jueves, julio 18, 2013

Anthony Arrobo - Tú y Yo - Fundación Teatro Odeón, Bogotá-Colombia



Eclipses
Espejos y luz
2013


Blue Forest
Acción. Papelitos de color con un haiku lanzados por un cañón de confeti
2013




Firmamento
Perforaciones en pared y un punto dibujado en lápiz
11 mts.
2013


Paisaje de dibujo
Papel y minas de grafito
2012



Horizonte invisible
Hilo nylon, pintura blanca y clavos
2013





Red Curtain
Telas construidas íntegramente con pintura acrílica roja
2010


Radio
Dibujo en grafito del artista trazando su radio
2013



Altura
Viga de madera de la altura del artista (166.5 cms.)
2013






Bonus: fotos de iphone cortesía de Pilar Estrada





 



Tú y yo
 (texto curatorial galería NoMÍNIMO)

Tú y Yo da cabida a las dos líneas de investigación desarrolladas paralelamente por Anthony Arrobo en los últimos tres años y la contradicción aparente que suponen entre sí.

Arrobo se ha posicionado en la escena local e internacional con obras de una sobriedad impactante, en donde la sencillez del gesto converge con la pureza formal.

En Do not touch (2010), su primera muestra individual, reflexiona mediante  juegos estéticos sobre el sentido que la Historia del Arte ha concedido a ciertos  materiales “tradicionales”. En obras como Red Curtain, telón de teatro hecho íntegramente de láminas de pintura roja, aborda la relación –tradicionalmente pasiva– del espectador con el género pictórico. De igual manera ocurre en Nudes, en la que telas hechas de pintura blanca visten parcialmente un conjunto de bastidores, dejando desnudas ciertas partes de la madera, en clara alusión al desnudo como género protagónico en la Historia del Arte que fijó los ideales de belleza.

Nudes replantea el lugar de la pintura como medio y, de la misma forma que Red Curtain, White Fabrics o Ghosts, cuestiona el comportamiento convencional del material, desplazándolo de su rol de medio para convertirlo en el objeto en sí. Estas estrategias remiten al impulso modernista de explorar los medios que definen la práctica artística desde un acercamiento a cierta estética formalista de los cincuentas y sesentas, a su vez que generan una aproximación actual del recurso del trompe d’oeil, caractéristico de la pintura tradicional.

Este recurso se encuentra también en Twins donde persiste la intención de jugar con los materiales y componentes de aquello que la tradición definió como “obra de arte”. La pieza, consistente de dos esferas gemelas de grafito, remite a la búsqueda de la mímesis como compromiso y justificación del arte, a través del rol fundamental que tuvo el dibujo, antes de la aparición de las nuevas tecnologías.

En estas obras el espectador es seducido no solo por el trastoque de la función tradicional del material, sino por la apelación del rol convencional de la obra frente a la Historia del Arte e, inclusive, del papel que ha desempeñado el espectador en esa Historia.

Como en Twins, en la serie Papers el medio es redefinido, ahora con minas de grafito que se convierten en soporte y protagonista de la obra.

A partir de coquetos guiños al formalismo y a determinadas manifestaciones artísticas como el posminimalismo, Arrobo usa convenciones visuales preexistentes de la conciencia estética culta. En su segunda muestra individual, titulada Liliput (2011), estas referencias empiezan a desvanecerse. Las obras que la componen apuntan a la capacidad metafórica de los gestos. Layersland es un mundo de pequeñas torres de colores, en el que Arrobo traslada el lugar natural del acto pictórico al margen del papel, en un acto “menor” a través del cual, según Lupe Álvarez, curadora de la muestra, el autor proponía con sutileza “el repliegue hacia lo primordial, la necesidad de desandar el espacio sobrecodificado para ir hacia ese campo sin ‘ley’”.
Heartbeats es una fotografía donde aparecen en el firmamento 112,320 estrellas correspondientes al número de latidos del corazón del artista durante un día; ésta es, quizá, la obra que mejor muestra el quiebre entre su primera producción y una obra en la que el artista se coloca a sí mismo como sujeto de experimentación.

Se revela, entonces, una carga poética mucho más íntima pues, alejándose de la preocupación por lo objetual de sus búsquedas primigenias, Arrobo se posiciona como centro. Tal es el caso de la reciente pieza Radio, un dibujo sobre pared, en la que el artista traza la medida de su radio. Una alusión minimal al hombre de Vitrubio de Da Vinci, que se aparta del propósito de universalidad que intentaba aquél para privilegiar el gesto íntimo desde lo biográfico.

En obras como Horizonte Invisible, recrea un horizonte utilizando la sombra de un hilo nylon pintado de blanco, del cual, a cierta distancia, solo es perceptible su sombra. Aquí, el artista vuelve a hablar del dibujo y la pintura como medio, de la línea como aquello que fija, marca, divide, y que es, además, esqueleto de la pintura y del lugar del espectador, pero esta vez desde un sutil gesto que ha renunciado a aquella  grandiosidad de sus primeros trabajos. Por su parte, Confeti, forma parte de la bienvenida de la exposición Tú y Yo, donde Anthony Arrobo recibe a los espectadores con un estallido de diminutos papeles de colores, en los que, como ofrenda efímera, dedica poemas de amor impresos en ellos.

De estas últimas obras es posible intuir el anuncio entusiasta del lugar de las nuevas exploraciones del artista.

 

BIOGRAFÍA

Anthony Arrobo (Guayaquil, 1988) Ha realizado cuatro exposiciones individuales: Do not touch, dpm gallery, Guayaquil, 2010; Liliput, NoMíNIMO, Guayaquil, 2011; Gravity, NoMíNIMO, Guayaquil, 2012; What you had and what you lost, 3+1 arte contemporánea, Lisboa, 2013. Recibió la Mención de Honor en la XI Bienal Internacional de Cuenca (2011); el Segundo Premio del 53 Salón de Julio (2013); y, el Premio de Producción Mariano Aguilera (2012). En septiembre de este año participará en la  novena edición de la Bienal del Mercosur.

fotografías Revista Exclama:
http://www.revistaexclama.com/maximo-florez-y-anthony-arrobo-en-odeon/





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