viernes, marzo 02, 2012

Gonzalo Vargas / Esteban Pastorino - 1146 Km

Bajar pdf del libro Lugares de Tránsito _ Fotografía y Residencias Artísticas

Madrid: Tabacalera (junio 2012)
Quito: Arte Actual (noviembre 2012)









Texto resultante de la residencia artística de Vargas y Pastorino comisariada junto a Paulina León:


Traduciendo el territorio
Por Paulina León , 2011

No hay forma privilegiada así como no hay punto de partida privilegiado. Por todas partes hay puntos de partida, cruzamientos y nudos que nos permiten aprender algo nuevo si recusamos en primer lugar a la distancia radical, en segundo lugar, la distribución de los roles, y el tercero, las fronteras entre los territorios.

El espectador emancipado, Jaques Rancière

¡Un excelente traductor es un magnífico mentiroso!
Con palabras del otro, Ottmar Ette

Cuando me convocaron como curadora local de LDT en Quito me puse a la búsqueda del artista que sería una buena dupla para el fotógrafo invitado. Mis puntos de partida para juntar a Esteban Pastorino con Gonzalo Vargas en esta residencia fueron el interés de ambos por lo urbano y la utilización, casi exclusiva, del recurso fotográfico en sus trabajos. 

Durante la residencia en Quito, como en casi cualquier residencia creativa, los artistas se enfrentan al ejercicio de la traducción de un acontecimiento específico de tiempo y espacio. ¿Cómo pensar desde el lugar y traducirlo al mismo tiempo? ¿A partir de qué códigos? ¿Cuáles serían las herramientas de mediación que posibiliten interpelar aquellos modos y maneras que por momentos son diferentes?

Esteban desde su rol del «extranjero» y Gonzalo desde su rol de «local», debían encontrar mecanismos que les permitan enfrentar el «nuevo» lugar común y sus posibilidades para la interpretación y traducción. La mediación de Gonzalo fue una herramienta necesaria para proveer a Esteban de intercambios y conocimientos en el contexto cultural. Para Esteban este acercamiento representaba un ejercicio de descubrimiento, para Gonzalo un ejercicio de re-descubrimiento del lugar que habita. La estrategia usada fue partir por re-conocer el lugar a través del extranjero, a través del otro. Co-construir entre ambos ese espacio, ahora nuevo.
El primer paso de la indagación fue barajar una serie de descripciones de lugares, datos, contextos y acontecimientos, que podrían ser de interés para las posibles fotografías aéreas, hechas con una cámara montada en una cometa, que Esteban venía trabajando. Los lugares propuestos eran escogidos no tanto por su abordaje temático (que se mantenía dentro del paisaje urbano), sino por sus imposiciones técnicas: el viento, la luz, las condiciones meteorológicas, la perspectiva. Sin embargo el clima quiteño no fue favorable para levantar las cometas de Esteban, por lo que con la intención de trabajar sobre cierta perspectiva aérea —Quito es un valle rodeado de montañas—, se escogieron puntos geográficamente altos desde los cuales fotografiar. 

Antes de cada salida Gonzalo mostraba a Esteban los posibles lugares de interés en el mapa virtual (Google Earth), herramienta que fue tomando protagonismo en su proceso creativo, como medio de ubicar de manera casi tangible las ideas subjetivas del lugar. Una vez desplazados hasta el punto geográfico seleccionado, Esteban utilizando un GPS anotaba las coordenadas, volviéndolo así más concreto aún. Ellos recorrían los lugares, los marcaban con exactitud y los fotografiaban. 

De esta manera fueron trazando una ruta precisa de su recorrido, que nos habla de la intención de incorporar el lugar a su práctica fotográfica. Los hitos fotografiados se convierten en «espacios de traducción» (Boris Bachmann), donde se configuran relaciones, situaciones e interacciones. 
Las excursiones fotográficas de los artistas empezaron en el centro colonial de Quito y fueron ampliándose a distintos barrios de la ciudad, a las periferias, hasta rebasar los límites del distrito metropolitano. Decidieron lanzarse a la ruta, en busca del viento, en busca de nada en específico. Una ruta fortuita, intuitiva, que los llevó hasta lo alto de las montañas y hasta la Baja Amazonía. Explorar el territorio, activar el receptor del lugar, crear sus propios puntos de referencia con sus propios códigos y memorias, fueron algunas de las herramientas para que aquello ajeno pero similar, pueda tener lugar en la experiencia. Los artistas mantuvieron una producción constante durante la búsqueda donde lo determinante de la geografía se impuso (fuertes lluvias, inundaciones, erupción del Tungurahua).

Su trabajo no partió de un preconcepto, no había un patrón a seguir (que permite tener resultados predecibles), sino que presentó un abordaje con mayor riesgo, desde la incertidumbre, desde lo impredecible, desde lo fortuíto.

