyendo los “notebooks” o
viendo los videos-glosario de YouTube conlleva a un entendimiento individual
del evento en su totalidad; es el evento como camino lo que le da sentido a la
experiencia con las obras. El excitante paseo que hacen posible los artistas
Janeth Cardiff y George Miller-Bures a lo largo de la antigua estación central
de trenes intercala ficción y realidad; con un iPod Touch en frente y los
audífonos puestos, el espectador tiene que escuchar lo que la voz y la cámara
de los artistas cuentan: son dos tiempos paralelos los que se perciben a la
vez.
Tino Seghal, artista y coreógrafo presenta un
performance dentro del edificio abandonado de Hugonotes; en un cuarto oscuro un
grupo de personas comienza a cantar Time
to get away, del grupo LCD Soundsystem y a moverse alrededor. Luego de
varios minutos es obvio que los que bailan están incesantemente expulsando a
los visitantes con el cuerpo, hasta que artistas y visitantes se confrontan a
la luz del marco de la puerta, cantando It´s time to get away from you/ you
brought a lot of money/ but I have a tiny tummy/.../But
you're under my knee/ And I start to be sensible (if you know what I mean)
/ and next time we can talk it over/ we´ll see you again. Definitivamente
un performance anti-Jeff-Koons, anti-fetichismo. Tino Seghal no es el único que
prefiere desapegarse de las necesidades de vender una obra y decir que formó
parte de la Documenta, sino de concentrarse en otras cosas sin tener que explicárselo
a nadie. Bailar y recitar LCD Soundsystem, por ejemplo.
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