miércoles, agosto 11, 2004

El Proyecto Cartele.
Por Rodolfo Kronfle Chambers 11-08-2004

Uno de los aspectos que me molestan de la globalización es la inexorable homologación de los códigos visuales que nos rodean. La implantación de un diseño gráfico “elegante” y eficiente, sumado a su ubicua implementación a través de las empresas multinacionales, va erradicando el fenómeno de la rotulación popular y su particular manera de asimilar dichas prácticas profesionalizadas.

Hace poco encontré un libro en Buenos Aires que recogía fragmentos dispersos de estos bocados visuales en peligro de extinción. Se trata de un volumen titulado Entrada Boca de Lobo, perteneciente a una serie publicada por un grupo de entusiastas denominados Proyecto Cartele. El equipo -conformado por Esteban Seimandi, Gastón Silberman y Machi Mendieta- basa su trabajo de recopilación en un sistema de colaboraciones que pueden provenir de todo el mundo. Ellos operan “como receptores y emisores, anarquistas responsables de un archivo de la memoria popular”, recogiendo realidades aún existentes y que seguramente echaremos de menos algún día.

A más de contener esta vertiente de rotulación que se podría llamar ingenua por lo directo de sus métodos, el proyecto busca también aquellos carteles “involuntariamente cómicos”. Rescata además las miradas atravesadas por la ironía, aquellas cáscaras de banana que no han sido detectadas por la mirada común, y que el ojo atento y crítico no mira con indiferencia sino que las dota de lecturas que pueden ser devastadoras y mordaces, la mayor de las veces porque desnudan la estupidez humana.

Como bien anota Guillermo Saccomanno en el prólogo, el proyecto “en un gesto setentista, gana en potencial ideológico y socava la unidireccionalidad de la publicidad, autoritaria como toda expresión orientada a imponer una situación de hecho y no de derecho: en este caso, el consumo”.

La página web –www.carteleonline.com- contiene cientos de estas imágenes y provee los nexos necesarios para convertirse en un corresponsal improvisado. Conozco en nuestro país algunas personas que documentan fotográficamente estos fenómenos sin tener la plataforma editorial requerida para su publicación, siendo esta una opción viable.

Marcos Radicella, uno de los vivaces “cazacarteles”, describe con humor al libro como la “Antibiblia de los Manuales de Imagen y Normalización Corporativa.” Y lo ensalza como “una verdadera revelación en la era de las supermarcas, del marketing hiperobsesivo, y de la invasión de los espacios públicos por las grandes corporaciones…Tiemblan diseñadores, Maradonas del Photoshop e Illustrator que gambetean el Pantone. Tiemblan también las estatuillas en las estanterías de redactores premiados en prestigiosos festivales del mundo. Transpiran renombrados comunicadores diplomados con doctorados en semiología alrededor del globo que analizan todo desde un monitor. ¿Qué creyeron? ¿Qué estaba todo hecho? ¿Adónde estaban mirando? Salgan a la calle, por favor!!!!! Hay un mundo por descubrir. Asombroso, divertido, y está ahí para los que saben verlo. Eso nos muestra Cartele.”

Veo un alto valor en este proyecto como un llamado de resistencia a los procesos de transculturación y de colonización mercantil que vivimos, sólo le falta la contraparte de pensamiento, aquella en que a través de la reflexión visual nos remita a un estudio acerca del impacto de asimilar formas ajenas y los procesos de sincretismo y conducta que se derivan de ellas.


Pie de Foto: Colaboración de Diego Feierstein desde un mercado en Cuzco, Perú.


Pie de Foto: Carnicería en Rosario (Argentina) enviada por Enzo Sauro.


Pie de Foto: Foto de John Cárdenas desde Cartagena (Colombia).


Pie de Foto: Imagen captada por Marcelo Soto en Buenos Aires.


Pie de Foto: Fernando Lia envía esta postal desde Buenos Aires.


Pie de Foto: Fabuloso rótulo popular captado por Anna Carina en Capilla del Monte (Argentina).


Pie de Foto: Ironía máxima desde la Plaza Orwell en Barcelona (imagen por Josep Montsant).

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