lunes, noviembre 14, 2011

Los matices del por qué - Museo de los Metales/Cuenca



LOS MATICES DEL PORQUÉ
Entre la austeridad ostentosa y la conquista del más

Tal vez el oxímoron que encierra la idea de una austeridad ostentosa sea lo que mejor define a esta selección de videos: son trabajos que parten de ideas sencillas pero que suscitan, sin embargo, densas conjeturas conceptuales. Los procedimientos para su ejecución pueden demandar distintos grados de laboriosidad o producción, pero si hay algo que define al conjunto es la relación inversamente proporcional entre sus sucintas premisas creativas y su potencial significante.

En todos los casos el gesto simbólico -alejado de opulencias narrativas- se revela desde el inicio y evoluciona sin sobresaltos o mutaciones bruscas. Este tipo de estructura permite que el consumo de la obra no se perciba como un ejercicio decodificador cerrado, sino mas bien como una difusa deriva interpretativa. La muestra se plantea en ese sentido como un desorden de atracciones proclives a operar con similar intensidad tanto en un campo afectivo como en uno intelectual. Se busca enfatizar además los mecanismos detrás de aquella captura del “misterio del sentido”, más aún cuando ciertas obras parecen estar concebidas para oponerse a una aprehensión transparente: es ahí, en aquel diferimiento del significado –en la dilatación del desciframiento simbólico- donde se nos devuelve un cierto “suspenso”.[1]

Es por esto que, a primera vista, las obras resisten la lógica de un guión curatorial rígido que les otorgue unidad. A cambio propongo entonces un mapa para perderse, apenas esbozado por los múltiples puntos de contacto que pueden activar diálogos entre las piezas. La muestra se insinúa como un “ficcionario”, que incluye elementos de nostalgia en la semántica del deterioro, de la degradación, de lo ausente o lo perdido en algunas piezas. Donde el cuerpo, el deseo, la fantasía y la ideología se convierten también en leitmotivs de la exposición. Y donde existe además una  marcada presencia de alusiones cinematográficas -y a la música como banda sonora- incorporadas en narrativas dislocadas, configurando complejos itinerarios posibles y relaciones diversas.

Pero si vemos más allá de los recursos que cada obra emplea, y más allá de sus meta-enunciados -ya sea la implicación política, el guiño irónico, la expresión romántica, el clima ensoñador, el coqueteo ontológico, el carácter lúdico o el sentido experimental-, todas, sin excepción, están animadas principalmente por un imperativo poético y la consecución de una belleza formal. Por este motivo la curaduría prescinde de un tono didáctico para sugerirse simplemente como una apología del mirar, aquel acto elemental y deleitante que tantas veces se ejerce solo de manera mecánica y superficial.

El collage de imágenes que compone el recorrido no requiere de elaboradas lecturas para provocar una sintonía, y aunque asume por anticipado las dificultades de interpretación a que se atiene todo texto, está diseñado para lograr establecer complicidades con diversos tipos de público.

La selección de estos artistas que operan en cuatro continentes ha querido, además, descentrar la idea de un lugar específico. Así no se imponen entonces, de manera determinante, una matriz contextual paraguas, o una orientación discursiva específica sobre el conjunto. Este es un mix heterogéneo de creadores cuyas obras  han logrado estimularme o conmoverme de diversas formas. La posibilidad de comisariar una muestra autónoma, libre de engranajes institucionales, provee una singular oportunidad para trabajar abiertamente y sin rodeos desde los afectos y la subjetividad. Intento hurgar en los confines del “gusto” propio sin la rendición de cuentas que, con el ropaje de autoridad académica, se impone en ámbitos más formales. La muestra adquiere en ese sentido el carácter de un ensayo personal (¿acaso no siempre es así?), que pretende plantearse como una experiencia pura -aunque para nada desinteresada- y ofrecer tan solo un mar de significantes flotantes.

Rodolfo Kronfle Chambers
Decasia, 8 de abril de 2011


[1] Stéphane Lojkine opone el término suspens, de suspender, al de sens, del sentido impuesto por la mente racional (Image et subversión, 2005). Vale recordar también la figura de la imagen pensive (imagen pensativa), cuyo significado permanece indeciso, de Ranciere (El espectador emancipado, 2008).
Río Revuelto TV:
Performance cómplice de Manuela Ribadeneira y Nelson García - Recorrido



































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