*    *    *

En su exploración Esteban y Gonzalo disfrutaban del oficio de fotógrafos, dejándose seducir por el lugar. Se tomaban el tiempo para elegir la resolución técnico-conceptual que le convenía a cada espacio, a cada imagen particular: el tipo de cámara (análoga, digital, de placas, holga, pinhole, de gran formato, panorámica), el tipo de película (infrarroja, color, blanco y negro), el tipo de lente y óptica (gran angular, lens baby, teles), y el tipo de plano (panorámico, aéreo, detalle). De su maleta roja, Esteban sacaba una serie de aparatos y artificios, extrañas cámaras construidas por él mismo, e iba armándolas y ubicándolas en el lugar. Él casi siempre usa película, haciendo en varios casos una única toma panorámica, por ejemplo con película infrarroja de exposición de 20 minutos. Mientras tanto Gonzalo, con su cámara digital probaba lentes, encuadres, detalles. Cada uno su punto de vista y su lenguaje, en diálogo, a partir de un lugar común. 

Después de la realización de un gran archivo fotográfico de paisajes urbanos, paisajes naturales y esculturas públicas y, partiendo de que la traducción se asienta entre producción y recepción de la obra, se presenta la incógnita de ¿cómo traducir en una obra conexa las múltiples miradas de los lugares percibidos y aprendidos? Pues en este caso no se trata de una traducción de medio, sino de una traducción de la experiencia. 

La manera seleccionada por los artistas para sincronizar imágenes, ideas y significados, es la producción de una obra interactiva que tiene como herramienta el uso del mapa virtual 3D, del que se han apropiado y en el que han trazando su recorrido de 1146 km. El espectador navega por la ruta marcada, a momentos con una perspectiva aérea baja —como el vuelo de un pájaro que permite ver detalles— otros con una perspectiva aérea alta —como si de un avión se tratase— realizando paradas en cada hito donde fotografiaron. Ahí se despliegan imágenes que nos brindan distintos puntos de vista del lugar, y que están acompañadas de fichas en las que se especifican coordenadas, nombre geográfico, fecha y código de clasificación temática. 

Tenemos como resultado un mapa de carácter ecléctico que nos remite a una experiencia particular en relación con el lugar. El mapeo virtual adentra al espectador en la visión autorreferencial de los artistas, donde se puede observar imágenes de lo transitorio que nos refieren a su situación específica (dónde, cuándo y cómo pasó la experiencia). Este recorrido se aleja de cualquier ruta turística, pues nos presentan imágenes de lugares ordinarios. Además los artistas, de manera discreta, nos ofrecen fotografías de una realidad ficcionada. En este caso el original, entendido como el lugar real, es un mero pretexto para la propagación de la imagen propia. 

La obra nos presenta una autotraducción temporal en la media en que registra, interpreta y extiende las memorias cotidianas del lugar donde se sitúa el proceso creativo. Una práctica que permite descubrir cómo se desarrolla la investigación creativa, y además adentrarse en el propio proceso de trabajo, que se presentan bajo una mirada atenta a la «fisicalidad» del lugar. Una ruta compartida que fija la literalidad de las coordenadas geográficas de los acercamientos junto a las subjetividades de sus autores. 1146 km propone entonces un ensayo abierto sobre la naturaleza y «lo natural» en la esfera pública a partir del paisaje como tema fotográfico y las nociones de extranjería y afectividad. 





















1146km
Para el proyecto conjunto de Lugares de Tránsito, optamos por una metodología ligada al trabajo de campo. Mediados por intereses comunes previos que marcan nuestro trabajo personal, pensamos que lo mejor sería empezar por explorar la ciudad y sus alrededores. Es así que para empezar trazamos rutas de viaje que, en el caso de Gonzalo, se daban y sugerían por recorridos ligados a afectos dados por viajes realizados en la infancia o adolescencia y para Esteban, desde la exploración de territorios geográficos y culturales desconocidos.  En ambos casos, este explorar y transitar, se desarrolló a partir de la potencialidad de la práctica artística de ambos: la fotografía.

El proyecto colectivo se desarrolló en dos etapas que enunciamos a continuación:

En el proceso de viajar e indagar las posibilidades del territorio recorrido, se desplegó una gran posibilidad variedad de ejes temáticos a ser tratados en el trabajo colectivo: desarrollo urbano, límites urbano-rurales en las periferias, incidencia del ser humano en la geografía o en la ciudad , o el ser humano frente a la geografía y la naturaleza de los lugares visitados. Estos temas se representan por medio de una indagación en el paisaje como género fotográfico y se traducen en tomas individuales, composiciones y series específicas realizadas en diversas técnicas fotográficas. Estas van acompañadas de un registro de coordenadas conseguidas gracias a la herramientas de localización de un GPS.

Esta diversidad de temas nos llevó a categorizar el trabajo realizado y a emplazar las tomas en un mapa virtual de los recorridos a manera de un registro - documento cartográfico de nuestro transitar en esta temporalidad geográfica especifica. Para este mapa virtual, Google Earth fue, desde el comienzo, una importante herramienta en la planificación de  las rutas establecidas. Fue en esta aplicación y en la variedad fotográfica, plagada de fotos de paisajes como de postal, profesionales, amateurs, etc., donde encontramos un medio idóneo para desarrollar la segunda etapa de nuestro proyecto: Insertamos nuestras fotos, con el establecimiento de su temática propia y sus coordenadas exactas, en un mapa nuevo, alternativo, ya  despojado de las imágenes que sirvieron de referencia en  las primeras investigaciones y con las cuales nuestras fotos establecen un dialogo.

Esteban Pastorino – Gonzalo Vargas M

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