miércoles, febrero 25, 2015

Boris Saltos - Graciela Guerrero: No sabemos si es el presente... / Arte Actual, Quito


Imágenes cortesía de Graciela Guerrero.


Goldfish 
Boris Saltos 
Instalación 
2014 





Home sweet Home 
Graciela Guerrero 
Instalación 
2015
Statement de los artistas

Esto es un proyecto gestado desde intereses que ha simple ojo podrían ser interpretados como fútiles y que en alguna medida lo son, pero que por esa misma cualidad, las obras se dan el lujo de poder ser abordadas con mayor intriga, donde cada pieza tiene una naturaleza y ambiente propio, en el que se desenvuelve en su propio abandono. Son seis piezas que se permiten jugar con ese público candoroso y presuntuoso que ha voluntad decide adentrarse en un espacio que para muchos puede considerarse seguro y pronosticable, una estructura ya formada desde las mismas bases de lo que fácilmente reconoceríamos como la postmodernidad artística, ese espacio en el que cualquier cosa podría suceder, … pero no sucede. La galería se ha convertido en la “zona segura” pues este proyecto intenta des-configurar esa perspectiva vacua del espacio artístico, hemos decidido repensar el espacio, pero no para transformarlo sino más bien para activarlo por medio de las diferentes percepciones que se pueden lograr dentro de sí mismo con este proyecto, donde la capacidad de entender o no, deja de ser relevante frente a las obras. Este es un proyecto que se plantea la incertidumbre, la utopía y condena a un público a formar parte de esta muestra, con obras que son capaces de involucrarte por su ingenuidad y sutileza, donde su naturaleza desenfadada, permite a quien se acerca a ellas, hacerlo sin pretensión alguna, y tal vez este desenfado, que tanto he mencionado, logre poner al espectador nervioso. 

“Un renombrado pintor abstracto me dijo: “Ah, el público; siempre nos preocupamos por el público”. Otro me preguntó: “¿De qué incomodidad hablamos? A fin de cuentas, el arte no tiene por qué ser para todos. El público lo entiende y entonces lo disfruta, o no lo entiende y entonces no lo necesita. Por lo tanto, ¿cuál es el problema?” Pues bien, intentaré explicar cuál es y, antes todavía, de quién es el problema, a mi entender”, decía Leo Steingber en un ensayo que me llamo mucho la atención, porque me hace preguntar si puedo reconocer quien es el público o no lo es, de quienes estamos hablando y si hay o no alguna relevancia el saber reconocerlos y estacionarlos dentro de nuestros intereses al momento de producir.

Breve descripción del proyecto expositivo 

La inestabilidad permite cargar el espacio con “tensión”. Tensión casi que palpable cuando la presencia física de los materiales se imponen frente al espectador, amenazantes y sugiriendo respeto; o con la expectativa de un acontecimiento: en cualquier momento algo puede pasar. Obras que crean un conjunto al borde de la ruptura. Se mantienen en equilibrio, pueden ceder y caer, creando un dialogo de tiempos y de posibilidades en un mismo espacio. “Una inestabilidad concreta. Un caos que se fija alrededor. Construcciones que contienen la fragilidad de su lado”. 








Por Casualidad 
Boris Saltos / Graciela Guerrero 
Serie Fotográfica  
2015










Otra vez el rapto 
Boris Saltos / Graciela Guerrero 
Video 
2015

La Fontaine - el movimiento del nautilos 
Boris Saltos 
Video Proyección sobre Agua, Piedra 
2014 


Esto no es una Elegía 
Graciela Guerrero 
Instalación 
2015


Scalibur 
de la serie: La vida no me deja morir 
Graciela Guerrero 
Dibujo 
2015


En compañía de un extraño 
de la serie: La vida no me deja morir 
Graciela Guerrero 
Dibujo 
2015

 Es solo una cuestión de actitud de la serie
 La vida no me deja morir 
Graciela Guerrero 
Dibujo 
2015

sábado, febrero 21, 2015

Ella, Yo y Mi Superyó / Gabriela Serrano / Entelequia, Guayaquil





































Notas sobre Ella, Yo y mi Superyó de Gabriela Serrano
Por Romina Muñoz P.

La muestra Ella, Yo y mi Superyó inmediatamente nos traslada a esas zonas donde se debaten los deseos. El título tomado de una figura freudiana empleada para comprender los procesos de subjetivación, deja entrever  los hilos que entretejen la obra.

A través de la reiteración del autorretrato la artista retoza en su memoria, en aquellos recuerdos que se travisten en lenguaje cifrado, donde gestos de agobio y desilusión se estancan en un marco inmóvil, quizás el de la derrota. Apuntándolos desde una figuración de dibujo expresivo, como si el trazo a ratos grotesco pudiera apañar los embates emocionales que recaen sobre ese cuerpo maleado, el reiterado personaje protagónico que más allá de una fisionomía reconocible bordea un yo caricaturizado.

La exposición fue inaugurada en Entelequia, uno de los varios espacios alternativos abiertos en los últimos dos años en Guayaquil, y supone el proyecto de graduación de la joven artista. El sitio escogido juega un papel importante, es el departamento de una pareja de amigos y escenario de muchas de sus reminiscencias, siendo de naturaleza camaleónica, doblando como sala de concierto, de teatro o galería. El montaje fue cuidadoso y poco invasivo para tratarse de una obra y entorno de vocación trash, pero procuró conservar el “espíritu domestico” particular de esta morada, a la cual se dotó de una sutil atmósfera de velatorio: luces tenues, café con roscas y flores rojas formaron parte del ritual.

La muestra de Gabriela Serrano goza de un doble carácter,  a la vez que se consuma como evento de cierre y visibilidad de un proceso de aprendizaje académico, se propone también como espacio de resignificación y curación. Considerable reto, al que seguramente le secundará una mayor conciencia del potencial estético de una poética que indudablemente está marcada de un sucinto lenguaje simbólico que se evidencia incluso en la elección de cierto tipo de materiales: lápiz , tinta, bolígrafos, todos útiles de apuntes de una bitácora personal que busca reinterpretar el recuerdo; el uso del corrector de tinta nos alude también a ese ejercicio de recuperación y velamiento de eventos difíciles de representar; a esto se suma la presencia los apósitos adhesivos, los señalamientos al cuerpo y ciertos motivos gráficos cargados de una fuerza evocativa.

Algunas de las preguntas que saltan cuando nos aproximamos a este tipo de propuestas –que procuran exteriorizar las profundidades emocionales de un ser aparentemente angustiado- se relacionan con los riesgos de caer de forma acrítica en un discurso almista. Como dicen en el barrio “el tiempo lo dirá”;  en el trabajo,  ejercicio de borramiento continuo,  se hará presente esa coherencia.  Hoy gradecemos el riesgo y la apertura a todo ese umbral de experiencias al que aún, sin una madurez consolidada, la artista logra confrontarnos.  Una nueva etapa…gran reto para quien entra y sale de este tipos de proyectos: producir, curar una muestra y demás actos de exposición donde te pones en juego.